"Pecho tierra", niños del kinder Alfonso Reyes
“Todos abajo con su carita pegada al piso. No me levanten la cabeza”, les dijo la maestra Martha Rivera Alanís a sus 16 alumnos del kinder Alfonso Reyes mientras afuera un tiroteo acababa con la vida de cinco personas en La Nueva Estanzuela ubicada al sur de Monterrey, una de las miles de zonas convertidas en campo de batalla.
No era la primera vez que los niños escuchaban una balacera. El sector carece de vigilancia y las ráfagas de metralleta se han convertido en parte de su cotidianidad. Cientos de escuelas en México se han visto obligadas a suspender clases durante distintos períodos del año escolar. El poder del crimen organizado prevalece por encima del Estado convirtiendo territorios enteros en tierra de nadie.
Son ya 40 mil muertos. Miles de víctimas inocentes han queda atrapadas entre las balas. Por eso la maestra Martha sabía que tenía que proteger a “sus pollitos” como ella les dice. Y lo primero que se le ocurrió fue convertir aquella escena aterradora del fuego cruzado en un lugar seguro.
Gracias a su entereza un video con la escena ha recorrido el mundo. Allí se puede ver como la maestra de 34 años controla la situación. “Si mi amor, todos en el piso”, le dice a un niño que le pregunta el por qué de la medida. “Chiquitos, no nos pasa nada. No pasa nada. Aquí no nos va a pasar nada. No me levanten la cabeza, por favor”.
Los balazos se escuchan afuera con claridad, pero la maestra encuentra una manera de aislar a los niños y trasladarlos a un lugar seguro, al menos mentalmente. “Vamos a cantar una canción”, les dice y empieza con voz tranquila: “Si las gotas de lluvia fueran de chocolate. Me encantaría estar allí”.
Los niños la siguen, se relajan y empiezan a cantar. Por un instante la balacera pasa a segundo plano gracias a esa canción que incluye instrucciones de la maestra para acostarse boca arriba, una posición ideal para quienes quieren empezar a recibir la lluvia de chocolate.
Imagino el miedo interior de la maestra, la angustia de saber que en cualquier momento aquellas ráfagas podían penetrar el salón de clases. Imagino el estímulo del instinto de supervivencia, el deseo de salir corriendo con todos los niños para llevarlos a un lugar seguro...
Pero la maestra Martha aguantó estoicamente el mal trago. Puso en práctica el incipiente protocolo de seguridad de la Secretaría de Educación. Y se dio tiempo de grabar ese momento para mostrar lo que se vive en esta parte de México. Luego subió el video a su página de Facebook y lo tituló: “Mi día de hoy”. De allí la grabación fue tomada por un portal local y luego a Youtube donde el video de casi un minuto y medio se convirtió en uno de los más vistos.
Los periodistas que la esperaban afuera de una ceremonia donde le otorgaron un “reconocimiento por su valor” la bombardearon a preguntas: “No, no me considero una heroína. Solamente lo hice con el corazón”... “Si tuve miedo, claro que tuve miedo, mi mano temblaba pero mis niños fueron los que me sacaron adelante”.... les dijo con absoluta sencillez.
La maestra Martha Rivera ha dejado de ser una persona anónima. A pesar de su momentánea celebridad sigue dando clases con normalidad. Y la cruda realidad se impone otra vez. Ayer a un lado del kinder volvieron las balaceras. México esta sumido en el caos de una guerra perdida y sostenida sin planeación ni logística. Las noticias se repiten diariamente: asesinaron a cinco taxistas durante la mañana a un lado del mismo kinder... Ella, la maestra Martha Rivera, sigue cantando con los niños tumbados al suelo y boca arriba, convirtiendo la lluvia de balas en lluvia de chocolate: “ ¿Quién quiere chocolate?... Abriendo la boca para saborear”.... “Si las gotas de lluvia fueran de chocolate. Me encantaría estar allí”.
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