martes, 3 de agosto de 2010

Domingo 25, el contraste


Bernardo Bátiz V.

Otra vez, el domingo 25 del mes pasado una multitud colmó la plaza mayor de México y escuchó los 32 mensajes de las entidades federativas, después de la presentación inicial de un proyecto alternativo de nación, propuesto a los ciudadanos por intelectuales reconocidos e intachables y luego, la culminación, que fue un mensaje cargado de consideraciones éticas, entre las que destaca el llamado al amor al prójimo, como motivación profunda y auténtica de la política, que hizo Andrés Manuel López Obrador; rescatando con ello un concepto de más de dos siglos, hoy postergado, con el que nuevamente se sacudió la anquilosada vida política que padecemos.

Todos los días leemos, vemos y oímos a los políticos convencionales, cortados con la misma tijera, a pesar de pertenecer a partidos diferentes, y todos los días oímos asombrados a veces, aburridos otras, a los “comunicadores”, repetidores de noticias, o leemos en los encabezados de los diarios, alarmantes augurios de más desgracia, más pobreza y pocas, muy pocas propuestas efectivas, por ello el contraste no puede ser más brusco con lo que sucedió en el Zócalo.

Se trata de una multitud que recobra la esperanza y que, ante la presencia de los representantes de todos los estados, se percata de que sus propios grupos locales no están solos, pertenecen a un gran movimiento nacional. Las propuestas que se ponen a discusión para un nuevo proyecto de nación y los informes alentadores de los representantes de los grupos del movimiento en todo el país, nos muestran que se puede hacer política en México más allá de las intrigas, las mentiras, los arreglos entre cúpulas, los enérgicos pero inútiles “extrañamientos” de nuestros legisladores y los ardientes discursos al vacío del titular del Ejecutivo.

El ambiente del 25, fue de esperanza y de renovación; se escucharon propuestas para democratizar los medios de comunicación, combatir la corrupción y crear una nueva economía más cercana a la equidad, a la justicia distributiva y a la abolición de los privilegios fiscales; se reiteró la necesidad de que la riqueza de México, energéticos, campo, costas, bosques, banca, minas, beneficie a los mexicanos y se preserven para la nación las áreas estratégicas.

También se escucharon desde la tribuna mensajes alentadores provenientes de todos los rincones del país; las “bombas” del vocero de Yucatán, la oratoria seria y fogosa del representante de Guerrero y muchas más.

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