sábado, 9 de julio de 2011

Issste, el alucinante paisaje “perfecto” de Villalobos

Gustavo Leal F.*
¿Se puede auditar administrativamente el Issste después de cuatro años de la fracasada reforma” que impuso Calderón –con los priístas Beltrones, Gamboa, Paredes y Samuel Aguilar Solís–, sin aludir a las razones estructurales de ese mismo fracaso? Sin duda, y sería incluso del todo conveniente. Pero a la vez habría que destacar los determinantes estructurales que –oportunamente advertidos– la hicieron inviable al parirla muerta. Después de que Elba Esther Gordillo reconoció que negoció esa “reforma” con Calderón antes de las controversiales elecciones de 2006 (La Jornada, 30/6/11), ahora hay quien quiere reducir su anticipado fracaso sólo a la multicuestionada calidad de los funcionarios que tramitaron su naufragio: Miguel Ángel Yunes y Jesús Villalobos.

Eso comunica, por ejemplo, la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos, que –amparándose en el artículo 46 de la nueva ley que ordena su revisión cuatrianual, recordando ¡hasta ahora! los 8 mil millones de pesos extraordinarios que Calderón entregó a Yunes en 2007 para la “mejora” del Seguro de Salud y asumiendo ¡hasta ahora! las deficiencias, desabasto, desatención, adeudos, carencia de equipo, médicos, enfermeras y administradores– estima que “lo que hizo posible la reforma se ha desgastado como resultado de una gestión autoritaria, insensible y excluyente”. Aunque, agrega, “aún puede ser la gran reforma que salve al Issste. Es indispensable que se inicie una auditoría”. Pero es claro que el estado de los servicios de salud resulta de las fallas estructurales en el diseño de la ley Calderón, agudizadas por el opaco e interesado uso que le imprimieron a los recursos Yunes y Villalobos.

La “reforma” Calderón nunca buscó mejorar la seguridad social de los trabajadores al servicio del Estado. De haberlo hecho, el incremento en la cotización debió superar el raquítico 2.65 por ciento actual, aplicable hasta 2012. Claro que hoy los servicios y el asunto público están peor que antes. Como Zedillo con el IMSS (1997), Calderón sólo buscó monopolizar en Pensionissste el uso de los fondos del apartado B. De la misma manera piensa Gordillo desde el SNTE, pues para ella “la reforma fue posible porque los actores que intervenimos en ella construimos un sólido consenso; sin embargo, el instituto no avanza en el logro de los objetivos planteados, reflejando opacidad, centralismo e ineficiencia de quienes desde entonces lo han administrado”. Por tanto, puntualiza: “Exigimos que se realice una auditoría especial directa, llamando a rendir cuentas a quienes en este trayecto lo han administrado”.

Por su parte y desde la FSTSE, Joel Ayala Almeida “avala la forma en que se conduce actualmente el Issste. El problema del instituto es muy grande, pero con la reforma se han podido dar resultados, avances contundentes del área médica y en el resto de las prestaciones”, mientras el CEN del Sntissste manifiesta públicamente “cerrar filas con el director general del instituto”, porque ha “cumplido todos los compromisos con la derechohabiencia”.
Claro que, frente al fracaso esférico de la “reforma” de Calderón, lo verdaderamente sorprendente es el alucinante paisaje “perfecto” institucional que sólo aprecia su titular, Jesús Villalobos; paisaje donde todo checa, todo cuadra: ¡el Issste es una maravilla!

En respuesta al alud de acusaciones de que ha sido objeto su opaca gestión –y la de Yunes–, “aclara” que no hay desfalco alguno, sino finanzas “sanas”, ¡“mejores” servicios!, “combate” al desabasto e incluso un “ahorro” igual a 12.4 por ciento del PIB.

Las alucinaciones de Villalobos le permiten afirmar que “más auditado no puede estar” el instituto y que las “mejoras” en la calidad de los servicios “se reflejan en las estadísticas”. Y aunque la derechohabiencia creció en 11 por ciento, puntualiza, “paralelamente aumentó el número de consultorios y quirófanos en 11.3 por ciento”. Y remató: las quejas por mala calidad del servicio siempre las habrá, “el reto es seguirlas atendiendo”. Turissste “enfrenta” 24 auditorías por el Fideicomiso Bicentenario, dijo. ¿En qué mundo vive?

Y mientras el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, ofrecía “auditar al Issste”, el Movimiento de Bases Magisteriales de Jalisco protestaba por la calidad de la atención que brinda el Issste-Villalobos, y la doctora Juárez –ex coordinadora médica del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre– documentaba irregularidades en la lista de trasplantes y robo de medicamentos biológicos de alto costo, Villalobos apenas aceptó que el Issste acatará la orden del Ifai para que publique los contratos de su red de telecomunicaciones signada con Bestel, filial de Televisa.

El futuro financiero de la ley Calderón está comprometido. Para no estarlo, más trabajadores debieron optar por Pensionissste. Las cuentas individuales del apartado B y la estructura de contribuciones para sustentar los servicios sólo crecerán con nuevos trabajadores, lo cual no ocurre. Como la ley dispone de más contribuciones y recursos extraordinarios, pero menos carga pensionaria, los servicios deberían ir al alza. Así, los dos motivos fuertes para justificarla: quitar presión a las finanzas públicas y mejorar los servicios, particularmente los médicos, no se cumplieron. La ley Calderón es más cara que la que abrogó. La presión sobre las finanzas públicas creció. Y los servicios no están mejor.

Por sus fallas estructurales de diseño, en efecto, lo que sigue es auditar directamente al Issste de Calderón y a sus opacos titulares Yunes y Villalobos –como confirman los hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación– para inmediatamente proceder a reformarla.

*Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco

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