miércoles, 11 de febrero de 2009

¡SI NO COOPERAS, CÁLLATE!

¡SI NO COOPERAS, CÁLLATE!
Por Ferrer Galván Acosta

Con la característica bravuconería del gobierno panista, Javier Lozano Alarcón, Secretario del Trabajo federal respondió al empresario mexicano Carlos Slim Helú quien en días recientes afirmó que la presente es la peor crisis desde hace ochenta años. El operador calderonista, famoso por haber amenazado al chino mexicano Zhenli Ye Gon con darle “cuello” si no cooperaba en la campaña presidencial de Felipe Calderón, ahora se atrevió a llamar inconsciente al dueño de Telmex:
“El ingeniero Slim debe cobrar conciencia de que sus palabras tienen una gran influencia en el ánimo de la sociedad y de los inversionistas y que sus pronósticos, para bien o para mal, van a causar un efecto”
Para Lozano Alarcón, uno de los favoritos de Calderón, las opiniones del hombre más rico del mundo, y potencialmente el mayor causante ante la Hacienda Pública del país, carecen de conciencia, ya que no contemplan que tan sólo hace 14 años la crisis provocada por el supuesto “error de diciembre” provocó la pérdida de más de 800 mil empleos mientras que en la actualidad el catarrito tan sólo ha liquidado 340 mil empleos, 128 mil de ellos (según cifras de Molinar Horcasitas en el IMSS) tan sólo en el mes de enero, mientras que algunas empresas automotrices prevén ya desocupar a 20 mil nuevos estornudos.
No parece que el gobierno de Calderón esté preocupado por las declaraciones de Slim porque podrían cambiar el rumbo de la economía del país, más bien les preocupa que uno de los que en apariencia los sostiene y les da gobernabilidad les esté cuestionando su tan traída confianza ante la crisis. Javier Lozano parecería decir a Slim: si no vas a cooperar con las mentiras al menos no nos contradigas, o lo que es lo mismo “si no coopelas, cuello”.
Aunque en realidad, los responsables de la estabilidad económica y las políticas laborales no tienen la más mínima capacidad intelectual ni operativa, para resarcir el daño que están haciendo a la economía popular, se esperaría de ellos al menos prudencia, en lugar de llamar a Carlos Slim a que se sume a la ficción.
Los jóvenes del gobierno de Felipe Calderón parecen empeñados en un dogma absurdo, que los lleva a creer que la profunda crisis en que estamos viviendo es motivo de una desaceleración de la economía mundial cuando se trata de un decrecimiento de la capacidad de consumo de la población, los cuales habiendo agotado ya su capacidad monetaria también agotaron su crédito.
Los consumidores han dejado de ser tales pues aquellos que aun conservan su empleo, ya deben su salario, debido a la abusiva e irresponsable actuación de los banqueros que entregaron miles de tarjetas de crédito a hombres o mujeres que carecían de capacidad económica para solventarlas.
No es el momento de pedir a los funcionarios de un gobierno sin legitimidad que se vuelvan responsables. No lo son. Es el momento de iniciar un proceso de regeneración económica a partir de la restitución de la capacidad de compra de los mexicanos.
De manera urgente se necesita elevar los salarios de los trabajadores, se necesita que el gobierno intervenga en la economía y que genere obra pública, la construcción de refinerías, puentes, presas, inmuebles; e intervenir estatalmente para controlar los precios, se necesita romper la excesiva concentración de la venta de los súpermercados (Wal Mart, Soriana etc.) y desarrollar canales de comercialización y abasto para regular los precios a partir de la competencia.
Hoy más que nunca es necesario regenerar proyectos económicos como la Conasupo o las Tiendas del Departamento del Distrito Federal que procuren vender la canasta básica a bajo costo y limite las alzas excesivas de las corporaciones, que se amparan en la baja demanda para inflar los precios.
Asímismo es necesario compensar las importaciones de productos básicos con la regeneración del campo, a partir de abrir canales de distribución para la producción agrícola y ganadera nacional.
La crisis tiene orígenes fundados en el proyecto económico, pero combatiendo las dos principales consecuencias puede atemperarse, resolver el problema de la desocupación nacional a través de la generación de empleo y reducir los precios para garantizar el consumo.
Sin embargo, el problema real lo constituye el modelo económico capitalista fundado en la explotación laboral, pero que aunado al modo neoliberal a terminado por derrumbar al capitalismo.
Una solución profunda a la crisis del capitalismo no consiste en regenerarlo sino en eliminarlo. Es necesario reconstruir el modelo de empresa privada y modificarlo por una estructura colectiva o cooperativa que otorgue al trabajador el control de los medios de producción y la ganancia.
Se le llama crisis porque el golpe ha ido a parar a los bolsillos de los e mpresarios, sin embargo el capitalismo es un estado de crisis permanente para la clase trabajadora. La única forma de salir de esta explotación crítica es acabar con la premisa de que la riqueza es individual y producto de la explotación del trabajo; la acumulación del capital es un acto bestial y retrógrado y es necesario acabar con el ideal impuesto culturalmente de que la vida digna solo se alcanza en la explotación del otro.
Cambiar este paradigma de los neoclásicos liberales es el verdadero fundamento de la transformcación social, política y económica. Hasta que se entienda esto, seguiremos presenciando los desatinos de una kakistocracia dogmática.

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