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Urge que el ocupante de Los Pinos inyecte clembuterol a la escuálida y por fortuna ya disminuida “caballada” panista. Calificarla cual “flaca” sería elogiarla, pues de plano es macilenta.
Y como en la vieja historia que la mayoría escuchamos de niños, la mejor “es Panta”: Josefina Vázquez Mota, quien dicen los encuestólogos va muy encima de los demás aspirantes, es la imagen misma de la anorexia, una enfermedad mental con devastadoras consecuencias físicas.
Como a nadie, a la coordinadora de la bancada panista en San Lázaro es a quien verdaderamente urge una muy buena dosis de clembuterol.
¿Que el uso de este fármaco está prohibido en México? No importa. Cual se ha visto en episodios recientes, aquí su empleo es harto liberal. No como en China, por ejemplo, donde apenas por estos días fueron condenados a muerte y a duras penas de cárcel.
Aquí, la corrupción oficial, reitero, permite su uso indiscriminado. Economía, de Bruno Ferrari, lo tiene autorizado para uso agroindustrial…
Hacienda, de Ernesto Cordero, a través de Aduanas, permite la introducción del producto a nuestro territorio… Cofrepris, de Mikel Arriola, verifica qué del producto representa un riesgo sanitario… Sagarpa, de Francisco Mayorga, dizque verifica que no sea aplicado al hato ganadero… La PGR, de Marisela Morales, supuestamente supervisa que el clembuterol no se venda en el mercado, pues su comercio está regulado…
Y Felipe Calderón sentencia que los futbolistas suspendidos por haberse hallado rastros de clembuterol en exámenes antidoping que les fueran practicados antes de una justa internacional… lo fueron ¡¡¡por haber consumido carne de bovino!!!
El propio empleador de los arriba mencionados, descalificando la tarea de todos ellos.
Esto es, que de nada sirven los aparentes controles, ni las normas oficiales, pues prácticamente en todo el país se vende carne de animales que han sido engordados con clembuterol, esa sustancia que hace crecer la masa muscular, elimina la grasa y, además, reduce el apetito.
Así, si ya es de uso regular, el clembuterol debe ser administrado, pero ya, a los aspirantes presidenciales panistas.
Y después de la Vázquez Mota, es a Ernesto Cordero a quien enseguida debe administrársele.
Sobremanera porque entre sus propios seguidores ya corre la versión de que el todavía titular de Hacienda y Crédito Público está próximo a dejar la dependencia para, ahora sí en serio, dedicarse en cuerpo y alma al proselitismo previo a la selección del candidato presidencial del partido cada vez más alejado de los principios de su fundador Manuel Gómez Morín.
Lo que este escribidor desconoce, eso sí, si el clembuterol también es efectivo en la fauna marina, pues el señor Cordero es a todas luces el “delfín” de la voluntad del señor Calderón.
Pero, ¿hay clembuterol político? ¿Ese “clembuterol” se transporta por vía aérea y se emite desde las torres de las televisoras?
O ese “clembuterol” ¿se da a través de negociaciones con los gobernadores –de todos los partidos– a quienes se ofrecen, por ejemplo, mayores tajadas en las participaciones federales a negociar antes del próximo mes de septiembre, cuando el presupuesto de egresos para el 2012 se lleve a discutir a las cámaras del Congreso?
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