miércoles, 3 de noviembre de 2010

Televisa desinforma. Álvaro Cueva

El pozo de los deseos reprimidos
.Mucha gente no lo entiende, pero los programas de espectáculos son una necesidad y Televisa, al carecer de un espacio para desmenuzar el acontecer del entretenimiento nacional e internacional, está desinformando a la población.

¿Por qué le digo que los programas de espectáculos son una necesidad?

Porque, independientemente de su función catártica, la fuente de espectáculos existe, dice cosas, afecta, y negarle a la gente la posibilidad de saber y analizar lo que está pasando ahí es negarle una parte de la realidad, bloquearlo, desinformarlo.



¿En qué me baso para afirmarle que Televisa está desinformando a la población?

En un dato muy escandaloso: el consorcio de Emilio Azcárraga carece de un programa de espectáculos.

¿A usted no se le hace monstruoso? A mí, sí porque Televisa es la máxima casa productora de entretenimiento de habla hispana y el hecho de que carezca de una emisión de espectáculos se presta para las peores interpretaciones.

Desde un franco desprecio a lo que estos señores hacen hasta una delicada posición monopólica que nos dice: nosotros tenemos el control de todo, no necesitamos un programa de espectáculos que nos promueva, mucho menos que nos critique.

Aquí comienzan las equivocaciones. Yo no sé si es por una deformación de lo que ha estado pasando con algunos servicios informativos en los últimos años, pero los programas de espectáculos no son ni catálogos de publicidad ni mecanismos de presión.

Son producciones que informan. Punto. Y la crítica no es mala, es la mejor herramienta para perfeccionar las cosas.

Y perfeccionar las cosas no es nada más que se vean más bonitas. Es venderlas más, ganar más, ser más.

A mí me da mucho miedo que esta empresa carezca de una emisión de espectáculos porque lo siento como parte de un retroceso colectivo, como parte de una intención de regresar a México a los años 90, a los tiempos del PRI.



La programación de Televisa hoy es demasiado parecida a como era en el sexenio de Ernesto Zedillo:

Estamos viendo las noticias con Joaquín López-Dóriga, tenemos las mismas telenovelas de aquel entonces (“El privilegio de amar”), padecemos la misma televisión chatarra, hay una guerra muy clara contra TV Azteca y carecemos de un programa de espectáculos.

¿Qué nos está tratando de decir Televisa con este comportamiento? ¿Qué relación hay entre la televisora de ahora y la de aquellos años? ¿Usted cree que se trate de una mera casualidad?

Sea lo que sea es una vergüenza que una casa productora de contenidos de las dimensiones y de la categoría de Televisa no tenga una emisión dedicada a los espectáculos.

Era para que tuviera un canal completo tipo TDN, para que hubiera un “Noticiero Televisa Espectáculos”, un “Tercer grado” de telenovelas, un “Tribunal TD” cinematográfico, un “Punto de partida” musical.

Era para que existiera un “La jugada” teatral, un “Primero noticias” de videojuegos, un “El mañanero” de caricaturas, un “Los reporteros” con información de nostalgia, un “Conversando con Mara Patricia Castañeda”.



Era para que aquello fuera la meca del periodismo de espectáculos de México, del mercado hispano de Estados Unidos y de toda América Latina.

Cómo se nota que a los ejecutivos de esta compañía sólo les gusta el poder político y el futbol porque si les gustara el espectáculo tendrían hasta un centro de capacitación de periodistas de este tipo.

Es imperdonable que si usted va a una sola de las instalaciones de Televisa en la Ciudad de México y abre una puerta, aparezca una estrella y que nadie le quiera preguntar algo.

Se le hace un daño a la estrella, se le hace un daño al público y se le hace un daño a Televisa.

Y luego, cuando hay algún reportero que pregunte por ahí, se trata de unos personajes grotescos que sólo quieren saber de sexo, cirugías y demandas porque, por la misma apatía de Televisa de entrarle a la materia, en México confundimos periodismo de espectáculos con periodismo del corazón.

Y ahí están las consecuencias: gente sin oficio ni beneficio se está adueñando de la fuente para canalizar vaya usted a saber qué frustraciones.

Urge que Televisa regrese, pero no a los años 90, sino a su vocación de ser la gran generadora de programas de espectáculos de México.

Necesitamos un programa que le haga justicia a la inmensa variedad de opciones que a diario se producen en el consorcio de Emilio Azcárraga, un proyecto plural, objetivo, valiente, divertido, crítico y democrático.



Necesitamos que estos señores le echen tantas ganas a los espectáculos como le echan a otros ramos de la información.

Necesitamos que quieran este negocio, que amen al público, que se olviden de los clichés de la gente chismosa, y que dejen atrás esa idea de que hablar de entretenimiento es hacer publicidad.

Necesitamos que nos informen. Así de simple. Así de complicado. ¿A poco no?

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