Alonso Urrutia
Un oficio de la Coordinación de Vigilancia Epidemiológica y Apoyo en Contingencias del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), girado el pasado 18 de abril a sus delegaciones estatales y regionales, informaba: “En los últimos dos meses, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica ha detectado un incremento en el número de brotes y la presencia de algunos casos de neumonía grave”.
El documento, denominado “Alerta epidemiológica por prolongación del periodo de transmisión de influenza estacional”, indicaba que “este panorama obliga a reforzar la vigilancia epidemiológica. De los 313 casos confirmados a la semana 14, 37 por ciento es de influenza tipo B y 63 por ciento de tipo A”.
Más adelante recomendaba “fomentar en el personal clínico de todas las unidades del sector, la relevancia de sospechar y notificar inmediatamente de casos nuevos de síndromes compatibles con influenza”.
El mencionado oficio fue remitido el sábado 18 de abril a las delegaciones correspondientes, un día después de que concluyó la visita a México del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y cinco días antes de que fuera decretada la emergencia epidemiológica por parte de la Secretaría de Salud (Ssa).
Según el documento, “ninguno de los subtipos circulantes se había relacionado con influenza aviar o potencial pandémico; se trata de los tipos endémicos que ocasionan las epidemias invernales en nuestro país, H1 35 por ciento y H3 65 por ciento, al igual que está circulando en los Estados Unidos”.
Por ello, se designó a las unidades de salud del primer nivel como “monitoras de influenza”, al igual que las unidades médicas familiares ubicadas en las ciudades de mayor concentración, las que instalaron “una red negativa diaria de casos probables de influenza”, las cuales fueron enviadas a la jurisdicción sanitaria correspondiente.
En igual sentido se instruyó a los hospitales de segundo y tercer niveles de atención, nosocomios que vigilarían tres condiciones clínicas tales como casos de influenza probables, según la definición del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Influenza; casos de neumonía con disnea no explicados por causa bacteriana, y casos de insuficiencia respiratoria aguda (se incluye las defunciones ocurridas).
Finalmente, en el oficio del pasado 18 de abril se sugiere dar seguimiento a las enfermedades respiratorias y de neumonía por medio de los canales endémicos y mortalidad, notificando de inmediato los casos o defunciones causados por alguna enfermedad respiratoria.
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