Alma Rosa Alva de la Selva
En el contexto de la confrontación entre las principales empresas de televisión y telecomunicaciones, que sigue escalando (y que ya se ha trasladado a espacios en la pantalla chica, medios impresos y hasta redes sociales) sin árbitro de por medio, resultan significativos los despachos diplomáticos entregados por WikiLeaks al diario La Jornada, el cual los dio a conocer recientemente.
Los cables revelan una supuesta “preocupación” de la embajada de Estados Unidos de que “…las dos compañías de televisión dominantes en el país, Televisa y TV Azteca, que forman un duopolio en el sector, continúen ejerciendo influencia sobre el sistema judicial, el Poder Legislativo y los organismos reguladores para impedir la competencia”, y también debido a que, por su parte, Telmex y Telcel “siguen reinando como dominantes en telefonía fija y móvil” y ejercen gran influencia sobre las entidades de regulación y en “los encargados de tomar decisiones en el gobierno”.
Mas las inquietudes de Estados Unidos reflejadas en esos despachos de 2009 y hoy reveladas, pretendidamente dirigidas a defender un auténtico escenario de competencia en el ámbito en cuestión en México –aunque fue el vecino país el promotor hace años de la instauración en el nuestro de un modelo económico que devino en esquemas de concentración– apuntan más bien al interés de abrir el sector a las inversiones estadunidenses (recuérdese el intento durante el sexenio de Vicente Fox de la General Electric por operar una tercera cadena de TV en sociedad con Isaac Saba, intento frenado drásticamente en ese momento por Televisa y TV Azteca).
Adicionalmente, los despachos mencionados resultan útiles para documentar el peso político de esos poderes fácticos en el país. Y es que en esos despachos, referentes a una reunión entre el entonces subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Rafal Del Villar, con un “pequeño grupo” de funcionarios del Departamento de Estado y de Comercio de Estados Unidos, se da constancia de que, al lado de un discurso a favor de la competencia, el gobierno federal ha actuado de manera parcial ante los consorcios. En este sentido, uno de los cables revelado por WikiLeaks hace patente la intención gubernamental de encontrar la manera de limitar el poder de Telmex y señala, respecto de los planteamientos de ese momento de Del Villar (actual comisionado de la Cofetel, el órgano regulador hoy ausente) que “…con un argumento socialmente bueno como columna vertebral, parece que la SCT y el gobierno de Calderón pueden tratar de abordar el monopolio de las telecomunicaciones en México, la dominancia de Telmex en el sector”. El cable subraya que el funcionario fue cuidadoso en reiterar que sólo se refería a las telecomunicaciones y no a la TV…
En cuanto a la eventual licitación para una tercera cadena de televisión abierta en el país, el despacho señala: “Debido a las consecuencias políticas que tendría sacar a licitación una tercera cadena, la decisión de si se debe avanzar descansa en el presidente Calderón”.
Así pues, los despachos de WikiLeaks, además de revelar la atención de las autoridades estadunidenses por el alcance de las concentraciones en la TV y la telefonía en México –con el ingrediente injerencista que ello conlleva–, constatan la subordinación del poder público hacia esos poderes fácticos, con las televisoras como la parte más beligerante. l
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