Astillero
El rey de los monitos
¿Chita o Tarzán?
Impunidad, el juego
Chente ya trae en la mira (breve) al Felipillo. Es la lucha interna por el control del partido que presuntamente está en el poder y por la candidatura a la sucesión, aunque también es una revalidación de impunidades, una manera de mantener supremacía a la hora de preparar los relevos, habida cuenta de que el bigotón deslenguado impuso al chaparrín menguado en 2006 y poco puede revirar en firme éste contra aquél por los desacuerdos de hoy si detrás está la historia, siempre en peligro de ser recordada públicamente en momentos de enojos entre comadres electorales, de la manera en que el jefe con botas hubo de imponer al lánguido michoacano como presunto triunfador forzado.
Tarzán como referente caricatural de poder, aunque en el fondo pareciera el esposo de la señora Marta pensar más en Chita que en el Rey de los Monos: Édgar Rice Burroughs como Premio Nobel de la literatura de monitos que consume el nuevo politólogo deslumbrante, Jorge Luis Fox, que es hada. Que no se sientan la mamá del mítico emperador de la selva, dijo el filósofo de San Cristobal Ranch a “los gobiernos”, aunque en realidad contestaba una pregunta específica sobre Calderón al entrevistador ecuatoriano Xavier Basantes, http://bit.ly/9ewug6 para El Comercio de Quito: “¿El presidente mexicano Feli- pe Calderón está descuidando lo uno por privilegiar lo otro; es decir, la fuerza?”, planteamiento reporteril que tenía como inmediato an- tecedente que el intrépido visitante mexicano había dicho: “...ocupamos demasiado tiempo y energía en el tema de la seguridad y droga, y se nos olvida que la solución de fondo está en el desarrollo. No descuidemos lo más por lo menos”. An-tes, el mismo cronista de la zoología política se había quejado en México de que Calderón había sido poco respetuoso con él al mencionar que no había hecho oportunamente lo necesario para enfrentar el problema del narcotráfico que ahora ha estallado.
Pretextos de cómic, a fin de cuentas, pues el fondo es la batalla por el reacomodo rumbo a 2012. Fox juega de nueva cuenta con el desabrido Creel como carta de derrota negociable, mientras Felipe le pega abiertamente, con tarjeta roja en proceso, a Manuel Espino, el otro pollo de pelea de la cuadra San Cristóbal. Pero el verdadero candidato del ex gobernador de Guanajuato se llama Vicente: no es que busque ganar con un propio los comicios venideros que él bien sabe no son propicios para dar continuidad a la mediocridad sangrienta de la actual administración, sino mantener la impunidad, el perdón transexenal y pluripartidista de su enriquecimiento familiar –de él y de su esposa, con hijos y otros consaguíneos incluidos: la Fundación Robamos México–, el entendimiento cupular de que más vale llevar la fiesta del saqueo en paz, arreglados unos con otros, si acaso a fuerza, en momentos claves, de fintas peleoneras y rijosidades verbales.
Uno de los escenarios en que la presunta mamá de Tarzán mide fuerzas es en el consejo nacional panista, donde pretende imponer a su delfín, Roberto Gil, como nuevo comisionado de Los Pinos para asuntos de color blanco y azul. Contra la nueva expropiación partidista –iniciada con Germán Martínez, el presuntuoso declarante de los ayeres, que hoy calla ante las fundadas acusaciones de corrupción y malos manejos económicos durante su gestión– se levantan voces de panistas que reprochan faltas cronológicas en la textura del producto que pretende comerciar el caldero dominante y maniobras nada democráticas para hacerlo aparecer como triunfador de la contienda interna. Gustavo Madero, a quien se hizo creer que era el beneficiado con el dedo maternal tarzanero, y Francisco Ramírez Acuña, quien aspira a resultar beneficiado por el desorden de la jungla blanquiazul, sobrellevan las cosas, con Cecilia Romero insistiendo en que los 72 migrantes muertos en Tamaulipas solamente son un detalle menor de su biografía llena de lianas burocráticas y golpeando con aire retador el centro de su pecho, que es un yunque.
Líos azulados mientras el rey del rojo –que no solamente lo es Calderón– anuncia con gran desparpajo que a un mes de dejar el gobierno estatal debe 9 mil millones de pesos, mismos que procederá a pagar mediante fórmulas fidelianas clásicas: piensa un número, multiplícalo por dos, réstale lo que queda del sexenio, di la cifra que estás pensando y adiós Veracruz, adiós, ahí se entienden con el que llegue luego, que se llama, se llama... ¡Ah, sí!, Javier, de apellido Duarte...
Y, en otros planos internacionales, estalla en la empresa de mensajería un sobre bomba que iba dirigido a la embajada mexicana en Grecia, mientras los pronós-
ticos electorales estadunidenses apuntan a un fracaso de la opción de reformismo cromático encarnada por Barack Obama, lo que daría más fuerza a la franja conservadora que a México tiene en la mirilla, entre otras cosas mediante la exacerbación de episodios criminales oscuros, como la muerte de un estadunidense en aguas fronterizas y, el sábado, el asesinato en Ciudad Juárez de una tercia de personas de las cuales dos resultaron ciudadanos gringos, lo que de inmediato provocó la intervención de agentes de la potencia vecina que desean saber exactamente qué sucedió y qué castigo se aplicará a quiénes. El otro muerto era mexicano pero, obviamente, no hay gobierno federal alguno que vaya a reclamar e investigar nada.
Y, mientras la mismísima Coparmex expresa que la inseguridad pública calderónica ha llegado a niveles intolerables, causando daños individuales y familiares, así como el cierre de negocios, y en tanto sigue viento en popa la alianza PRI-Televisa dispuesta a imponer a como dé lugar a Arely Gómez, hermana de un vicepresidente de la televisora, como consejera del XH-IFE, ¡hasta mañana, en esta columna de cempasúchil que escucha calaverear al encargado de la PGR al que fácil se le hace sentenciar que la zozobra y el dolor de miles de mexicanos se deben a los delincuentes y no a las autoridades!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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