lunes, 26 de julio de 2010

Narco y militarismo


Jorge Carrasco Araizaga



MÉXICO, D.F.; 24 de julio (apro).- El pasado 15 de julio, la policía italiana detuvo a 305 mafiosos de la Ndrangheta, la organización delictiva más poderosa de Italia que tiene vínculos con Los Zetas.

Fue un operativo regional que abarcó desde la atrasada zona agrícola de Reggio Calabria, al sur de Italia y origen de la Ndrangheta (Hombres Valientes) hasta el norte industrioso y financiero de Milán.

En la redada cayo Domenico Oppedisiano, un anciano de 80 años que apenas el año pasado había sido designado por las familias mafiosas como el capocrimine, el jefe del crimen o de La Provincia.

Fue la operación policial más importante contra ese grupo delictivo que se remonta a fines del siglo XIX y que ahora opera como una empresa globalizada, superando incluso a la Cosa Nostra, la mafia siciliana. De ahí sus vínculos con Los Zetas.

La policía italiana ha estimado en 44 mil millones de dólares los negocios de todo tipo de la Ndrangheta, principalmente en Europa.

Ha dicho también que sus vínculos con Los Zetas se originaron en Nueva York, cuando el ahora cártel creado por militares desertores del Ejército eran el brazo armado del cártel del Golfo.

Pese a las evidencias, en Europa apenas se empieza a ver el tema de la mafia como un problema europeo y no como un asunto meramente italiano.

Para este operativo, por ejemplo, la investigación llego a varios países europeos con presencia de la Ndrangheta e incluso alcanzó al continente americano, en Canadá, y se extendió hasta Australia.

En Norteamérica, el problema del narcotráfico se ve como un asunto de México en el que, en todo caso, hay una corresponsabilidad de Estados Unidos por su consumo de drogas y libre comercialización de armas.

En esa visión es inconcebible una operación en la que se detenga no sólo a los narcotraficantes mexicanos y estadounidenses, sino a quienes lavan las ganancias de los mafiosos en ambos lados de la frontera y a quienes les dan protección política en los más altos niveles.

El habitante de Los Pinos, Felipe Calderón, se ha plegado en su totalidad a la visión estadounidense que parte de la represión policial y militar a la delincuencia organizada.

En tres años y medio la lógica consecuencia ha sido el incremento de la violencia, con 25 mil muertos, sin que existan indicios de que se pueda contener en el mediano plazo.

La proyección es que la herencia de Calderón sea de al menos 30 mil muertos en su sexenio, tantos como en una guerra convencional.

Ante ese nivel de violencia, la estrategia estadunidense es la de incrementar las capacidades represivas en México, tal y como lo hizo en su momento en Colombia.

En ese país, incluso, instaló bases militares. En México, buscara mas presencia del Pentágono y sus marines.

A más violencia en México, sobre todo en la frontera con Estados Unidos, tendrán más argumentos quienes en los dos países quieren mayor presencia militar estadounidense en nuestro país.

El narcoterrorismo puede abrir las fronteras.


jcarrasco@proceso.com.mx

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