Jane de la Selva
vie 16 dic 2011
Gran cualidad política de Andrés Manuel López Obrador es el saberse un hombre normal.
Afortunado, porque la vida le ha sonreído regalándole una existencia amorosa y sencilla, cubiertas sus necesidades humanas sin excesos materiales. Le ha proveído la manera de realizar ideales. Su compromiso y misión con el pueblo de México, es el acercar a otros a lograr esta misma satisfacción. Que la gente a la que considera parte de su mundo, sus hermanos a través del extenso territorio nacional, logren obtener una vida digna.
Su gabinete, nos ha asegurado, comprenderá a los hombres y mujeres eruditos en cada materia, aquellos mejor preparados para el puesto, como lo hizo Juárez, como lo hizo Charles de Gaulle, quienes humildes ante la tarea de levantar un país, se rodearon de inteligencias y talentos mayores. Su meta será dirigirlos con sensibilidad con destreza. Revelará sus nombres para que la población pueda verificar su integridad, su conocimiento, su experiencia y capacidad.
Su administración no tendrá, como no los tuvo en el DF, compromisos con nadie más que con las mayorías del país. No llegará a la presidencia como lo han hecho los gobiernos neoliberales anteriores: “con las manos amarradas”.
Promoverá la interrelación armoniosa con los distintos, con los opositores. Amor paciencia y perseverancia, que a su tiempo irán juzgando. Que cuando uno conoce la integridad de su interior puede presentarse ante cualquiera manteniendo los principios propios, permaneciendo inmune ante el que porta la mala idea, al que pretende boicotear la democracia
¿Qué es la democracia? Preguntar a la gente qué es lo que prefiere, considerar siempre el interés común. ¿Cómo se le pregunta a la gente? Con encuestas fehacientes con consultas populares con el referéndum y plebiscito. Si resulta que en un Estado particular de la República los mismos ciudadanos en su mayoría deciden, por ejemplo, que no se legalice el aborto, pues no se debe legalizar. Donde los ciudadanos decidan que sí, así se hará.
Lo inaceptable en una democracia, es que las cúpulas del poder que incluye a miembros del sector empresarial en contubernio con dirigentes, funcionarios o congresistas, decidan, sin consultar a los ciudadanos, imponer sus conveniencias o creencias propias.
Que no se decidan los destinos de la vida pública nacional de forma arbitraria, impuesta por ideologías personales. Que se acate la ética del respeto al derecho ajeno.
Por todas estas razones que evocan justicia, igualdad y solidaridad humana, que nadie está exento de cometer errores, es que individuos antes confundidos, adoctrinados, bloqueados emocionalmente o maiceados por intereses no democráticos como Pedro Ferríz de Con, han comenzado a ceder y el día de ayer este comentó que ante la vergonzosa realidad que ha demostrado ser el candidato del PRI Peña Nieto, el líder tabasqueño se perfila para “encaminarse solo” a la contienda presidencial.
Lo que quiso decir--que su falso orgullo aún le impide aceptar-- es que, no hay quien lo alcance en estatura ética, entrega, y trabajo.
Así va AMLO y el domingo comienza la contienda.
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