Sinembargo
Demetrio Sodi de la Tijera, de plano, no tiene lleno ni tampoco, parece, una pizca de delicadeza política. Apenas presentó su II Informe de labores como jefe de la Delegación Miguel Hidalgo y, enseguida, anunció formalmente que buscará la candidatura del Partido Acción Nacional (PAN) para la jefatura del Gobierno del Distrito Federal.
Para “destaparse”, claro, se montó un show en el Casino Militar del Campo Marte en la Ciudad de México que costó –a los ciudadanos de esa demarcación, por supuesto– unos “ocho millones de pesos”, pero podrían ser más. Eso detonó que el presidente de la Comisión de Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda de la ALDF, Leonel Luna Estrada, le enviará un oficio para que informe el total de los recursos destinados a su “fiestecita”, así como el calendario y conceptos con los que se han ejercido. El delegado deberá presentar copia de los contratos celebrados para su informe, incluyendo la realización, edición y emisión de spots televisivos y de radio, así como la publicidad a través de espectaculares, vallas, videopantallas y demás documentación impresa.
Sodi de la Tijera ha mostrado en los últimos 23 años que lo suyo lo suyo lo suyo no son los ideales sino la ambición.
Y si no lo cree hay que ver este currículum: si en 1988 fue diputado federal por el PRI en la LIV Legislatura, seis años después renuncio al tricolor y para 1997 se unió al Partido de la Revolución Democrática, que lo postuló como diputado a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y en 2000 a senador por el DF. Pero, ¿por qué no?: en 2005 hizo berrinche por no ser elegido como candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y renunció al “sol azteca”, así que se pasó al PAN para, ahí, sí ser postulado a la elección para Jefe de Gobierno del DF; en 2006, como sabemos, fue superado en las urnas por Marcelo Ebrard Casaubón.
El gasto de su II Informe de gobierno es mínimo, frente a lo que Sodi ha malgastado en otras ocasiones. Está claro que al licenciado en Administración de Empresas le gusta gastar el dinero –de la gente, claro– y a manos llenas.
Por ejemplo, durante la campaña de 2006 –la que perdió frente a Ebrard–, don Demetrio fue denunciado ante el Instituto Electoral del Distrito Federal por rebasar el tope de campaña, entonces dispuesto en 48.8 millones de pesos. El panista gastó en su promoción personal, sólo en televisión, alrededor de 107 millones de pesos, de los que 63.5 millones fueron del periodo de campaña, según el monitoreo oficial que realizó el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE).
De acuerdo con ese reporte, entre enero y junio de 2006, el abanderado del albiazul transmitió mil 081 spots tanto en Televisa como en TV Azteca. Hasta que la autoridad electoral le pidió parar en definitiva la transmisión de sus anuncios.
Luego, el 22 de marzo de 2009 fue designado como candidato a jefe delegacional de Miguel Hidalgo por el Partido Acción Nacional, donde compitió contra Ana Gabriela Guevara, candidata del PRD, y Martín Olavarrieta Maldonado, candidato del PRI.
Ahí volvió a los excesos: en el partido semifinal del torneo Clausura 2009 del futbol mexicano, entre Pumas y Puebla, se transmitió una entrevista a Sodi en el estadio. De inmediato fue acusado por el PRD y el PRI por haber violentado el Código Electoral del DF, pues el tiempo de la entrevista fue equivalente al que se daba entonces en televisión a todas las campañas electorales en el DF en ocho días. Sodi respondió que tenía una intervención programada como comentarista deportivo, pero la televisora de Emilio Azcárraga canceló la idea y optó por darle una entrevista. Total que se salvó. el 23 de junio del 2009, el Consejo General del Instituto Federal Electoral desechó la acusación de que la entrevista se considerara spot pagado, ya que el COFIPE no lo contempla como tal.
Ahora, sus excesos en promoción personal no son suficientes para convencer a sus gobernados: su informe lo rindió con protestas vecinales dentro y fuera del Casino Militar. En las cartulinas de los manifestantes se leía: “¿Dónde está el presupuesto participativo?”. ¿Y dónde va a estar? Seguro el “administrador” tiene sus “guardaditos” para la alabanza personal, nomás hay que darse una vuelta por esa demarcación, inundada con sus fotos sonriéndole a los ciudadanos.
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¿Estará seguro Enrique Peña Nieto en su estrategia de apuntalar a Humberto Moreira Valdés? ¿No es demasiado riesgo para su candidatura cargar con esa estela de corrupción?
Porque no es la única. Nomás hay que revisar quienes son ahora los aliados del PRI para 2012: el PANAL, el partido de Elba Esther Gordillo Morales, y el PVEM, propiedad del “Niño Verde”, Jorge Emilio González Martínez. Ambos cargan en sus espaldas cualquier cantidad de escándalos por corrupción e incluso por supuestos delitos judiciales, lo que, por puro sentido común, a ningún aspirante a la Presidencia de la República en 2012 le conviene endosarse, pero al parecer Peña Nieto no lo ve así.
De la “maestra” hay registrados decenas, incluso cientos de abusos. Para qué ennumerarlos pero, si puede, eche un vistazo al libro Los socios de Elba Esther (Planeta, 2007), escrito por Ricardo Raphael.
Y del “Niño Verde”, bueno, hay también legajos: desde su negociación con empresarios y videos que lo muestran recibiendo millones de pesos, hasta el más reciente escándalo que lo implica en la muerte de una joven de origen búlgaro, quien se arrojó de la terraza del departamento 19B del fraccionamiento Emerald Residential Tower & Spa de Cancún, en una fiesta privada el pasado 2 de abril.
Finas, finas personas. Aún así, Peña Nieto, el aspirante presidencial más aventajado en las encuestas, insiste en darles la mano. Ahí están sus declaraciones sobre Moreira en Nueva York: “es una guerra de lodo” orquestada por otros partidos e incluso medios de comunicación.
¿Hasta cuándo cargará con esa sombra? El boomerang le puede golpear pronto, pues las acusaciones contra el aún gobernador con licencia de Coahuila le costarán puntos en la campaña presidencial. La corrupción que le rodea con esos “socios” no se tapa con un dedo.
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Y bueno, luego de dos días de silencio, a Luisa María Calderón Hinojosa no le quedó otra que reconocer la victoria del priísta Fausto Vallejo Figueroa. Al menos alguien se contagió del ejemplo de Marcelo Ebrard. Eso sí, insistió en que la delincuencia presionó a los votantes y respaldó a los candidatos del tricolor, por lo que pidió al ex alcalde de Morelia “no arrodillarse ante el crimen organizado”.
La hermana del presidente Felipe Calderón cerró su más reciente aventura política sin bajar la guardia en la denuncia de las irregularidades y excesos que cometió el tricolor durante la campaña por la gub ernatura de Michoacán; sin embargo, también ella tiene pendientes en ese sentido. No se sabe si el IEM los aclarará un día o simplemente dejará pasar. Pero de que van a revivir no le quepa duda; esa es otra mancha negra que se agregará al historial del Jefe del Ejecutivo cuando abandone Los Pinos.
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