miércoles, 16 de junio de 2010

Así tomaron Cananea

Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
16 de junio de 2010

Con una réplica del operativo con el que tomaron el edificio sede de Luz y Fuerza del Centro, el gobierno federal logró hacerse del control de la mina de Cananea, después de tres años de ocupación sindical, con una sigilosa acción de inteligencia diseñada y ejecutada desde el despacho del secretario Genaro García Luna.
Policías federales comenzaron a llegar a Sonora por vía terrestre y aérea vestidos de civiles. A un grupo de estas fuerzas, unos 100 elementos, se les dejó en un punto de la sierra sonorense para que bajaran a pie hasta la mina. Al mismo tiempo, refuerzos federales y estatales eran movilizados en el estado. En las horas previas al sábado por la tarde, cuando hasta Cananea llegó información de la presencia de federales en el estado y la movilización de convoyes por las carreteras, el gobierno del estado, para desviar la atención, circuló la versión de que estaba en marcha un operativo antinarcóticos en la zona fronteriza de Agua Prieta.

Los policías que se movían por la sierra fueron llegando al punto de la mina todos el sábado por la tarde, hora en la que sabían que los mineros que la ocupaban habían salido de los túneles a comer y a beber, según las costumbres mineras que marcan la tarde sabatina como hora de relajamiento y de echar cerveza afuera del centro de trabajo. Mientras los mineros departían despreocupados, por una entrada trasera, pegada a un cerro, poco a poco fueron ingresando a la mina los policías federales, que ya para entonces sacaban su armamento y sus equipos de dispersión y se ponían los uniformes.

Para cuando los mineros que estaban en la pachanga se dieron cuenta y reaccionaron, en el interior de la mina ya había casi 300 policías; otros federales que habían llegado por tierra habían entrado también por atrás aprovechando la confusión. Al intentar los mineros volver a la mina, las puertas de acceso ya habían sido bloqueadas desde adentro por la policía; se produjeron entonces jaloneos, gritos, golpes, pero la policía federal, unos 300 agentes, ya estaban adentro y ocupaban la mina, mientras los mineros, unos 200, intentaban desesperadamente afuera volver a entrar, sin conseguirlo.

La estrategia gubernamental fue más allá: en el momento justo de la toma, cuando los grupos de mineros y sus familias forcejeaban en la entrada con los policías, agentes de la policía federal, mezclados entre la gente soltaron el rumor de que ya habían capturado a varios de los líderes del sindicato minero. El desconcierto comenzó a cundir entre los trabajadores y poco a poco la confusión penetró al movimiento huelguista, que ya no pudo pelear la recuperación de la mina.

NOTAS INDISCRETAS…

Mal augurio y pésima señal la que mandaron ayer los ministros de la Corte que votaron, por mayoría de 8 a 3, por eliminar los nombres de los funcionarios culpables de violar garantías que señaló el ministro Arturo Zaldívar en su dictamen. Si esta Corte y sus costosos ministros, con sus sueldos de casi 400 mil pesos mensuales, no son capaces de dictar justicia para los 49 niños muertos en Hermosillo y les tiembla la mano para señalar a funcionarios que incurrieron en corrupción y negligencia en este caso, entonces nada queda por hacer: la justicia no existe en este país y que cada quien se defienda como pueda; después de todo el presidente Calderón tenía razón y los ministros lo confirman: la justicia, si la hay en México, está al mejor postor… Serpiente doble de los dados.

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