Suertes recicladas
A México revuelto...
Cocina fusión
¿Inviabilidad? ¡Excepción!
Julio Hernández López
La inolvidable Marta Sahagún fue advertida ayer por un pajarito lector de suertes de que se sacará un gran premio de la Lotería (es decir, otro: no de nuevo la impunidad y los dineros de un sexenio embotado). La mujer que quiso relevar a su esposo en Los Pinos consultó un pequeño oráculo de alas y libertad recortadas en el rancho San Cristóbal, mientras su reactivado esposo sonreía a la distancia viendo la grilla desde la barrera.
Chente y la señora Marta forman parte de la ya muy aplaudida clase política que en circunstancias normales estaría peleando contra la historia (y contra los riesgos de ir a la cárcel, en casos como el de los tardíos tórtolos asentados en Guanajuato), pero que hoy cree posible intentar reapariciones y nuevas aventuras a partir de las insólitas e indigeribles revolturas políticas que han cocinado desde el restaurante de paso denominado Los Pinos, en especial el platillo a partir de sobras denominado Las alianzas perreánicas, al que la pinolera cocina de autor pretende presentar como virtuosa fusión gastronómica que puede ganar el premio 2012 a la parrilla tricolor, que a su vez trata de reinstalar viejos aromas y sabores en una presentación toluqueña de presunto nuevo rostro o en la mano dura con guante de seda (la escuela de Fernando Gutiérrez Barrios) en una versión sonorense disponible en una cadena de cenadurías acechantes.
Los milagros del presunto reciclamiento político están alcanzando a personajes disímbolos en orígenes y posturas declarativas, pero similares en cuanto a ambición de poder a cualquier costo. Allí está Fernando Gómez Mont, supuestamente rediseñado por sí mismo a partir de una cirugía plástica que consistió en renunciar condicionadamente a su pertenencia a un partido. Dimisión al panismo que, dijo el secretario Gomón, es “prácticamente imposible” deshacer “en las actuales circunstancias”: al buen entendedor, nomás que se vaya Cesarín Nava y ya podría volver al redil blanquiazul la oveja bucarelina tácticamente descarriada nomás para hacer ruido y montar un distractor en el contexto de Ciudad Juárez. Otro reaparecido es Cuauhtémoc Cárdenas, que aprovecha adecuadamente el vacío que ha permitido López Obrador en el escenario político “de izquierda” al convalidar en la práctica las alianzas PRD-PT-Convergencia y PAN. El varias veces ex candidato presidencial se asoma al balcón de la política descompuesta y con ello se multiplican las especulaciones respecto a la posibilidad de que el papá de Lázaro pretenda promover una nueva agrupación “de izquierda” y, eventualmente, un nuevo partido luego de 2012, como lo ordena la legislación electoral muy bien acomodada para frenar insurgencias verdaderas en las urnas en ese año clave.
Lo cierto es que política y elecciones son los distractores programados para esta temporada de hervor social. Frente al tic tac nacional se diseñan sesudas disertaciones acerca de reformas políticas y el poder de las urnas. Al México dividido y agraviado que produjo el calderonismo fraudulento se agrega ahora el miedo social y su correspondiente manejo mediático de ocultamiento y distorsión. Pareciera que nada pasa, sobre todo si se han de atender los anuncios propagandísticos de los gobiernos federal y estatales y de otras instancias de demagogia con cargo al erario que hora tras hora ofenden la inteligencia popular con esas cataratas de presuntos logros y avances burocráticos.
Felipe en su laberinto sigue adelante con su proyecto de militarización a toda costa, creando las condiciones de inviabilidad institucional y social que a su vez le permitan intentar estados de excepción, concentración de poderes, supresión “provisional” de “lastre” electoral e instalación de planes de “salvación nacional” de largo plazo. Ciudad Juárez ha sido para Calderón una difícil estación de paso, pero sólo eso: nada le distrae de su objetivo central, con el que arrancó su sangrienta administración: la supresión de lo cívico, político y social por lo militar, el tendido de una red de contención de eventuales protestas populares y el ensueño de una continuidad “necesaria”: un Necesariato obviamente autodecidido.
La disolución de la esperanza cívica, política y electoral pasa por el envenenamiento de las aguas partidistas. Nadie defenderá a ningún partido si la mayoría de éstos han aceptado el Beso del Diablo de Los Pinos en forma de alianzas que avergüenzan. Vaya futuro que ofrece la “democracia” subsistente: el retorno del PRI, con todos los vicios y excesos largamente conocidos, o la “opción” de los partidos públicamente prostituidos al ayuntarse por dinero (las famosas prerrogativas) y la búsqueda de un estatus (ganar el “poder”, tener “posiciones”). Así transcurre hoy lo político: entre reciclamientos oportunistas, asociaciones de crimen partidista organizado y tentaciones de continuidad haiga de ser como haiga de ser.
Astillas
En Zacatecas el PT y el PRI juegan al teléfono descompuesto y a los amores perros. Según eso, el primer partido habría decidido ayer romper los tratos que tenía con el tricolor para postular a un priísta como candidato a enfrentar la elección de Estado que montan la gobernadora Amalia García y su hija Claudia Corichi. Ahora, los petistas estarían postulando a David Monreal, el precandidato original que semanas atrás dijo, de mala gana, que declinaba en favor de Miguel Alonso Reyes. De confirmarse la participación directa del hermano del senador Ricardo Monreal, el escenario zacatecano quedaría listo para decidir entre el continuismo amalista con un candidato del PRD o la fuerza familiar de tintes también caciquiles de los Monreal, ahora con el hermano David al frente. El PRI y el PAN, ahora, quedarían como entes al mejor postor para validar o descalificar los resultados venideros... ¡Hasta mañana, en esta columna que mantiene la vista puesta en Cananea, donde soplan vientos de amenazas represivas provenientes de quienes no aprenden de la historia, y en Tlacotepec, Guerrero, donde soldados han sido acusados de matar a golpes a un joven!
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