JESUSA CERVANTES
De las oleadas de estiércol y lodo que el PAN arroja contra sus adversarios políticos emerge un viejo conocido, experto en campañas sucias: Antonio Solá, el español que en 2006 fue el artífice de una de ellas: “AMLO, un peligro para México”… Fuentes consultadas por Proceso revelan que, para evitar eventuales reclamos por una nueva injerencia de Solá en asuntos de política interna, la Presidencia de la República dispuso todo para la naturalización del español como mexicano… Siendo así, la guerra sucia del PAN apenas comienza…
“La necesidad de mantener una alianza táctica con el PAN y su gobierno ya pasó. Entiéndelo: estamos en otra etapa”. Este fue el reclamo que los 18 gobernadores priistas hicieron a su dirigente nacional, Beatriz Paredes Rangel, quien aceptó reunirse con ellos y los coordinadores parlamentarios en las cámaras de Senadores y Diputados: Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón.
“Necesitamos responder a esta guerra sucia, no podemos seguir con tibiezas”, dijo uno de los mandatarios estatales. “Queremos saber cuál es la estrategia del partido”, secundó otro.
Era la tarde del 19 de mayo en Metepec, Estado de México, y lo que ellos califican como “campaña negra” emprendida en su contra por el dirigente nacional del PAN, Germán Martínez, llevaba ya tres meses.
El pasado 22 de febrero, Martínez fue el protagonista de un video que su partido “subió” al sitio YouTube, en internet, en el que acusa a los gobiernos del PRI de no haber frenado el narcotráfico y les pregunta a los priistas “si están o no con el presidente Calderón del lado del combate a las mafias criminales”.
Beatriz Paredes se defendió. Respondió que hasta el momento les había ido bien con lo que ella considera una campaña electoral propositiva y que no era bueno enfrentarse con el presidente de la República. Y aún más: les aseguró que Calderón no forma parte de la campaña de denostación contra su partido.
En la medida en que respondía Paredes Rangel, coordinadores y gobernadores se enfurecían más con ella no sólo por su tibieza, sino por defender al mandatario.
A pesar de ella y contra ella, las 20 personas con las que Paredes Rangel comparte el poder en el PRI decidieron dar un giro a la campaña, para responder a cada una de las acusaciones de los panistas y, sobre todo, señalar los errores en que, desde su perspectiva, ha incurrido Calderón, como la forma en que enfrentó la contingencia sanitaria, así como la crisis económica.
A esta decisión siguió un comunicado que empezó a circular en internet, con diversos remitentes, y en el cual se establece la liga para un sitio en YouTube donde figura un video en el cual se denuesta a Felipe Calderón y a Germán Martínez. En el texto que lo acompaña se anuncia que los priistas de “línea dura” se unen para hacer una contracampaña “y responder a los golpes que el PAN ha propinado con la campaña negra de Germán Martínez, asesorado por Antonio Solá y con la venia del presidente Calderón”.
Maniobras presidenciales
En marzo de 2006, el reportero Álvaro Delgado (Proceso 1531) detalló las andanzas de Solá en territorio nacional, y cómo este ciudadano español hacía política en México al asesorar a Calderón, entonces precandidato presidencial. De esta manera violaba la Constitución, que en su artículo 33 prohíbe a todo extranjero inmiscuirse en asuntos de política interna.
En aquel año de elecciones presidenciales, el enemigo a vencer era Andrés Manuel López Obrador, y a Solá se le atribuye la campaña sucia en su contra, cuyo principal eslogan rezaba que AMLO era “un peligro para México”.
Durante algún tiempo los panistas negaron la participación del español en estas acciones. Incluso en marzo de ese año, Germán Martínez, entonces representante del PAN ante el Instituto Federal Electoral, dijo: “Es necesario que se haga una investigación para saber qué extranjeros están laborando como asesores, consultores y cargaportafolios de los candidatos”.
Hoy, a tres años de distancia, el PAN retomó la campaña sucia, y Proceso averiguó que la Presidencia de la República dispuso que se nacionalizara al español para evitarse reclamos de que un extranjero se inmiscuía en política interna.
Una prueba de que en Los Pinos se maniobró para que a Solá se le otorgara la nacionalidad mexicana se encuentra en el oficio que el 5 de diciembre de 2006 el subsecretario de Población Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Lauro López Sánchez, envió a César Nava Vázquez, entonces secretario particular de Felipe Calderón.
En ese documento –con copia al secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña– le informa que el trámite concluyó de manera exitosa.
En el oficio se adjuntó la carta de naturalización 0029065 con expediente de referencia ASI/521.2/ESP1/0064553/06. En esa carta, Solá manifiesta que nació el 14 de enero de 1972 en Terrassa, Barcelona, Reino de España; que su padre es Antonio Matías Solá Ortigosa y su madre Josefina Reche Carricondo, y que su cónyuge es Laura Gómez Padilla.
El mismo documento da cuenta de que la carta se otorgó el 4 de diciembre de 2006, aunque fue un día después cuando se le notificó del trámite concluido al secretario particular del presidente de la República, César Nava, hoy candidato a diputado federal por el XV Distrito.
A Solá se le brindaron todas las facilidades para que obtuviera la nacionalidad mexicana. Fue el pago por diseñar la campaña negra contra López Obrador, la cual le ayudó a Calderón para ganar la contienda presidencial.
Ahora, ningún político de oposición podrá reclamar que un extranjero interviene en política mexicana, aunque Solá se dedique a diseñar una estrategia mediática para golpear al PRI, sobre todo, así como al PRD. La situación amerita este tipo de acciones, pues se encuentra en juego la mayoría en la Cámara de Diputados.
Legisladores del PRD –quienes hoy están siendo afectados por la campaña negra emprendida por el PAN en su contra– criticaron que uno de los primeros actos de gobierno de Calderón haya sido emitir una orden con el fin de que su asesor español obtuviera la nacionalidad mexicana.
Este hecho prueba, asegura el diputado federal por el PRD Juan N. Guerra, que “Solá siempre estuvo de manera ilegal en el país violando las leyes, y que se le pudo haber aplicado el artículo 33 de la Constitución por haber hecho lo que está prohibido: que un extranjero participe en política interna de México”.
Y añade: “Ahora con estos documentos ya no puedes cuestionar a quien está dirigiendo nuevamente la campaña negra, la guerra sucia. Esa es la política que aplican los panistas, convertir lo ilegal en legal mediante el uso del poder”.
Humberto Zazueta, legislador federal perredista, no se sorprende de la carta de naturalización promovida por el gobierno federal panista: “Lo mismo hicieron con Zhenli Ye Gon. Fueron ellos quienes lo hicieron mexicano y le dieron a su vez carta para introducir grandes cantidades de metanfetaminas a través de las aduanas. A Solá lo naturalizaron para evitarse cuestionamientos y que siguiera diseñando la campaña negra”.
Igual que en 2006
Priistas y perredistas están convencidos de que la estrategia electoral del PAN y del gobierno federal está siendo orientada por Solá, y su único objetivo consiste en mantener el poder a toda costa.
Samuel Aguilar, diputado federal del PRI y secretario adjunto del Comité Ejecutivo Nacional, explica que el PAN, desde siempre, ha usado la campaña negra como arma. Esta estrategia define un tema, en este caso la seguridad y, en segundo lugar, identifica a los adversarios: en este caso el PRI y el PRD, que disputarán la mayoría en la Cámara de Diputados.
Comenta que el proceso electoral del 5 de julio de 2009 será una reedición del realizado en 2006 “que dividió al país y terminó cuestionando la legitimidad de quien hoy está en la Presidencia”.
El diputado Zazueta ubica la campaña sucia panista en los acontecimientos de Zacatecas y Michoacán. Sostiene que en el primer caso, por medio de una filtración periodística al diario Reforma, se pretendió vincular con el narcotráfico al senador Ricardo Monreal, ahora del PT, pero colaborador cercano de Andrés Manuel López Obrador. Considera que la detención en Michoacán de 10 ediles en su mayoría priistas y perredistas (sólo dos son del PAN), así como de colaboradores cercanos del gobernador Leonel Godoy, es una maniobra de tipo electoral.
Y precisa: “Todo esto es parte de la guerra sucia orquestada por Solá, ambos casos forman parte de una guerra sucia para fortalecer al PAN y generar la idea de que la figura presidencial está atacando el narcotráfico en serio, hacerlo aparecer como el que salva al país”. Agrega: se trata ahora de desprestigiar a los políticos de oposición. Y cita inmediatamente el supuesto documento de “inteligencia federal” que publicó Reforma, en el que se vincula con el narcotráfico a diputados federales del PRI y del PRD.
La campaña de desprestigió que inició el PAN fue diseñada a principios de enero de este año. De ello dio cuenta el reportero de Reforma Ernesto Núñez, quien detalló cómo se planeó todo en las oficinas de la dirigencia nacional panista, con la anuencia del gobierno federal.
Además de Solá –a quien no menciona el reportero– participaron en el diseño de la estrategia Germán Martínez; Juan Ignacio Zavala, coordinador de proyectos especiales del PAN y cuñado de Calderón; Jorge Manzanera, secretario general adjunto del CEN panista; Alejandro Villalobos, secretario de Elecciones; Rogelio Carvajal, secretario general; Roberto Gil, director general jurídico y representante ante el IFE, y Héctor Villarreal, director de Comunicación Social.
Esa estrategia fue avalada por los grupos parlamentarios panistas en sus plenarias del 1 y 5 de febrero pasado. Se acordó que la primera acción consistiría en atacar al PRI por no respaldar la aprobación de la Ley de Extinción de Dominio, así como la Ley de Combate al Narcomenudeo.
Para esas fechas, el PRI estaba casi 10 puntos arriba del PAN en las preferencias electorales, según las encuestas publicadas. El PRI no respondió a los ataques y un mes después, en la siguiente encuesta, descendió de 39.9 a 30.3 puntos en las preferencias. Por el contrario, el PAN subió de 25 a 27 puntos lo que ocasionó que los priistas reclamaran a su dirigente nacional.
El 29 de marzo pasado, durante la toma de protesta de Rodrigo Medina como candidato del PRI al gobierno de Nuevo León, los 18 gobernadores priistas y los dos coordinadores parlamentarios solicitaron la primera reunión con Beatriz Paredes. Le reclamaron su tibieza y exigieron que dijera cuál será la estrategia para responder al PAN.
Acosada por sus correligionarios, la dirigente priista prometió que en un lapso de tres días les haría llegar la estrategia que contrarrestaría los ataques del panismo. El plazo se cumplió y no hubo nada. Los ataques siguieron. Los priistas aprobaron el 29 y 30 de abril las leyes que les reclamaba Germán Martínez en los videos, pero todo siguió igual.
El lunes 18 apareció la nota que involucra a familiares del senador Monreal con el narcotráfico. Enfurecidos los priistas decidieron que no esperarían más y llamaron a cuentas a la dirigente nacional en el cónclave realizado en Metepec al día siguiente, 19 de mayo. Ahí decidieron que contrarrestarían la propaganda negra.
El miércoles 20, cuando el senador Monreal solicitó licencia, el PRI, por medio del presidente de la Mesa Directiva, César Duarte, pidió que no se utilizara la justicia con propósitos electorales para denostar a los adversarios y reposicionarse. Por parte del PRD sólo hubo silencio. l
lunes, 1 de junio de 2009
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