Roberto González Amador
La propuesta económica del gobierno de Felipe Calderón “no presenta un serio intento para eliminar los privilegios fiscales y aumentar la base tributaria”, afirmó este miércoles Merrill Lynch, una de las firmas financieras más influyentes del mundo.
Los ahorros en el gasto público anticipados por la administración federal para el siguiente año –relacionados con la reducción de plazas y congelamiento de sueldos a funcionarios– “parecen ser menos significativos de lo anunciado”, consideró la firma estadunidense en un reporte especial sobre el paquete económico de 2010, que el gobierno federal propuso al Congreso de la Unión al inicio de este mes.
“Ya sea que el Congreso le reste importancia a alguna de las medidas del titular del Ejecutivo, o que el gobierno no tenga la capacidad de contener la fuerte inercia del gasto, la deuda y los precios públicos (gasolina, diesel, gas o peajes) parecen ser las principales variables de ajuste. Es por ello que el riesgo de una mayor inflación y de una renovada presión en las tasas de interés locales se incrementa”, abundó.
El pasado 8 de septiembre, el gobierno federal presentó al Congreso su propuesta de paquete económico para 2010, en la que afirma que existe un “boquete” en las finanzas públicas por 300 mil millones de pesos. Para compensarlo parcialmente, el Ejecutivo pide un incremento de 28 a 30 por ciento en el impuesto sobre la renta (ISR) para personas y empresas; elevar los tributos a cerveza, licores y cigarrillos, así como a los servicios de telecomunicación, y cobrar un nuevo impuesto al consumo de bienes y servicios –incluidos alimentos y medicinas– de 2 por ciento.
El gobierno federal anunció para el próximo año una reducción de 218 mil millones de pesos en gastos programables, que incluyen no incrementar los sueldos de la alta burocracia en 2010, desaparecer tres secretarías de Estado y disminuir los gastos de operación.
Merrill Lynch expuso que la actual crisis económica y financiera internacional ha evidenciado las fortalezas y debilidades de la mayoría de las economías del mundo. “En México, la fragilidad estructural de la recaudación del sector público ha probado ser una seria limitación para implementar medidas contracíclicas (que impulsen la actividad en momentos de contracción) efectivas en el ámbito de la política fiscal”. En este sentido, destacó que el producto interno bruto (PIB) de México mostrará la caída más fuerte entre las naciones de América Latina, en un estimado por la firma financiera de 6.8 por ciento en 2009.
Globalmente, agregó, muchos países tendrán que recurrir al déficit fiscal debido a un incremento en el gasto como manera de atemperar los efectos de la fuerte desaceleración mundial. Sin embargo, el déficit proyectado para México en 2010 (que el gobierno fijó en 0.5 por ciento del PIB, unos 60 mil millones de pesos) provendrá de recaudaciones fluctuantes y de una fuerte inercia de gasto, particularmente de estados y municipios, indicó.
Al entrar al análisis de los ingresos y gasto propuestos por el gobierno federal para 2010, Merrill Lynch apuntó que “desde la perspectiva de la recaudación, la propuesta del gobierno no se dirige a la conveniencia de un reajuste en el impuesto al valor agregado (que grava el consumo), como tampoco se enfoca a eliminar los privilegios fiscales”.
No lo menciona el reporte, pero el sistema tributario mexicano tiene una variedad de regímenes especiales al que están sujetos sectores enteros de actividad, tratamientos preferenciales para algunas empresas, posibilidad de consolidar cuentas entre compañías y otros, que cada año reducen la recaudación en unos 502 mil millones de pesos, equivalentes a 3.9 puntos del PIB, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Es una suma mayor al “boquete fiscal” estimado para el siguiente ejercicio.
De hecho, la propuesta fiscal del gobierno para el siguiente año, con su serie de alzas en impuestos y la creación de nuevos gravámenes, sólo incrementaría la recaudación en 1.4 puntos del PIB, apuntó Merrill Lynch.
En el otro lado de la ecuación de las finanzas públicas, Merrill Lynch comentó que los recortes al gasto propuestos por el gobierno federal “parecen ser menos significativos de lo anunciado”. Añadió que la reducción de gasto por 218 mil millones de pesos que anunció el gobierno para 2010 “fue realizada en los gastos presupuestados para 2009”, en vez del gasto realmente ejercido en este año –que fue recortado en dos ocasiones, por un total de 85 mil millones de pesos.
Merrill Lynch concluyó que el gasto programado para 2010 está proyectado para crecer 1.3 por ciento en términos reales, respecto del ejercido en 2009. De igual forma, agregó, en el caso de las participaciones federales a estados y municipios, la propuesta para el siguiente año considera un incremento de 17.2 por ciento en términos reales. “La fuerte inercia del gasto y la falta de mecanismos de disciplina fiscal más fuertes por parte del estado y del nivel municipal, continuarán siendo fuentes de preocupación en 2010”.
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