Julio Hernández López
Un licenciado de traje y corbata irrumpió ayer en pantallas de televisión abierta para detonar latas de gas retórico, sin que se supiera en realidad el sentido y la importancia del mensaje en clave que dio a conocer para tratar de reivindicar sus ficciones de los 12 meses recientes (hablaba de logros y avances, refiriéndose a hechos que según él han sucedido en algún lugar clandestino de las montañas del Gran Caldero).
El sorpresivo ataque por televisión (que había sido precedido de individualizadas acciones relámpago realizadas desde centros de llamadas telefónicas en cadena y de bombardeos masivos por radio y televisión) pareció responder a la extendida sensación de vacío que el antedicho licenciado provocó en el día que durante décadas había sido considerado del presidente, pero que ayer, en consonancia con la condición vacante que ese cargo tiene desde su arranque, a causa de un apabullante déficit de legitimidad, pareció todo lo contrario: el día de la inexistencia política del precarista de Los Pinos. Paredón discursivo y juicio sumario: lo importante ayer no era lo que el breve funcionario dijo o hubiera querido decir en su deforme informe, sino el atrincheramiento de las fuerzas partidistas de cara al futuro que Carstens anunció llegado para lo económico, pero que también en lo político ha arribado en términos del ilusionismo mediático felipense, al que su mala hora ha sonado (por más que despilfarre el juglar de sí mismo, sus comerciales de optimismo forzado no pueden provocar en la audiencia sensaciones positivas si México, sin duda alguna, y no por culpa principal o determinante de la crisis global, hoy está infinitamente peor que hace menos de tres años).
Con otra detonación sospechosa había arrancado el día del no-presidente. Un banco de Tlalpan fue atacado muy de mañana con sustancias explosivas que no forman parte del catálogo tradicional de los grupos guerrilleros. Las autoridades, en especial el procurador capitalino de Justicia, se tropezaron para asegurar que no había indicios de contenido político en el estallido (no el social, sino el de las latas de gas butano). Y así el incidente pareció inscribirse en la lista nebulosa de las provocaciones provenientes de no se sabe dónde o en la fabricación temprana de plataformas argumentales, por si más tarde se necesitara que El Impreciso tuviera asideros para hacer discursos emotivos que convocaran a unidades nacionales y defensa de la patria ante la amenaza de la violencia política desatada.
El dólar volaba como para saludar desde lo alto los aires pinoleros de presunta maestría en el manejo de lo económico, pero no había nerviosismo nada más en ese ámbito de las subastas diarias de dólares sardina ofrecidos a los tiburones de la especulación, pues el blindado secretario de Gobernación (¿este tecleador ignaro quiso escribir blindado o forrado?) tuvo sus momentos de desasosiego ante la presencia del diputado por el PT Gerardo Fernández Noroña, quien simplemente quería pedirle al asociado del jefe Diego que le dijera a Felipe Informador que renunciara al cargo que nunca ganó, todo en el marco de las sutilezas y el protocolo regiamente observados por los mandos legislativos, entre los que figuraba con toda prestancia el nuevo mandarín senatorial, Carlos Navarrete, convertido en recepcionista de lujo de las hojas presuntamente informativas del ya muy reconocido Felipe, el presidente legítimo de la Nueva Izquierda que hoy, por cierto, tendrá entre sus no invitados al antes mencionado diputado Fernández Noroña, quien está decidido a dar continuidad, con fuero y siendo uno de los secretarios de la mesa directiva de San Lázaro, a las protestas contra Calderón, que sin variación ni coartadas para nuevos acomodos ha realizado desde el fraude de julio de 2006.
Un microbús da cuenta del elevado calor político en las afueras del Palacio Legislativo, en una más de las protestas que se van desatando por los problemas económicos acumulados y las expectativas nefastas que el desgobierno actual va deslizando, ya con pocos días para presentar la propuesta económica para 2010, que según pretende la pareja CAlderón y CArstens, habrá de sustentarse en más recaudación por la vía de los impuestos, endeudamiento (que pague el último, antes de apagar la luz) y alegre recorte presupuestal. El licenciado de traje y corbata del que se habló al inicio de este reporte vial ha anunciado que serán necesarias muchas reformas, lo que ha provocado una condescendiente sonrisa en los únicos que tendrán capacidad para aprobar tales innovaciones, los priístas ganones. Afortunadamente, bue- na parte de los esfuerzos informativos y analíticos del día pudieron ser desviados hacia el tema de Jimena. ¡Uf!
Y tómese nota de que otro de los muchísimos logros patrióticos y no entreguistas de la gestión calderónica fue anunciado por el nuevo centro de poder explícito, la embajada de Estados Unidos, que ayer dio a conocer la firma de un convenio bilateral que permitirá la construcción de una nueva red de comunicaciones transfronterizas, cuyo principal acento estará en asuntos de seguridad pública, manejado todo por policías de ambos países (¿ambos?). Pero, en justa compensación, el lic. Calderón bien podría agregar al chabelón informe en familia que hoy dará en Palacio Nacional el dato de que uno de los astronautas de origen mexicano que actualmente viajan por el espacio se echó ayer una caminadita para cambiar un tanque de amoniaco: Honorable Congreso Discovery: ¡Sy zE pWeDe!
Y, mientras Juanito sigue haciéndola de tos, ahora diciéndose preocupado por las muestras de repudio que le podrían acompañar el día que consume su proyecto de quedarse como delegado en Iztapalapa haiga sido como haiga sido (las uvas están muy calientes, diría el zorro fabulado en caso de no poder hacerse del racimo), ¡hasta mañana, en esta columna que ve afianzarse en varias entidades a las corrientes conservadoras a propósito del rechazo legislativo a las posibilidades del aborto voluntario!
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