Monto por 417 mil millones de dólares, equivalente a 40% del producto interno bruto
Bancos que operan esas cuentas son los que han sido rescatados con fondos de contribuyentes
El total de 21 billones de dólares equivale al tamaño de las economías de EU y Japón juntas
Logotipo del banco suizo UBS en sus oficinas en Bahnhofstrasse, ZurichFoto Reuters
Roberto González Amador
Periódico La Jornada
Domingo 12 de agosto de 2012, p. 27
Domingo 12 de agosto de 2012, p. 27
Ciudadanos mexicanos mantienen depositados en paraísos fiscales recursos por al menos 417 mil millones de dólares, fuera de todo control de la autoridad mexicana, reveló una investigación de una organización de alcance internacional que promueve la transparencia fiscal. La suma equivale a 40 por ciento de la riqueza generada por la economía nacional en un año y a 2.6 veces el saldo que tuvo al cierre de 2011 la deuda externa del gobierno federal y las empresas paraestatales.
El dinero resguardado por los paraísos fiscales alcanza una cifra que el estudio califica de
asombrosa. Nada menos que 21 billones (millones de millones) de dólares, suma que equivale al tamaño de las economías de Estados Unidos y Japón juntas.
Los paraísos fiscales son
un verdadero hoyo negro, explicó James S. Henry, ex economista en jefe de la firma internacional de contabilidad McKinsey & Co. Este experto fue el coordinador de una investigación de la organización civil Red para la Justicia Fiscal (TJN, por sus siglas en inglés) sobre los montos de dinero que se hallan depositados en lugares con privilegios fiscales de todo el mundo y que son propiedad de una minúscula élite.
Todos aquellos que se sirven de los paraísos fiscales para poner a resguardo su dinero tienen
las mismas necesidades básicas, apunta el estudio. Buscan el anonimato para ellos, sus familias, negocios y conexiones políticas; evitar hacer los pagos al fisco; la posibilidad de acceder y administrar su fortuna desde cualquier parte del mundo; buscar lugares seguros para
pasar el rato, esconderse y disfrutar la vida; una
protección de hierropara esos activos que poseen de manera anónima para “protegerlos de las continuas amenazas no sólo de los recaudadores de impuestos y fiscales, sino también de secuestradores, chantajistas, espías, sicarios, paparazzi, oponentes políticos, parientes descontentos, ex esposas y ex amantes.
La investigación se nutrió de datos del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la Organización de Naciones Unidas, el Banco de Pagos Internacionales (que reúne a bancos centrales de todo el mundo), varios bancos centrales, información de bancos privados y entrevistas con banqueros, según el reporte The price of offshore revisited, elaborado por TJN y publicado el mes pasado.
México es uno de los líderes en un grupo de 139 países en desarrollo cuyos ciudadanos y empresas buscan el cobijo de los paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos y poner a resguardo sus riquezas –algunas mal habidas, como apostilla la investigación.
Los mexicanos forman el sexto grupo más numeroso en recurrir a los paraísos fiscales para poner sus riquezas, dentro de este conjunto de 139 países en desarrollo: hacia esos territorios, ubicados en el Caribe, principalmente, han enviado 417 mil millones de dólares, documentó el reporte.
El primer lugar lo ocupa China, con un billón 189 mil millones de dólares; Rusia, 798 mil millones de dólares; Corea del Sur, 779 mil millones; Brasil, 520 mil millones; y Kuwait, con 496 mil millones de dólares.
En el plano latinoamericano, el principal país desde donde sale dinero a paraísos fiscales es Brasil, seguido por México y después están: Venezuela, con 405 mil 800 millones de dólares; Argentina, con 399 mil 100 millones; y Chile, con 105 mil millones de dólares, en todos los casos con cifras actualizadas a 2010, mencionó el reporte.
“Los números sobre activos financieros en paraísos fiscales son conservadores. Se trata solamente de la riqueza financiera y excluye la riqueza que estas personas tienen en propiedades inmobiliarias, yates y otros activos no financieros que poseen a través de estructuras financieras radicadas en los mismos paraísos fiscales”, estableció.
La investigación encontró que al finalizar 2010 el medio centenar de los principales bancos privados del mundo administraban más de 12.1 billones de dólares (el equivalente al producto interno bruto de Estados Unidos) en inversiones transfronterizas para su grupo más selecto de clientes, incluidas sus fundaciones y fideicomisos. Esta cantidad fue mayor a los 5.4 billones registrados para 2005, lo que implicó un crecimiento en promedio anual de 16 por ciento. La cifra llama la atención por cubrir el periodo de la mayor crisis financiera desde la gran depresión de los años 30 del siglo pasado, ocurrida entre 2008 y 2009 y cuyas secuelas ahora mismo azotan Europa.
“El número de los súper ricos que en el mundo han amasado una fortuna que ronda los 21 billones de dólares depositados en paraísos fiscales es menor a 10 millones de personas. De ellos, menos de 100 mil personas alrededor del mundo poseen una riqueza de 9.8 billones de dólares puesta a resguardo en paraísos fiscales”, abundó el reporte.
Los cálculos ofrecidos en el estudio, como se insiste de manera reiterada, son conservadores. El monto de recursos depositado en los paraísos fiscales puede ser incluso de 31 billones de dólares, poco menos que tres veces la economía de Estados Unidos (que tiene un valor de 12 billones de dólares).
La asistencia oficial al desarrollo es el dinero que las naciones más avanzadas destinan para financiar programas en países subdesarrollados y para algunos países, en particular de África, constituye una de sus principales fuentes de ingreso en divisas.
El estudio llama la atención en el hecho de que muchos países en desarrollo que formalmente son deudores ante el exterior –por el saldo registrado de sus deudas externas públicas– en realidad podrían eliminar este tipo de pasivo si pudieran disponer de los recursos que sus élites tienen depositados en los paraísos fiscales.
No lo menciona de esa manera, pero un ejemplo podría ser México: los recursos de sus ciudadanos en paraísos fiscales equivalen a 2.6 veces el saldo de su deuda externa pública.
“Una vez que se consideran los activos ocultos en paraísos fiscales, muchos países que aparecen como deudores con el exterior se ve que son en realidad ricos. Pero el problema es que esa riqueza está en paraísos fiscales, en las manos de sus pequeñas élites y de los banqueros privados”.
“La ironía de todo esto es que cada uno de estos grandes bancos globales fueron considerados demasiado grandes para caer por sus gobiernos en 2008-2010 y en conjunto recibieron cientos de miles de millones de dólares en inyecciones de capital con recursos de los contribuyentes (de los que sí pagan impuestos); tuvieron acceso a financiamiento de los gobiernos, préstamos garantizados, garantías para cubrir los activos tóxicos (préstamos que los bancos otorgaron sin garantía y que, al no ser pagados, detonaron la actual crisis). Sin esos enormes beneficios que recibieron de los gobiernos con recursos públicos esos bancos hubieran quebrado”.
Los cálculos ofrecidos en el estudio, como se insiste de manera reiterada, son conservadores. El monto de recursos depositado en los paraísos fiscales puede ser incluso de 31 billones de dólares, poco menos que tres veces la economía de Estados Unidos (que tiene un valor de 12 billones de dólares).
Si esta riqueza no declarada a las autoridades fiscales de cada nación, que de manera conservadora se calcula entre 21 y 32 billones de dólares, tuviera una modesta tasa de interés para sus dueños de 3 por ciento y a esa ganancia se aplicara un impuesto de 30 por ciento, se generaría un ingreso fiscal de entre 190 mil millones y 280 mil millones de dólares, aproximadamente el doble del monto total que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos destinan a la asistencia oficial al desarrollo alrededor del mundo.
La asistencia oficial al desarrollo es el dinero que las naciones más avanzadas destinan para financiar programas en países subdesarrollados y para algunos países, en particular de África, constituye una de sus principales fuentes de ingreso en divisas.
El estudio llama la atención en el hecho de que muchos países en desarrollo que formalmente son deudores ante el exterior –por el saldo registrado de sus deudas externas públicas– en realidad podrían eliminar este tipo de pasivo si pudieran disponer de los recursos que sus élites tienen depositados en los paraísos fiscales.
No lo menciona de esa manera, pero un ejemplo podría ser México: los recursos de sus ciudadanos en paraísos fiscales equivalen a 2.6 veces el saldo de su deuda externa pública.
“Una vez que se consideran los activos ocultos en paraísos fiscales, muchos países que aparecen como deudores con el exterior se ve que son en realidad ricos. Pero el problema es que esa riqueza está en paraísos fiscales, en las manos de sus pequeñas élites y de los banqueros privados”.
Los ganones de siempre
Los sistemas financieros que se asientan en los paraísos fiscales, que se especializan en evadir impuestos, acota el reporte, están básicamente diseñados y operados no por desconocidos bancos ubicados en calurosas islas, sino por los mayores bancos privados del mundo, las firmas de abogados y de contadores que tienen sus oficinas centrales en capitales del primer mundo como Londres, Nueva York y Ginebra. Se trata, abunda,
Entre los principales bancos encargados de la gestión a distancia de los paraísos fiscales el reporte ubica a los mayores participantes del sistema financiero mundial: UBS, Credit Suisse, Citigroup, Deutsche Bank, Bank America/Merril Lynch, JP Morgan Chase, BNP Paribas, HSBC, Goldman Sachs, ABN Amro, Barclays, Credite Agricole, Julius Baer, Societe General and Lombard Odier.de los mismos banqueros que en los últimos años han participado en todo tipo de bancarrotas y trapacerías.
“La ironía de todo esto es que cada uno de estos grandes bancos globales fueron considerados demasiado grandes para caer por sus gobiernos en 2008-2010 y en conjunto recibieron cientos de miles de millones de dólares en inyecciones de capital con recursos de los contribuyentes (de los que sí pagan impuestos); tuvieron acceso a financiamiento de los gobiernos, préstamos garantizados, garantías para cubrir los activos tóxicos (préstamos que los bancos otorgaron sin garantía y que, al no ser pagados, detonaron la actual crisis). Sin esos enormes beneficios que recibieron de los gobiernos con recursos públicos esos bancos hubieran quebrado”.
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