viernes, 28 de enero de 2011

Mujeres periodistas en riesgo. Sara Lovera




MÉXICO, D.F., 27 de enero (SEMlac-apro).- En los últimos cuatro años, dos mujeres periodistas perdieron la vida mientras cumplían su misión y alrededor de 20 recibieron amenazas de muerte o fueron atropelladas y perseguidas. María Esther Aguilar sigue desaparecida. Y la valiente Lydia Cacho todavía no se siente segura.

Este es el panorama que confrontan las mujeres dedicadas a esta profesión en México, lo que, en opinión de Brisa Solís, las coloca en una situación de alta vulnerabilidad.

Brisa Solís es directora ejecutiva del Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), el primer organismo que inició la defensa de periodistas desde la década de los setenta.

En entrevista con Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe (SEMlac), la ejecutiva de Cencos aseguró que no hay garantías ni voluntad política en México para respetar la libertad de expresión, ni para investigar los 11 asesinatos de periodistas sucedidos en 2010.

Tampoco se atienden las denuncias, pese a que existen al menos cinco instancias gubernamentales que han ofrecido su intervención para frenar la agresión contra periodistas.

Solís recordó que la periodista Anabel Hernández hizo público, el 1 de diciembre de 2010, que existe un plan para atentar contra su vida, mismo que es instrumentado por funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública y elementos de la Policía Federal.

Las amenazas de muerte proferidas a Hernández, autora del libro Los señores del narco, que apareció en las últimas semanas de 2010, es una muestra de la impericia y el riesgo, dijo Solís.

Esas amenazas surgieron porque la última investigación de la periodista, publicada por la prestigiosa casa editorial Grijalbo, conjetura cómo las autoridades gubernamentales, militares y policíacas están relacionadas y protegen a los cárteles de la droga en México, al tiempo que muestra alarmantes complicidades en los altos círculos políticos y empresariales.

"Puso el dedo en la llaga", afirmó Solís. Pero lo más lamentable de lo que sucede en México es que mujeres y hombres periodistas que salen a realizar su cobertura informativa a cualquier parte pueden ser objeto de arbitrariedades.

El caso de Anabel, quien ha tenido todos los foros para denunciar --como lo hizo en su momento Lydia Cacho-- es emblemático. El problema es que otras y otros comunicadores no están en la misma situación, comentó.

La directora ejecutiva de Cencos recordó que el periodista Francisco Cruz relató el caso de Selene Hernández, una colega del Estado de México que en 2008 apareció ahorcada en un hotel. Sobre ese caso no existe a la fecha información o investigación alguna.

Según las autoridades, el crimen organizado es responsable de la persecución de periodistas, pero todas las investigaciones de organismos civiles indican que en 65% de los casos las amenazas provienen de funcionarios locales, gobernadores, jefes policíacos o caciques tradicionales. Y este es el problema.

Anabel narró que, tras la publicación de su libro, su informante le aseguró haber escuchado el plan para atentar contra su vida y hacerlo pasar por un accidente automovilístico, un robo o un intento de secuestro.

La periodista, quien colabora para la revista digital Reporte Índigo, presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. El viernes 3 de diciembre, la PGJDF dictó medidas cautelares para Hernández, quien actualmente está protegida por escoltas.

Según Solís, ahora se pretende establecer, como sucede en Colombia o Guatemala, un mecanismo de protección permanente a los periodistas, iniciativa que se discute desde hace un año.

"Este 17 de enero las autoridades lo echaron a andar, sin formalidad alguna", denunció, luego de lo cual añadió que, además, las autoridades impidieron que en esa mesa de análisis participaran los afectados y trabajadores de la comunicación, lo que hace que esta situación se presente insegura, inconfiable y fuera de toda protección real.

Inmediatamente después reflexionó: "Nada ha detenido los ataques a periodistas" y no existe un solo caso investigado. No hay culpables detenidos ni expedientes para consultar, y eso hará que los organismos civiles, entre ellos Cencos, acudan este mismo mes a las instancias internacionales, detalló.

Solís afirmó que está en riesgo la periodista oaxaqueña Verónica Villalbazo, así como una veintena de publicaciones, amenazadas por diversas instancias locales o nacionales.

En México existen varias instancias gubernamentales para atender los problemas: una Comisión Especial en la Cámara de Diputados; una instancia especial en la Procuraduría General de la República; una visitaduría en la CNDH, y ahora este pretendido mecanismo, pero María Esther Aguilar, desparecida en Michoacán en noviembre de 2009, no aparece, y no se sabe quién la busca.

Cencos, que al mismo tiempo es un espacio de difusión para las organizaciones sociales, también ha estado en riesgo, porque desde ahí se investiga y da seguimiento a las denuncias, dijo Solís.

Y agregó que el trabajo periodístico de Hernández se ha enfocado, en los últimos años, en la documentación de actos de corrupción y abusos de poder por parte del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genero García Luna, uno de los hombres más poderosos del gobierno y quien realiza los operativos contra el narcotráfico.

El informe 2009 de ARTICLE19 y Cencos documentó que 65% de las agresiones a periodistas provienen de funcionarios públicos. Esta situación resulta alarmante al considerar las obligaciones que en la materia ha asumido el Estado mexicano.

ARTICLE19 es una organización internacional de derechos humanos que trabaja en la defensa y promoción de la libertad de expresión en el mundo. Toma su nombre del Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reconoce el derecho a la libre expresión de todas las personas.

Cencos fue la primera organización en denunciar las agresiones contra periodistas en México, y busca promover la libertad de expresión y la libertad de prensa como un derecho individual de los periodistas, y como derecho colectivo de la sociedad en su conjunto.



Periodistas

La joven ejecutiva Brisa Solís y dos periodistas, José Reveles y Roberto Rodríguez Baños –el primero autor de varios libros especializados sobre la crisis de criminalidad y persecución que se vive en México, y el segundo coordinador de una mesa de periodistas de Capital 21, la TV por Internet del gobierno de la capital–, examinaron para SEMlac la peligrosidad de la profesión de periodista en este país.

Los tres explicaron que en México hay una fragmentación de las denuncias y los atropellos, que no sólo vulneran la libertad de expresión y ponen en riesgo a hombres y mujeres periodistas, sino que esas situaciones las viven también las mujeres y hombres integrantes del campesinado, sindicatos, organizaciones sociales y feministas.

Tal es el caso de la defensora de los derechos humanos Marisela Escobedo, asesinada el 16 de diciembre pasado –pese a tener vigilancia y protección–, frente al palacio de gobierno del estado de Chihuahua, donde se mantenía en plantón para exigir un avance en las investigaciones sobre el asesinato de su hija Rubi, quien fue asesinada por su novio en agosto de 2008.

La ejecutiva y los dos periodistas señalaron que no existen, en esta fragmentación cobijada por el gobierno, instancias de coordinación, y unas y otras autoridades se pasan la responsabilidad.

Ante ello, urgieron a cumplir los compromisos acordados en 2003 y 2004 en diversos foros internacionales para garantizar la vida e integridad de los periodistas, crear mecanismos de diálogo y realizar investigaciones creíbles y responsables. Hasta el momento, nada se ha hecho.

De acuerdo con Rodríguez Baños, apenas el pasado lunes 17, el secretario de Gobernación, Francisco Blake, dijo que el Estado mexicano tiene todos los recursos para garantizar un clima de seguridad en el país, algo que ruboriza por absolutamente falso.

Cada día, recordó, "leemos en los medios cómo caen ejecutados, cómo hay balas que matan a cualquier civil, y unos 20 mil niños han quedado huérfanos".

Por su parte, Solís ha sostenido que en el gobierno no hay sensibilidad alguna, y puso como ejemplo la falta de protección a las y los migrantes procedentes de Centroamérica, que frecuentemente son secuestrados a la vera del camino, mientras la autoridad simplemente "no hace caso".

Por ello, coincidieron en la entrevista a SEMlac, también urge crear un mecanismo social y civil integral, porque ahora, ante la confusa situación que vive México, "cada quien defiende lo que puede" en soledad o aisladamente. Y para los periodistas también hay una mesa de trabajo.

Eso, reflexionaron, hace recordar la docena de instancias creadas entre 1993 y 2004 alrededor del feminicidio en Ciudad Juárez, la veintena de recomendaciones internacionales y el anuncio de políticas públicas para recomponer el tejido social en esa ciudad fronteriza.

Sin embargo, hoy se sabe que se trata de la ciudad más peligrosa del país, donde no sólo no se ha frenado el feminicidio, sino que han sido asesinados una centena de jóvenes en casas de recuperación de drogadicción. Además, se han puesto bombas y no se puede circular.

Pronto se abrirá una casa de emergencia para periodistas perseguidos en la Ciudad de México, que será dirigida por el periodista Rogelio Hernández, quien afirmó que ya se han tocado todas las puertas, y nada pasa.

Ahora toca mantener la información y todo lo necesario para evitar el asesinato de periodistas, pero también de todas y todos los mexicanos.

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