jueves, 17 de junio de 2010

Astillero


Astillero
Cárteles políticos
El Fidel y el Yunes
El Reapendejado
La mafiosa
Julio Hernández López


Capos pertenecientes a cárteles partidistas en pugna están soltando metralla declarativa para culparse mutuamente de tráfico de recursos públicos en la promoción de estupefacientes candidaturas con las que pretenden dominar territorios estratégicos. Un fuerte atentado se produjo ayer contra Fidel Herrera, alias el gobernador de Veracruz, a quien un oreja, apodado El Cisén, le decomisó algunos cargamentos de palabras comprometedoras que hacía circular por la política veracruzana mediante el nada profesional mecanismo de las llamadas telefónicas interceptables. El Fidel, como también es conocido dicho personaje en el bajo mundo de la mapachería electoral priísta, fue pillado con las frases en la masa, lo cual significa un duro golpe para uno de sus lugartenientes, Javier Duarte, alias El Reapendejado, quien pretendía dar continuidad a la Zeta Roja en que se ha convertido una tiendita jarocha con arcos.
El mencionado Fidel Herrera, alias La Fidelidad, fue audiograbado en pleno pasón presupuestal o en pleno uso de recursos oscuros, pero siempre promoviendo candidaturas de tres colores y empujando campañas de adicción a la continuidad priísta mediante una fórmula inversa a la escrita con letras chinas por el secretario Javier Lozano: aceptas mi coopelación o te doy cuello, sería la oferta de control político por la vía económica que ningún candidato veracruzano podría rechazar al padrino Fidelone.
Ráfagas de delictivo espionaje político favorable a la pandilla pertrechada tras unos Pinos, contra el reparto delictivo de recursos públicos organizado desde Jalapa por un tahúr político que pretende dejar un taciturno velador en el palacio de gobierno y, al menos hasta ayer, decía a sus íntimos que en cuanto ganara el combate callejero veracruzano se postularía como precandidato presidencial, dispuesto a pelear contra niños bonitos mexiquenses y falsos duros sonorenses, en una presunta contienda bajo sospecha de ser pretexto para vender oportunas declinaciones en favor de los precandidatos reales que permitieran al truculento Fidel conseguir algún puesto de consolación y garantizarse impunidad no sólo estatal, que tendría con el nada alegre Duarte, sino nacional en arreglos de última hora.
La balacera auditiva desatada ayer trata de romper el dominio local para abrir paso a nuevos cárteles y capos, en el caso, los de Los Pinos-PAN, el SNTE y el Panal, que pretenden apoderarse de la plaza veracruzana para que ahora opere en condiciones ventajosas Miguel Ángel Yunes, alias el ex director del ISSSTE, quien ha ido en desventaja demoscópica y operativa debido al exceso de mañas que El Fidel ha utilizado, a veces mediante cuernos de chivo-mapache y otras mediante granadas de dinero de procedencia nada dudosa –las arcas estatales y las inyecciones de dinero en efectivo.
Yunes, ha de recordarse, fue lanzado a la conquista de la difícil plaza veracruzana luego de un caricatural pastelazo colocado en el colmo de los afectos explícitos por el jefe Lipe, quien ha abierto fuego contra sus opositores más destacados para tratar de impedir derrotas electorales cantadas. De hecho, el operativo de ayer contra Herrera es un agravio deseperado al priísmo, que según diversas estimaciones va adelante en la intención de voto de la mayoría de las entidades donde habrá nuevo gobernador. El jefe Lipe ha ido rompiendo lanzas contra los principales personajes del priísmo, lo que a su vez genera reacciones tricolores de venganza, y así en un círculo defectuoso que mantiene al mundillo político al borde de las decapitaciones, los desmembramientos y la extracción de corazones.
En otro escenario del bajo mundo político, sicarios de primer nivel, que se hacen llamar “diputados”, protagonizaron otra batalla campal, bloqueando las avenidas del entendimiento mediante la colocación de vehículos de discusión previamente inhabilitados. Así sucedió en la colonia residencial San Lázaro, también conocida como Cámara de Diputados, donde el fragor del enfrentamiento llevó a un operador del Cártel de Ulises, conocido con el nombre presuntamente falso de Héctor Pablo Ramírez Puga, a calificar a la esposa del señor Felipe como “mafiosa presidenta del DIF nacional, Margarita Zavala”, quien según esas expansivas balas declarativas habría usado recursos públicos en un acto indígena en Oaxaca en el que fue acompañada por la cónyuge del candidato calderonista al relevo estatal, Gabino Cué.
El feroz ataque rebotó al pegar contra el blindaje convencional de las buenas costumbres parlamentarias, al aceptar el sicario Ramírez Puga que sus palabras de fuego fueran borradas del registro oficial de la sesión (el mencionado coordinador de los diputados federales de Oaxaca, por cierto, acaba de ser exhibido en fuerte conflicto de intereses, pues, mientras fue coordinador de comunicación social del gobierno ulisista, asignó 782 mil pesos mensuales a un diario fundado por su padre y dirigido por su hermano)
La crónica de roja nota política cierra con el clásico juego de los policías bueno y malo: el presidente de la CNDH ha hecho saber que indagaciones de esa oficina muestran que los niños Bryan y Martín Almanza fueron asesinados en Tamaulipas por “fuego directo y discrecional de elementos del Ejército Mexicano, y no por fuego cruzado con miembros de la delincuencia organizada”, como habían asegurado Gobernación y la Defensa Nacional; pero la Suprema, sabidamente Corta de Justicia, le juega al Poncio Pilatos norteño y reconoce que hubo “violaciones graves” de garantías en el caso ABC, pero sin atreverse a responsabilizar por su nombre a ninguna autoridad de primer nivel.
Y, mientras los demonios comienzan a soltarse, según explicación nocturna de Fidel del Averno respecto a sus grabaciones calientes, ¡hasta mañana, con Cesarín Navalú pidiendo que no se instale un clima de “terror” en México pues, según sus sesudas deducciones, ello afectaría “la vida normal” de las personas!
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