martes, 19 de octubre de 2010

Astillero

Calaveritas adelantadas
Uvas electrónicas verdes
IVA: priístas reculan
Militares, ¿al fuero civil?
Julio Hernández López


Día de reversas, ajustes y engaños. Televisa y Nextel deciden que las espectrales uvas telefónicas están judicialmente verdes y prefieren disolver asociaciones pensadas en razón de gangas de tufo corrupto que han sido denunciadas con insistencia por los cárteles empresariales damnificados del gran negocio, los aztecas del barrio Iusacell, pero también de manera legítima por ciudadanos y políticos interesados en impedir un nuevo atraco.
Pero la aparente buena noticia podría ser un vericueto jurídico de evasión usado para simular disociaciones de los beneficiarios de la altamente polémica licitación que abre el camino de la telefonía a la expansiva empresa de Emilio Azcárraga Jean, en detrimento y con la resistencia de Telmex y el jefe Slim. Maniobra elemental: “sacar” de la jugada (lateral, en este caso) al compañero de equipo que está con tarjeta amarilla rumbo a la roja. Pleito de tiburones cuyas dentelladas afectan a todos. Ya decía ayer el vicepresidente corporativo de Nextel, Gustavo Cantú, que no le sorprendería saber que detrás estén los intereses del concentrador de la mayor riqueza mundial: “No se descarta. Hay que recordar que Grupo Carso tiene el 16 por ciento de las acciones de Tv Azteca (...) No podría decir exactamente si están atrás de ellos, pero sí puedo decir que Iusacell tiene una posición de deuda muy importante con Inbursa. Inbursa es el principal tenedor de deuda de Iusacell. Los activos de telecomunicaciones de Iusacell están dados en garantía a favor de Telcel. En México, desafortunadamente, ya nada nos sorprende, pero no lo descartamos. Ambas empresas tendrían interés en que no entrara un nuevo competidor”.
Si es que de verdad la ganga ofrecida por el calderonismo ya no podrá ser aprovechada por los destinatarios originales, habrá de verse la poesía funeraria de oportunidad que desde las pantallas ofendidas se llegue a soltar en el momento electoralmente oportuno contra el felipismo incapaz de sostener una promesa que de entrada habría significado para Televisa y Nextel un ahorro de unos 5 mil millones de pesos. Mal quedaría el Señor del Gran Caldero, quien había cerrado tratos de impacto electoral con la principal compañía modeladora de las percepciones nacionales, la ejecutiva Televisa, que de la mano de Nextel se veía expresamente favorecida mediante las acciones del secretario que siempre busca llevar agua política y electoral a su molinar, hoy convertido en sitio de horcas: de poco habrían servido las mil marrullerías y el enorme cinismo mostrados por el Héroe ABC, pues a fin de cuentas, torpedeado por las múltiples demandas presentadas por los despechados aztecas celulares, exhibido públicamente una y otra vez, el negocito nomás no caminaría, convertido casi en un aviso comercial de prostitución en páginas de periódicos coloreados, en un intento de trata de blancas influencias para ganancias negras.
Viendo desde su ventana toluqueña si los desarreglos electrónicos distancian al calderonismo del poder televisivo y éste acaba abiertamente entregado al regazo tricolor rumbo a 2012, Enrique Peña Nieto es uno de los gobernadores priístas que hoy conjugan con abnegación el verbo recular. Convencidos de que 2012 les pertenece, pero primero deben gastar lo suficiente en 2011, los jefes reales del priísmo decidieron “acomodarse” a las nuevas circunstancias –según ha explicado el comisionado de Peña Nieto en San Lázaro, el diputado Luis Videgaray– y arrepentirse de la fanfarronería original que amagaba con bajar un punto el IVA. En el fondo es un pacto permisivo de despilfarros mutuos: el PRI autoriza que el PAN siga gastando con exceso en la alta burocracia –sus cuadros partidistas y electorales, pues ya no hay gobierno federal, o tal vez nunca lo ha habido en varios años recientes, sino un comité de campaña con sede en Los Pinos– a cambio de que los gobernadores de entidades dañadas por fenómenos naturales, principalmente priístas, tengan fondos especiales (lo que les permitirá tener grandes sobras económicas de las obras y así financiar sus estructuras electorales).

En tanto, el presidente Calderón –presidente del comité nacional panista–, reunido con jefes de bandos senatoriales –con excepción de las representaciones del PRD y del PT–, acaricia la idea de “relanzar” su olvidada propuesta de reforma política y anuncia que propondrá al Congreso modificaciones legales para que en casos de violación, desaparición forzada y tortura los soldados deban ser juzgados por civiles, en supuesta consonancia con exigencias internacionales y nacionales –será necesario revisar con lupa los detalles, antes de celebrar lo que en un enunciado genérico parece positivo. El buscado sometimiento de lo castrense al fuero civil, cuando menos en esos tres rubros, retraerá al aparato verde olivo, que bien sabe de los riesgos y juicios –cuando menos históricos– de su acción desbordada en tareas de seguridad pública. Ayer mismo, en el portal de Internet de La Jornada, se informaba de la postura asumida por la Secretaría de la Defensa Nacional frente a las reformas a la Ley de Seguridad Nacional que se analizan en el Congreso federal: con apego al artículo 16 constitucional, el cual establece que la autoridad solamente está autorizada a hacer lo que la ley le faculta, las fuerzas armadas no podrían “jamás” combatir el crimen organizado, el narcotráfico, a grupos armados o resguardar áreas estratégicas, pues tales funciones corresponden al ámbito de la seguridad pública.
Y, mientras el empresario Alejandro Martí da a conocer fotografías de los presuntos secuestradores de su hijo –ex policías–, y Julio César Godoy vuelve a la Cámara de Diputados para continuar con el proceso de desafuero, y Peña Nieto se lanza contra quienes a su estado llegan, “alborotan” y se van, ¡hasta mañana, con el IFE citando en sus oficinas este miércoles, a las 10 y 12 horas, a Andrés Manuel López Obrador para que responda a acusaciones panistas de hacer campaña adelantada y de dañar la imagen del licenciado Calderón!

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