jueves, 31 de marzo de 2011

Quiso entrarle en persona Julio Hernández López

Astillero
Rápido y furioso (aquí sí)
Calderón se exculpa
Romero y AMLO lo exhiben




El propio Felipe Calderón hubo de salir a defenderse del doble señalamiento de estarse metiendo a fondo en el asunto partidista y electoral del estado de México que le hicieron tanto la yunquista secretaria general del PAN, Cecilia Romero, como el perredista con licencia Andrés Manuel López Obrador.
Un reparo de última hora hizo al principal ocupante de Los Pinos evitarse la pena de dar la cara para entonar su exculpación (lo que en términos políticos podría haberse entendido como una aceptación de que lo negado era tan fuerte y sugestivo que él por sí mismo necesitara exculparse), así que envió a hacer aclaraciones y precisiones a su representante directo e inequívoco, el secretario particular Roberto Gil, al que Calderón, en sus cada vez más frecuentes enojos con su equipo, ha elevado a la categoría de virtual secretario de Gobernación en lugar del opaco titular formal de Bucareli, el fantasmal José Francisco Blake Mora.
El primer disparo declarativo del día fue hecho por la secretaria general del comité nacional panista, Cecilia Romero, quien hizo entender que Calderón les había dado instrucciones en favor de la alianza con el PRD en el estado de México durante una comida en Los Pinos, a la que habían asistido el dirigente del partido de blanco y azul, Gustavo Madero, los coordinadores de las bancadas en el Congreso, José González Morfín y Josefina Vázquez Mota, y el antes mencionado secretario formal de Gobernación, el licenciado Blake. Las revelaciones de Romero mostraban a un Calderón en dos facetas deplorables: autoritario, al viejo estilo priísta, dando línea al sumiso PAN-gobierno. Y la que tal vez fuera la peor: malinformado o torpe o ambas cosas, pues estaría apostando al cumplimiento de una alianza que todos los indicios dan por agónica y, según algunos, ya francamente difunta.
Obviamente, el secretario particular del inculpado negó toda responsabilidad en el asunto. Dijo Gil, sentencioso, que su jefe no había solicitado, pedido ni instruido nada. Lo dicho por la secretaria general Romero habrían sido, en todo caso, “reflexiones” (casi un mero ejercicio filosófico de sobremesa, una ocurrencia de origen gastronómico: panza llena, declaración contenta). En consonancia con las necesidades pinoleras de conjurar el sambenito de metichez extrema de Calderón en asuntos partidistas, Gustavo Madero emitió anoche un comunicado de prensa en el que niega que el michoacano haya “marcado línea” para apoyar la alianza con el PRD en la entidad gobernada por Enrique Peña Nieto. ¿Por qué dijo Romero lo que dijo? ¡Ah, Madero tiene sabia elucubración!: “... se pueden deber a una interpretación personal por la actitud positiva que mostró el presidente Calderón cuando fue informado de la consulta ciudadana”. No, pues sí: exceso felipista de emoción.
Y en el principio fue el fuego amigo (Calderón quitó del gabinete a los yunquistas Romero, de Migración, y Bravo Mena, de la secretaría particular, y está distanciado de Vázquez Mota, Blake, Cordero y el propio Madero, este último llegado a la presidencia del PAN contra la voluntad de Felipe, quien empujaba a Roberto Gil, al que en compensación luego hizo secretario particular). Pero del flanco lopezobradorista luego llegó otro obús: el principal obstructor de las alianzas PAN-PRD en el estado de México dijo que éstas habían pasado al basurero de la historia pero, además, mencionó que de Los Pinos se hizo invitación a Alejandro Encinas para que fuera candidato de la citada alianza, y aseguró tener pruebas de lo que decía, aunque no las mostró a los reporteros que le pedían esa sustentación.
Tan directa acusación, más las infidencias de la secretaria Romero, pusieron a revolucionar el microambiente pinolero, de tal manera que Los Pinos anunció a los reporteros de la fuente (entre ellos Claudia Herrera, de La Jornada,@clausjornalera que en Twitter dejó constancia de los hechos) que a las siete de la noche habría una declaración oficial que presentaría Felipe Calderón. Luego se les informó que dicha sesión se cancelaba, sin explicar las razones de ese desistimiento, y finalmente entró a escena el secretario particular en relevo de su jefe que, según lo relatado, había estado a un tris de entrarle personalmente al asunto, para dejar constancia de que no es cierto que él personalmente está manejando su partido y ofreciendo candidaturas a la desesperada. Ah, respecto a lo mencionado por AMLO, el vocero Gil dijo que es absolutamente falso, pues, declaró con toda solemnidad: El Presidente conduce su gobierno (sic) y no le corresponde tomar decisiones sobre el PAN.
En otro escenario de enredos a conveniencia, el pugilístico presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, y el presunto tapado del calderonismo, Heriberto Félix Guerra (secretario federal de Desarrollo Social) no parecían ponerse de acuerdo para un debate acordado pero luego entrampado. Dado que el coahuilense ha insistido en la alta producción de pobreza durante las administraciones panistas, el sinaloense que vive en la casa que es propiedad de la familia Calderón-Zavala se ha manifestado dispuesto a demostrar la mendacidad de los dichos del priísta. Para contrastar datos e interpretaciones sobre el tema habían hecho cita hoy, a las seis de la tarde, pero la oficina del titular de Sedeso hizo saber que el PRI cancelaba la reunión, a lo que el secretario particular de Moreira aseguró haber confirmado el encuentro mediante escrito al que se le impuso sello de recibido a las 13:20 de ayer. Estamos preparados para recibir al secretario Félix Guerra en las oficinas del CEN del PRI, donde el presidente del partido le hará una presentación auxiliándose de videos, dice la carta.
Y, mientras Manlio Fabio Beltrones anuncia que empujará dentro del PRI para que antes de la elección de candidato presidencial se reflexione para qué se busca regresar a Los Pinos:yo estoy más que listo para debatir dentro de mi partido para qué queremos ganar, y después estoy seguro que nos vamos a poner de acuerdo con quién queremos ganar, ¡hasta mañana!

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