viernes, 11 de febrero de 2011

Nadie ignora la enfermedad de Calderón

TERTULIA POLITICA

Pedro MARTÍNEZ SERRANO

Durante la década anterior, entrevisté en exclusiva a Felipe Caderón Hinojosa, cuando menos en 6 ocasiones. Como coordinador de los diputados panistas, en el Congreso de la Unión. Cómo Ssecretario de Energía, en el gobierno de Vicente Fox. Como precandidato y, luego de dejar en el camino al todavía senador, Santiago Creel Miranda, como candidato presidencial. Hice largos recorridos en la geografía bajacaliforniana, a bordo del mismo vehículo que él. Siempre acompañado por su ahora Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora y, de quien entonces era su cercanísimo colaborador: Cuauhtémoc Cardona Benavides.

La mayoría de ocasiones en que Felipe visitó Tijuana, durante mi estancia en aquella ciudad, me enteré. Soy amigo de sus amigos más cercanos en aquella región. Estuve lo mismo en eventos públicos, a los que di cobertura para el periódico El Mexicano, que en algunas reuniones privadas. Cenas entre amigos.

Consecuencia de mi cercanía a la feroz cúpula norteña del Partido Acción Nacional, es que hace años escuché, lo que todos los mexicanos confirmamos hace unos días: el presidente Felipe Calderón padece una enfermedad incurable, progresiva y mortal. Es alcohólico, creo que empedernido. Personas de su círculo cercano en el noroeste, hacían bromas a su costa y a sus espaldas.

En uno de los recorridos que hice en Baja California junto a Felipe, de Tecate a Tijuana. Era precandidato presidencial. Llamó poderosamente mi atención, el reiterado suministro de bebidas refrescantes al ahora presidente. Luego de un recorrido de 40 minutos por carretera, ya entrada la noche, antes de ingresar a la sede panista, al último acto de su gira: Calderón Hinojosa apresuró una bebida, para consumirla hasta el fondo y, entonces, entró a pedir el voto de sus correligionarios.

Una vez más, en Tijuana, ya presidente electo, asistí a una cena que le ofrecieron empresarios bajacalifornianos y panistas de cúpula. Su asistente, siempre estuvo atento a que su vaso no estuviera vacío. Pasada la media noche, Felipe Calderón ya acusaba los estragos del cansancio y la consecuencia de los reiterados brindis.

Quien lo exhibió como borracho, fue el diputado federal por el PT, Gerardo Fernández Noroña. Durante una sesión de la cámara baja, colocó una lona en la que muestra alcoholizado al presidente Calderón, con la aniquiladora leyenda ¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? No, ¿verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir al país?

El asunto no habría pasado a mayores. Vi la noticia en algunos noticieros, pero hasta ahí. Se trataba de un acontecimiento mediático, que se habría muerto con el nuevo día, pero no, la estupidez en el manejo de la fuerza del estado, provocó que hoy todos los mexicanos estemos indignados: Se obligó a los herederos de Joaquín Vargas, titulares de la franquicia de MVS Radio, a despedir a la periodista Carmen Aristegui Flores, por haber tocado el tema.

La salida de Aristegui generó una ola de indignación nacional y, de paso, exhibió a los titulares de aquella franquicia radiofónica, como serviles y sometidos al poder presidencial. Con todo y la desesperación del equipo de manejo de imagen de la presidencia de la república, algo es cierto y nadie podrá lograr que se crea lo contrario: Quien gobierna el país, es un alcohólico, belicoso, vengativo y rencoroso.

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