martes, 28 de febrero de 2012

Coldwell, desde el PRI, ya le vio la cola al calderonismo

Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri



El protagonista e incompetente presidente y consejero electoral Leonardo Valdés, se cura en salud electoral (sin haberse vacunado contra el virus de la mentira), al afirmar que el IFE no se dejará presionar por el PAN y Calderón (como lo hizo el PAN y Fox para imponer a Calderón, en un proceso-cochinero), para legitimar y legalizar el resultado de las elecciones. Pero el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, relevo de Humberto Moreira, pillado en el préstamo de más de 30 mil millones de pesos y ya fuera del país, mientras ponen sus barbas a remojar tres ex desgobernadores, tiene sus dudas sobre si Calderón está preparando una “elección de Estado” (como muchas de las que hizo el PRI y cuyo manual tiene Calderón), para imponer a doña Josefina quien, –dicen los encuestadores– si bien va por encima de AMLO, está rezagada de Peña-PRI.

Coldwell y otros ya vieron la cola calderonista. Sobre todo porque los panistas Poiré y Calderón, su presidente Madero, que no tiene nada de su tío-abuelo; su belicoso ideólogo Molinar Horcasitas; la señora Romero y su secretaria general (perdonada e impune por la corrupción y matanzas en inmigración), insisten en que los capos están dentro del proceso electoral, dejando entrever que, sobre todo si el PRI puede ganar las elecciones, éstas podrían suspenderse. Criminalizar de antemano la competencia, lleva maldad política. Y es que el PAN ya sabe que, como dijo Fox del PRI, van a ser echados de Los Pinos.

El presidente del IFE, Valdés, con su vocecita casi de afónico empedernido, le reviró a Coldwell que las autoridades electorales no permitirán una “elección de Estado”. Pero se nota la cola calderonista-panista en el proceso en marcha. A Calderón le aterra entregar la Presidencia al PRI ni al PRD, porque quedará (es ya un hecho) como quien hundió al PAN con su mal gobierno y el baño de sangre por la violencia imparable que tiene a la Nación entre los 60 mil homicidios y el pánico. Calderón quiere que al menos con la señora Vázquez Mota (hasta el apellido Mota es una mala jugada del azar), el PAN conserve el poder presidencial.

“Donde mete la cola el diablo” (sin decir que Calderón es un diablo y mucho menos ofender al mismo diablo), siempre hay discordias. Y si la cola blanquiazul anda metida en el proceso electoral, como asegura don Pedro Joaquín Coldwell, y con aquello de: “si el río suena es porque agua lleva” tal vez no anda desencaminado de que Calderón, Poiré, Molinar, Madero, Cordero, la titular de la PGR y su matriarcado, etc., etc., etc.), andan poniendo piedras (al revés de la letra de Alberto Cortés: “… apártala del camino, por los que vienen detrás”) al priísmo y perredismo, con trampas y precipicios, tratando de que se tropiecen y caigan, para impedirles que le quiten la Banda Presidencial. Y es que Calderón ni duerme sabiendo que el PAN, por su pésimo mal gobierno y su fallido combate al narcotráfico con cientos de miles de homicidios, de antemano ya perdió la elección. Y en una de esas la disputa por la sucesión será entre el PRD-López Obrador y PRI-Peña.

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