miércoles, 25 de marzo de 2009

DIPUTADOS ¿EN RENTA?. FRANCISCO RODRÍGUEZ

No podemos negociar con aquéllos que dicen, "lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable"

John Fitzgerald Kennedy

¿QUIÉN MUEVE LOS hilos del diputado federal Marco Antonio Bernal? ¿Qué grupo de interés lo ha llevado a ir en contra de los principios del partido al que dice pertenecer? ¿A cambio de qué cedió a las presiones –o quizá regalos— de las escuelas y colegios particulares que en estos momentos de crisis ven menguados sus negocios?

Intentaré dar respuesta a las interrogantes que plantea la propuesta que el jueves anterior hiciera Bernal, consistente en una reforma legislativa para hacer deducible del Impuesto Sobre la Renta (ISR) un monto establecido de hasta 16 mil 600 pesos por concepto de pago de colegiaturas.

Sin pudor alguno, el representante de un partido político, el PRI, que entre sus postulados básicos tiene el de la defensa de la educación laica, obligatoria, pero sobre todo gratuita, sostiene que su iniciativa de reformas a la Ley del ISR obedece a la posible salida de alumnos de los colegios privados a escuelas públicas debido a la crisis económica, pues una buena cantidad de padres de familia ya no pueden hacerse cargo de las cada vez más elevadas cuotas mensuales que les cargan las instituciones del sector privado.

Defiende Bernal a la educación privada. ¿Y su compromiso partidario con la enseñanza pública?

Por tal es que, de inicio, planteo ¿quién mueve los hilos de Bernal?

Obvio es que los puppeteers del legislador priísta son los propietarios de escuelas y colegios particulares, que han convertido a la enseñanza en un negocio harto redituable, no obstante que sus resultados sean, en la mayoría de los casos, más bien pobres.

Erigidos en lobbystas o cabilderos, los propietarios de ese tipo de establecimientos han encontrado en San Lázaro, además, un terreno fértil para cosechar resultados que les favorezcan. Prácticamente ya no hay legisladores que trabajen en comisiones. El ausentismo, de suyo tradicional, ha escalado a niveles muy reprochables. Buscan los diputados federales nuevas posiciones y, por ende, han dejado de cumplir las funciones por las que los contribuyentes les seguiremos pagando hasta el último día del siguiente agosto.

Un ejemplo son las reuniones plenarias de la fracción priísta en la Cámara Baja. Si antes tenían que llevarse a cabo en el holgado Salón Verde de las instalaciones de San Lázaro, hoy se realizan en áreas más reducidas, cual lo es la llamada de Los Cristales, y aún así se notan los vacíos. Emilio Gamboa --dijera el clásico-- ya no convoca ni a sus nietos.

Por ello es que Bernal prácticamente no ha encontrado resistencias a su incongruente propuesta que, en todo caso, cualquiera se imaginaría que bien podría ser presentada por un panista, pero nunca por un militante de un organismo político que, repito, como el PRI defiende en sus principios y postulados a la educación gratuita. Sus ¿correligionarios? Buscan chamba. Ya no se interesan en asuntos camerales.

¿Por qué los panistas no compraron esta iniciativa de hacer parcialmente deducibles del ISR a las colegiaturas?

Evidentemente, porque el Ejecutivo panista, a través de Hacienda, brincaría.

Escogieron bien, entonces, los lobbystas o cabilderos a quien alquilar, rentar o de plano comprar.

Un priísta que me dicen es también encargado del despacho de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del partido que fuera Revolucionario y, se ve, ya ni siquiera es Institucional.

El electorero, además, debe ser otro de los elementos que debieron entrar en la puja por la voluntad de Bernal. Cual "dirigente" del fantasmagórico "sector popular del PRI –donde caben desde aseadores de calzado hasta economistas revolucionarios--, debió calibrar los efectos que en las diluidas clases medias provocaría una medida que, de prosperar, haría deducibles para el nivel preprimaria hasta 11 mil 900 pesos anuales, para el nivel primaria 10 mil 800 y para secundaria hasta 16 mil 600 pesos. Niveles educativos, estos tres, que constitucionalmente está obligado a prestar el aparato estatal.

Así las cosas, cabe preguntar finalmente si el papel "revolucionario" lo adoptará Agustín Carstens señalando, por ejemplo, que esos recursos que Bernal pretende sean deducibles no "pasarán", porque tal iría en decremento de la educación pública.


Índice Flamígero: En mayo de 2008 la OCDE dio a conocer que la educación privada parece no ser garantía de un mejor aprovechamiento por parte de los alumnos, pues las escuelas privadas mexicanas están igual o peor que las públicas. El estudio demuestra que, si todos los alumnos de 15 años tuvieran el mismo nivel socioeconómico y asistieran a escuelas similares, las privadas obtendrían 20 puntos menos que las públicas en la Prueba Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA) 2006, que aplica la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo.

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