sábado, 29 de diciembre de 2012

Otra ilegalidad de peña ...

La carta bajo la manga : ¿El diamante de Peña Nieto?



29 diciembre, 2012
Por Carlos Lucio Acosta
Desde que Enrique Peña Nieto designó a Oscar Adolfo Naranjo Trujillo, ex director general de la Policía Nacional de Colombia, asesor externo en materia de seguridad, narcotráfico, terrorismo e inteligencia, el nombramiento reci­bió el rechazo mediato de los entonces candidatos a la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, Josefina Vázquez Mota, del Partido Acción Nacional (PAN) y de Andrés Manuel López Obrador, de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (PMC) y del Trabajo (PT).
La condena no obedece a motivos políticos, orientaciones ideológicas o preferencias personales, si analizamos en pocas líneas algunos de los antecedentes que, de una o de otra manera, envuelven el perfil del personaje en cuestión.
EL nombramiento viola el Artículo 32 de la Constitución Política de los Estados Uni­dos Mexicanos, que al pie de la letra dice: “En tiempo de paz, ningún extranjero podrá servir en el ejército ni en las fuerzas de policía o seguridad pública…”.
Entonces el nombramiento también moles­tó a los titulares de las secretarías de la Defensa Nacional (SEDENA) y de Marina (SEMAR).
Peña Nieto intentó vender a buen precio el conocimiento, experiencia, relaciones y profesionalismo de Adolfo Naranjo Trujillo, como artículo de excelencia en materia de seguridad nacional, narcotráfico, terrorismo, inteligencia, espionaje y crimen organizado, para apaciguar ánimos sociales encendidos.
La única clave mágica para poner orden en los clanes del crimen organizado, en los carteles del narcotráfico, en la delincuencia asociada, en romper con el control de grupos delictivos sobre periodistas crí­ticos y medios de comunicación independientes, en lavado de dinero, en el tráfico internacional de estupefacientes, en reco­brar la confianza de la ciudadanía hacia autoridades de los tres niveles de la administración pública.
Sin embargo, en la mañana del jueves 14 de junio del 2012, durante la celebración de la rueda de PRENSA convocada por Peña Nieto para dar a conocer el nombramiento provisional de Naranjo Trujillo, se registró un incidente del más selecto y minucioso de los análisis.
En una parte de las preguntas lanzadas por periodistas mexicanos a Naranjo Trujillo, respondió textual que “…mí país todavía no ha resuelto totalmente los problemas de violencia, de inseguridad y de narcotráfico…”.
La carta bajo la manga de Peña Nieto, como se puede percibir, no pasó el control de calidad en el primer intento.
Apoyado por la fuerza aérea colombiana incursionó en forma ilegal a territorio ecuatoriano para bombardear el campamento guerrillero mientras dormían, en punto de la medianoche del sábado 1° de mar­zo del 2008.
En el ataque nocturno murieron los estudiantes mexicanos Sorén Ulises Avilés Ángeles, Fernando Franco Delgado, Juan González del Castillo y Verónica Natalia Velázquez Ramírez, sobrevive Lucía Andrea Morett Álvarez, quienes se encontraban en el campamento, ubicado en la región de Santa Rosa, departamento de Sucumbíos, Ecuador.
Sobre lo anterior, el presidente de la república bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, declaró en su programa radiofónico “Aló, presidente”, del 2 de marzo del 2008, que la muerte de Raúl Reyes había sido “un cobarde asesinato”.
Adolfo Naranjo Trujillo intentó implicar a los gobiernos de Ecuador y de Venezuela en el financiamiento de las FARC, en base a supuesta información extraída de la computadora personal del comandante de las FARC.
Tras la masacre de Sucumbíos, el ex presidente mexicano Vicente Fox Quesada, sostu­vo reunión especial en las instalaciones del Centro Fox, A. C., situado en el kilómetro 13 de la carretera León Cuerámaro – San Francisco del Rincón, Guanajuato.
Allí estuvieron el presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez; el director general de la Policía Nacional de Colombia, Oscar Naranjo Trujillo y el Mexicano José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, para fraguar demanda en contra de la estudiante mexicana Lucía Andrea Morett Álvarez, y luego conducir a la corte colombiana por presuntos nexos con las FARC, denunció el periodista Alberto Buitre.
Ha participado en operaciones para asesinar a Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar Gavira, del Cartel de Medellín, y al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Amadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Guillermo León Sáenz Vargas, conocido por el sobrenombre de Alfonso Cano.
Miembro de la International Drug Enforcement Association, filial de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos de Norteamérica (DEA, por sus siglas en inglés) y recibió el Medallón Barkley, otorgado por la Agencia Central de Inteligencia (CÍA, por sus siglas en inglés).
Nombrado vicepresidente por las Américas de la Organización Internacional de la Po­licía Criminal (INTERPOL, por sus siglas en inglés), con sede ­en Lyon, Francia, el 9 de noviembre del 2011; el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la primera fuente de financiamiento para el desarrollo económico, social e institucional sostenible de América Latina y el Caribe, lo contrató como asesor de seguridad ciudadana, con sede en New York, y presidente de la Asociación de Policías de América (Ameripol), en noviembre del 2012.
El asesor en materia de seguridad del presidente electo de los Estados Unidos Mexi­canos es el único policía del mundo que ascendió a general de cuatro estrellas, sin antecedentes militares, por decisión del presidente colombiano Juan Manuel Santos Calderón.
El nombramiento de Enríque Peña Nieto, recuerda el incidente de Arturo Durazo Moreno, jefe del departamento de Policía y Tránsito de la ciudad de México, nombrado general de división, sin pertenecer al ejército, y declarado doctor honoris causa, sin antece­dentes juristas, por el Tribunal Superior de Justicia del Dis­trito Federal. Todo esto por indicaciones directas del entonces presidente José López Portillo y Pacheco, actitud que molestó al secretario de la Defensa Nacional (SEDENA), general Félix Galván López.

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