Astillero
Poder ejecutivo
Condolencias de aniversario
Diego y el
gran poderío
Caravana de paz a Copala
Julio Hernández López
El referente de la administración calderonista son los muertos. Nunca antes el poder ejecutivo había sido tan precisa y constantemente relacionado con las ejecuciones o sus derivados, que de alguna manera también lo son aquellos fallecimientos insuficientemente investigados o explicados, no se diga dolorosamente impunes. Ayer tocó, por calendario, que el ejecutivo de Los Pinos recibiera, un año menos tres días después de los hechos que conmocionaron a un país sumido en una diaria competencia creciente de horrores, a una convenenciera selección, pero no deportiva o futbolera, sino de ciertos padres de niños que perecieron en Hermosillo, Sonora, en un incidente que no ha sido castigado más que de manera tangencial en personas infinitamente distantes de la verdadera cúpula que gracias a sus nexos con los centros de poder estatal y federal han quedado exentos siquiera de pisar momentáneamente una celda.
Cuarenta y nueve niños murieron y en este reino del cinismo y el olvido nada realmente ha sucedido: los concesionarios del negocio de la guardería emblemática fueron protegidos por los gobiernos de Eduardo Bours y de Felipe Calderón y los funcionarios federales involucrados en el asunto, entre otros, Juan Molinar Horcasitas y Daniel Karam, siguen gozando del privilegio del erario, pertrechados tras discursos vacuos y boletines de prensa. Ayer, en ese mismo ciclo del tratamiento superficial y funeralmente anecdótico de las cosas, Los Pinos recibió (en lugar de ir a Hermosillo a hablar con todos) a una parte de los dolidos padres de familia, sólo para ofrecer disculpas, mostrar condolencia tardía, pero utilizable, para tratar de salvar la cara a la hora del aniversario acusador, manipular la idea de declarar un hipócrita día de luto y continuar con el catálogo ritual de las ejecuciones, los crímenes sin castigo, los accidentes sospechosos, las desgracias provocadas.
En ese contexto macabro, un socio y amigo del secuestrado Diego Fernández de Cevallos produjo declaraciones, en el programa radiofónico de Carmen Aristegui, que añaden oscuridad y suspicacia al ya muy enrarecido ambiente político y social. Fauzi Hamdan, compañero entrañable de andanzas políticas, económicas y jurídicas del queretano reputado como “jefe”, dijo, cuidando sus palabras, que tras la desaparición forzada del ex candidato presidencial está “un grupo, vamos a decirlo así, de poder muy importante”, lo cual “se ve claramente por todas sus acciones externas y señales desde un gran poderío, de una gran organización de grandes recursos, y no sé si haya algún contenido ideológico en este grupo”.
Así planteado, Hamdan pareciera convalidar la extendida hipótesis que liga el golpe a Fernández de Cevallos con la presunta detención de Ignacio Coronel, el coordinador del cártel de Sinaloa en la estratégica región con capital en Guadalajara, donde el secretario general del gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán, había reconocido ante periodistas, en primera instancia, la existencia de esa versión que luego fue endosada para su confirmación o denegación a los mandos federales que hasta ahora no han hecho ninguna declaración oficial para precisar lo indudablemente sucedido en Jocotepec, Jalisco, la mañana del mismo día en cuya noche fue secuestrado El Jefe Diego.
Nadie sabe hasta ahora la razón y los resultados del amplio y devastador operativo de marinos que se produjo en ese lugar jalisciense, aunque desde entonces se insiste en que el principal capturado fue el mencionado Coronel, cuya detención se pretendería presentar en la gira por Estados Unidos como prueba de acciones contra el cártel considerado por medios y políticos de aquel país como el favorecido y protegido del calderonismo. Jefe por Coronel, sería la fórmula de intercambios pacificadores que propondría un grupo de gran poderío, de poder muy importante, de gran organización y recursos. La otra vertiente, la de un grupo guerrillero, quedaría muy distante de la descripción hecha por Hamdan, pues no se conoce organización armada insurgente que tenga tales características de poderío y grandes recursos, aunque el resbaloso piso de las especulaciones fue también aceitado por el actual rector de la Escuela Libre de Derecho al mencionar que no sabe si el poderoso grupo tiene algún contenido ideológico. La otra vertiente, que subsiste, es la del uso de grupos delictivos afines al gran poderío para ajustes de cuentas internos, sobre todo en la accidentada ruta de la hipotética sucesión presidencial de 2012.
Astillas
No se pierdan las palabras y el enojo de Fernando Gómez-Mont, en http://bit.ly/dDggqR ante las exigencias de resultados que Felipe Calderón ofreció entregar en cien días en Ciudad Juárez. El secretario de gobernación acusa a la prensa de provocar violencia y distanciamientos sociales, y a la gente de exigir cambios y mejorías en poco tiempo y sin entender las razones de las autoridades... No fueron comandos israelíes en alta mar sino grupos paramilitares en las inmediaciones de San Juan Copala, Oaxaca, pero, por igual, una caravana de paz que llevaba víveres a una comunidad largamente sitiada fue agredida brutalmente, con saldo de muertos y heridos. Ahora, para continuar con el tendido de ayuda a esa población cercada por caciques y paramilitares tolerados por el gobierno oaxaqueño, una segunda caravana saldrá el próximo 8, con alimentos, medicinas y un mensaje de solidaridad. Los datos de esa acción de paz pueden leerse en http://todosconlacaravana.blogspot.com y algunos de los participantes procurarán informar por Twitter de lo que vaya sucediendo mediante las etiquetas #Copala, #Oaxaca, #humanrights y #derechos humanos… Y, mientras sigue la telenovela Greg, con los mártires perredistas de la democracia que ya van pensando en la sustitución de candidato, ¡hasta mañana, en esta columna que se suma a la denuncia y rechazo del acoso a la periodista Laura Castellanos, que ha documentado con riguroso sentido profesional algunos pasajes de la lucha guerrillera, como en su libro México armado!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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