sábado, 17 de septiembre de 2011
Mexicanos patriotas, pensantes y justos
Manú Dornbierer
Satiricosas
Mexicanos patriotas, pensantes y justos
Hay muchos, pero están callados, encerrados en sus casas y muertos de miedo al ver el México que deja Calderón. Pero hay otros que se mueven, caminan y caminan y hablan y hablan. Llegó a Acapulco Javier Sicilia a dar ánimos a un puerto que está a merced de “La Maña”, término local que engloba o está aliado a todos los mafiosos, empezando por los del gobierno. Lo que pasa en Acapulco se debe a varias razones, pero una principal, según parece, es el financiamiento de la campaña para gobernador de Manuel Añorve. Los que le dieron dinerales -hasta un zepelín tenía- al verlo regresar a su puesto de alcalde, le quisieron cobrar lo dado y de paso la derrota. Y como cualquier hijo de vecino dijo: Pues no tengo dinero, así que hazle como quieras.
Y eso significó: Haz lo que quieras con Acapulco. Pero el priísta Añorve ya se va pronto ¿sin deberla ni temerla como dice el dicho? No, debiéndola, pero no temiéndola. Porque su hipercuate Manlio Fabio Beltrones lo va a hacer senador del PRI y por supuesto los acapulqueños van a votar por él…
A Javier Sicilia le dio la bienvenida un mexicano patriota, pensante y justo que no está encerrado. Otro como el padre Solalinde que con la defensa de los migrantes ya se ganó el respeto y la esperanza de muchos. A hombres como estos curas se les podría catalogar, sobre todo en estos días en que se recuerda al cura Hidalgo que fincó la Independencia, como los curas de la Liberación del siglo XXI, esos que tanto combatió en el otro siglo la Iglesia que en cambio tenía a su servicio sin la menor vergüenza al pavoroso Padre Maciel. Los citados son religiosos de verdad que con obras y movimientos ciudadanos prueban su compromiso con México, con la justicia y con el amor al prójimo que manda Jesús.
El discurso de bienvenida a la marcha del poeta Sicilia que se transcribe a continuación, describe al religioso Jesús Mendoza mejor que todo lo que otros podamos decir. He aquí la voz ciudadana de un cura en plaza pública no desde un púlpito dorado, su texto leído en nombre del Movimiento por la Paz en Acapulco el 10 de septiembre durante la recepción a la Caravana al Sur, encabezada por Javer Sicilia, en el zócalo de Acapulco.
“¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz!”
(Isaías 52, 7).
“Estas palabras del profeta Isaías me parecen las más justas y adecuadas para saludar y dar la bienvenida a la Caravana al Sur del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Acapulco está urgido de mensajeros que nos recuerden que la paz es posible y que necesitamos ponernos de pie y organizarnos para recuperar la tranquilidad que nos han arrebatado. Acapulco está necesitado de muestras solidarias para alentar la esperanza y emprender un esfuerzo colectivo por la paz y por la seguridad.
“Acapulco, con una amplia experiencia en hospitalidad, se conmueve ante esta visita tan esperada por muchos ciudadanos y ciudadanas que, agobiados por sufrimientos abismales causados por la violencia, nos hemos congregado para decirles a los caravaneros y las caravaneras que nos hace mucho bien su paso por esta ciudad tan lastimada, tanto por la furia irracional de los criminales como por las omisiones y complicidades de nuestras autoridades.
En nombre del Movimiento por la Paz en Acapulco, que aglutina a 15 organizaciones sociales, quiero decirles que llegan a una ciudad acostumbrada a brindar hospitalidad desde hace décadas, pero donde ahora se nos están yendo muchas familias por las difíciles condiciones de inseguridad y violencia. En esta ciudad abundan ya las víctimas que lloran su dolor por las pérdidas sufridas y también por el silencio de las autoridades ante sus demandas de justicia.
“Llegan a una ciudad en la que un gran número de ciudadanos y ciudadanas hemos caído en la cuenta de que nuestro silencio se convierte en complicidad y nuestra omisión nos hace más vulnerables. Muchos ciudadanos aquí presentes hemos decidido largar el miedo para estar en condiciones de exigir al gobierno que cumpla con las obligaciones que las leyes les imponen. Estamos entendiendo que no podemos esperar más para decirles a quienes nos gobiernan que, en la medida de sus complicidades y omisiones, son corresponsables de cada ejecutado, de cada secuestrado, de cada extorsionado y de cada desaparecido por los criminales.
“Compañeros y compañeras de la Caravana al Sur, apreciamos mucho su presencia entre nosotros y queremos decirles que creemos que recuperaremos Acapulco porque es nuestro. Cada calle, cada plaza, cada colonia, cada playa nos pertenecen a todos pues constituyen un legado de las generaciones pasadas y tenemos que entregarlas a las siguientes generaciones en condiciones de ser disfrutadas.
“Miramos al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad como una gran propuesta por la paz expresada en los seis puntos del Pacto Nacional publicado en Ciudad Juarez. Reconocemos en este movimiento una gran fuerza moral que necesitamos para humanizar nuestra ciudad y a México entero. Ciudadanos y ciudadanas convertidos en mensajeros de la paz por estos rincones del Sur nos hacen sentirnos acompañados y nos ayudan a creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades.
“Los acapulqueños que hemos marchado esta tarde quisimos transmitir un mensaje muy claro: estamos hartos de tanta violencia y con nuestra presencia en esta manifestación pública hemos gritado que ¡Ya basta! Esta ciudad está muy lastimada y hemos salido a la calle a demostrarnos a nosotros mismos que podemos unir nuestras manos, nuestras voces y nuestros esfuerzos para construir la paz. Esta marcha es sólo el punto de partida de un camino común y solidario. Esta ciudad es nuestra y la queremos recuperar para todos.
“Queremos decirles a quienes no han llegado a esta cita que Acapulco nos necesita a todos y que es tiempo de devolverle lo mucho que nos ha dado. Necesitamos vencer el miedo para caminar juntos. También queremos decirles a quienes han sido víctimas de la violencia que no están solos. Hay muchas manos solidarias que se levantan para darles consuelo y para exigir justicia. El Movimiento por la Paz en Acapulco, las invita a acercarse para documentar cada caso de manera que se pueda construir un espacio propio para exigir justicia.
“Es la hora de los ciudadanos y las ciudadanas. Es la hora de participar. Tú puedes construir la paz desde tu familia, desde tu empresa, desde tu sindicato, desde tu colonia, desde tu iglesia, desde tu escuela, desde tu puesto de trabajo. Sin los ciudadanos y las ciudadanas no tendremos la paz, que sólo llegará si nos unimos y creemos que es posible con la participación de todos.
“Debemos lograr que nos duela la desgracia de las víctimas y que su dolor nos desafíe a la indignación para que nos hagamos solidarios con esta ciudad que gime dolores de parto de algo nuevo. Tenemos la oportunidad de darle una fisonomía solidaria y fraterna a nuestro Acapulco. Acapulco sigue teniendo futuro, seguimos creyendo en él, seguimos creyendo en nosotros y en nuestra capacidad de transformar el dolor en solidaridad. Esta esperanza es la que nos sostiene y nos impulsa a construir la paz para vivir con dignidad”.
Una de las grandes vergüenzas de nuestro país es haber exportado al mundo al abominable Marcial Maciel, amigo por cierto de Carlos Salinas y de innumerables empresarios como el mega Bimbo Servitje. En un momento como éste de la historia de México y de la humanidad son necesarios los verdaderos guías espirituales y/o religiosos (de cualquier religión), para hacer recuperar la confianza y trazar el camino hacia un cambio de conciencia que regenere al planeta en todos sentidos.
Y en cuestión de la Iglesia Católica, son indispensables ya que la fe y confianza de la gente pensante que realmente se atreve sin miedo a usar el cerebro que Dios le dio, se hizo añicos con la evidencia indecente del cura violador hasta de sus propios hijos, que a ciencia y paciencia de los últimos Papas, Woytila y Ratzinger (no nos hagamos patos), impregnó a la Iglesia Católica de una perversidad especialmente repugnante. Lo cobijaron con una total impunidad a cambio de miles de millones de dólares que llevaba al Vaticano tras extirparlos entre muchos más a los ricos mexicanos mochos -muchos de la ciudad de Monterrey- cuya idolatría neoliberal creyó estar comprando indulgencias para ir al cielo.
Hombres como los sacerdotes católicos Mendoza y Solalinde son de suma importancia para la sociedad mexicana en estos momentos de deterioro, nunca antes visto. Cristo ha de estar contento de comprobar que no todos los que utilizan su nombre lo hacen para cometer las peores fechorías. Por cierto, recordemos que George W. Bush, impulsor de la tortura y genocida también, se ostenta como “cristiano”.
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(esta es una página web gratuita ubicada en España; ya no pongo mi nombre de twitter porque tanto ahí como en Facebook hay censura)
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