Astillero
Panadería por aplastar
Moreiras en pie de guerra
Gobernadores darán parque
Aleccionado en dos ocasiones recientes por Vicente Fox en el arte del buen hablar y del mejor gobernar, el diputado federal priísta con licencia y candidato familiar a la sucesión de Coahuila Rubén Moreira fungió ayer como fraternal vocero del presidente del comité nacional del partido tricolor para anunciar, en plena concordancia con los tiempos bélicos que corren, la disposición combatiente de la elite del PRI, fundamentalmente los gobernadores, para “aplastar” a Acción Nacional en los comicios del año próximo (respecto al aleccionamiento “académico” del citado Rubén, ha de recordarse que el pasado 18 asistió, junto con otros diputados federales y locales de Coahuila, al seminario de desarrollo y gestión de gobiernos exitosos que en su Centro impartió el docto Vicente Fox, según consta en http://bit.ly/e4TFrk. Pero antes, el 13 de agosto de 2010, el mismo Rubén Moreira, en compañía de su esposa, la diputada federal hidalguense Álma Cristina Viggiano, había hecho una visita de cortesía a ese centro, como puede verse en http://bit.ly/fKv2C6 ).
Rubén saltó a escena ayer luego que en torno a su hermano Humberto se había reunido el nuevo poder operativo del tricolor, el de 17 de los 19 gobernadores que por sí mismos tienen más capacidad de resolución que el aparato formal del Comité Ejecutivo Nacional y sus cada vez más fantasmales “sectores”. Gobernadores con cartera y personal suficientes para echar a andar desde ahora las brigadas de organización electoral que en julio de 2012 pretenderán renovar los lauros de 2009 (cuando ya “aplastaron” al PAN en comicios locales y en la renovación de San Lázaro) y para soltar en sus entidades las cataratas de obras y servicios a la hora en que más impacto electoral puedan tener. Además de los mandatarios estatales (unidos mayoritariamente en torno a uno, de muy bien peinado copete) estuvieron los coordinadores de las bancadas legislativas federales y otros personajes destacados del elenco de tres colores.
El “aplastamiento” anunciado tiene como antecedente en la propia Coahuila el trabajo de demolición que los Moreira hicieron de las estructuras políticas y económicas del panismo calderonista representado por quien hoy es candidato a gobernador por el partido blanquiazul, el senador con licencia Guillermo Anaya, conocido como el Primer Compadre, pues tal relación estableció con Felipe Calderón cuando éste ya se ostentaba como presidente electo, en un acto social de múltiples e inagotadas resonancias no solamente en términos políticos sino incluso relacionados con el narcotráfico, pues a aquel bautizo tan significativo, realizado en Torreón, se le han endilgado asistencias de personajes grandemente vinculados con negocios oscuros en la entidad que, por otra parte, vive una cruel guerra entre bandos que, a fin de cuentas, parecieran apadrinados también por similares jefaturas políticas confrontadas.
Aplastar al PAN electoralmente sugiere, por añadidura, una intención de corte casi militar que tendría consonancia con los ánimos belicosos desatados por el hermano Humberto en cuanto le designaron dirigente nacional partidista por resolución del consejo de administración que forman los gobernadores (consejo presidido por el del estado de México, que así instaló en la cúpula tricolor a un operador propio). Bailarín de salón convertido en danzante de guerra, el sucesor de la lánguida Beatriz Paredes se lanzó de inmediato sobre la yugular de los varios secretarios del gabinete felipista a quienes les daba por merodear por terrenos partidizados. Javier Lozano encontró respuestas a su medida y en los primeros escarceos poca resistencia ofrecieron calderonistas bonsai como los secretarios Cordero, Lujambio y Félix.
Haiga de ser como haiga de ser (ahora en versión tricolor), lo cierto es que los emplazamientos priístas parecen ser proporcionales en términos guerreros a los planes de atrincheramiento desde Los Pinos, donde el principal ocupante también diseña estrategias de fuerza y abuso para tratar de impedir el arribo al poder de los “enemigos”. Así tiene sentido y futuro el anuncio fraterno de Rubén Moreira, a la salida de la reunión de los mariscales estatales, de que el PRI buscará “aplastar”, no solamente ganar, sino apabullar, humillar, “deformar una cosa por presión o golpe, aplanándola o disminuyendo su grueso o espesor”, como define el término la Real Academia Española.
Fórmulas de aplastamiento que al menos en lo inmediato parecen entre fofas y oportunistas, pues ese mismo PRI que desentierra el hacha en términos electorales se aviene a la pretensión felipista de convertir la PGR en un coto con falda del garcialunismo que anunciadamente pretenderá utilizar la procuración de justicia para hacer violentos ajustes electorales, como el propio PRI lo sufrió en Jalisco, con Arturo Zamora desplazado con artilugios judiciales para dar paso al acólito Emilio González Márquez, y el PRD con el famoso Michoacanazo que debería ser motivo suficiente para inhabilitar a Marisela Morales en cuanto los resultados de esos procesos fueron aplastantemente (para usar el término de moda) adversos a la PGR, un mero acto de fuerza para golpear a adversarios electorales del felipismo. Otra amable contribución del PRI a los proyectos calderonistas está en el caso de la nueva legislación laboral que el tricolor presenta como propia aunque lo esencial proviene de las propuestas y cabildeos del lozanismo que llama Madaleno al dirigente Moreira. En fin, que con su PAN se lo habrán de comer. Aplastado y todo.
Y, mientras la temprana lambisconería ha fracasado en Nezahualcóyotl, donde el presidente municipal solamente pudo sostener unas horas el nombre de “Angélica Rivera de Peña” a un camellón habilitado como mínimo parque, ante las protestas desatadas, sobre todo en Twitter, ¡hasta mañana, con Jesús Zambrano tratando de responsabilizar desde ahora al lopezobradorismo y al propio Encinas por la eventual derrota que sufriera el PRD por no acomedirse a la alianza con el PAN!
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