miércoles, 5 de agosto de 2009

La columna de Julio Hernández.


Astillero
Guardar a la familia

Legalidad de primer mundo

Apellidos protegidos

Julio Hernández López

Como todo mundo suponía, el brazo de la justicia institucional mexicana (tan fiero y despiadado en otros ámbitos) no ha alcanzado a los portadores sonorenses de apellidos poderosos que, al cumplir deficientemente con las estipulaciones de protección de una estancia infantil (interesados más en la obtención del máximo lucro), contribuyeron a una desgracia que está por arribar al medio centenar de niños muertos. Intocados por los mecanismos ya usuales en el felipismo, que detienen a ciudadanos a partir de filtraciones, presuntos mensajes telefónicos anónimos y supuestas delaciones de testigos protegidos”, y explicablemente ajenos a arraigos, retenes o invención de delitos que “justifiquen” acciones atrabancadas, los concesionarios de la guardería ABC de Hermosillo han transitado tersamente los caminos de una legalidad de primer mundo.

No podría ser de otra manera en el mundillo de complicidades entre poderosos que rige en México. Una de las involucradas en el caso, Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo, está emparentada con la esposa del ocupante de Los Pinos (aunque la señora Margarita Zavala Gómez del Campo negó conocerla personalmente, aunque los padres y hermanos de Marcia habían asistido meses atrás a una fiesta privada familiar de los Gómez del Campo en la ciudad de México, a la que asistió Felipe Calderón, acontecimiento que fue publicado con fotografías en un diario de la capital sonorense) y tanto ella como otros de los corresponsables de las muertes infantiles forman un mural de vivos colores en el que se muestran las formas de aprovechamiento de las relaciones familiares, partidistas, políticas y gubernamentales para la obtención de ganancias privadas a partir de los dineros públicos. La prima incómoda, al igual que Sandra Lucía Téllez Nieves, Antonio Salido Suárez y Gildardo Francisco Urquídez Serrano, los otros concesionarios de la guardería lamentablemente famosa, forman parte de la “gente bonita” de aquella entidad, de los ocupantes frecuentes de las planas periodísticas de “sociales”, de las familias que siempre ganan en términos económicos y políticos, ya sea con el PAN de Calderón o con el PRI de Eduardo Bours.

En el saldo actual, la tragedia sonorense sólo sirvió para cambiar la ruta electoral que antes del incendio de la guardería apuntaba a un triunfo del candidato priísta a la gubernatura y que así, en el contexto de ese drama aún sin verdadero castigo, acabó llevando al poder al PAN, logro insólito, en medio de una derrota nacional generalizada de los candidatos blanquiazules. El prepotente y corrupto Bours perdió su propia sucesión y ahora hay voces que auguran ajustes de cuentas por la manera en que enfrentó al calderonismo fúnebremente oportunista. El director actual del Seguro Social, Karam, y su antecesor tenebroso, Molinar Horcasitas, han librado la tormenta y siguen navegando como si nada (hasta una encuesta patito en su favor inventaron en el IMSS). Ahora se ha informado que los concesionarios de la guardería comparecieron (por escrito, obviamente) ante un juez federal en Hermosillo y que pronto se decidirá su “suerte” jurídica (apenas unas horas después del incendio mencionado, la PGR había anunciado que ni cárcel en firme merecían los concesionarios, pues su delito no era “grave” y podrían salir bajo fianza). Total, lo único seguro ha sido la muerte de los niños y las complicidades e impunidad de las familias del poder. ¡México, creo en ti!
Astillas

Hondas ironías de la vida: Felipe Calderón recibe con todos los honores del caso a un presidente “legítimo” que mantiene resistencia civil pacífica contra un espurio... Otra de las cajas chicas del gobierno, Caminos y Puentes Federales, ha actuado a mansalva contra quienes tuvieron oportunidad de salir de vacaciones en el país por vías que sean de cuota y no aéreas. Antes de que esos viajeros regresen, se ha impuesto un aumento en las tarifas de peaje que no podrán eludir quienes ya están fuera de sus lugares de residencia (el golpe afectará no solamente a los usuarios de automóviles privados que prefieran usar carreteras menos peligrosas que las “libres”, sino también a quienes utilicen autobuses de pasajeros, pues en estos se pretende imponer un “ajuste” a la alza en los boletos)... En el país de la mapachocracia (luego de una portentosa exhibición priísta de artes de adulteración, con recursos clásicos y modernos, que venció a la hipócrita escuela defraudadora panista) la policía federal ofrece una estampa tragicómica de presunta justicia implacable, al detener a una persona por haber tramitado dos credenciales de elector. No se informó si el castigo fue por haber dejado huella de su impericia o por no haber coordinado sus esfuerzos de duplicación con las instancias partidistas adecuadas... El sacristán García Luna se disculpó ayer con el mando eclesiástico nacional por la irrupción de sus fuerzas federales en un templo católico para detener a La Troca y La Cuchara (entre otros miembros de la Lotería Familiar Michoacana). Luego del “¡Genaro, detente!” lanzado por el cártel de los obispos, el jefe civil de las operaciones contra el narcotráfico dijo que las operaciones bélicas en una iglesia de Apatzingán se debieron a una “evaluación de inteligencia” (de no haber sido en función de esa notabilísima “inteligencia”, los uniformados pudieron haber matado al Espíritu Santo, al confundirlo con una paloma sospechosa)... Y, mientras la Comisión Permanente del Congreso de la Unión trata de evitar que, como en el lamentable gobierno foxista, el actual ocupante de Los Pinos haga lo que quiera y diga y firme lo que se le ocurra, en este caso en lo referente a la reunión cumbre a celebrarse en Guadalajara, ¡hasta mañana, con el gobernador de Tabasco, el químico Granier, en riesgo aéreo y los gobernadores de Hidalgo y Guanajuato en reunión en Bucareli con el réferi Gomón de la función felipista de boxeo refinado!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

No hay comentarios:

Escándalos de Luis Mendoza Acevedo