La entonces titular de la SEP respondió en declaraciones públicas que no sacaría la comida chatarra de las escuelas. Foto: SEP/Archivo
En 2006 México se convirtió en un centro de atención para los expertos en nutrición y salud de muy diversas nacionalidades al darse a conocer que era el país que había presentado el crecimiento más acelerado de sobrepeso y obesidad en el mundo. La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2006 reportó, entre otros datos, que el sobrepeso y la obesidad en niños de 5 a 11 años había aumentado cerca de 40 por ciento en solamente 7 años (1999-2006).
El Instituto Nacional de Salud Pública explicaba que las escuelas se habían convertido en ambientes obesogénicos. Nosotros tradujimos este concepto para decir que las escuelas eran fábricas de niños obesos. Lo que el INSP encontraba en las escuelas era una falta de actividad física, pero, sobretodo, un alto consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra al interior de estos planteles que llevaba a una ingesta de más de 560 calorías durante la corta jornada escolar. Esas 560 calorías que consumían en promedio era después de desayunar y antes de comer. Ahí se encontraba un aspecto crucial en el combate a la obesidad infantil, en el que México llegaría ocupar el primer lugar.
Por otro lado, otro estudio del INSP reportó que entre 1984 y 1998 las compras de frutas y verduras habían caído 30 por ciento y las de bebidas azucaradas habían aumentado 40 por ciento. Era urgente actuar al interior de las escuelas contra el deterioro de la salud que llevaría a reconocer más tarde, que uno de cada tres niños mexicanos va a desarrollar diabetes a lo largo de su vida. Podría desde entonces haberse decretado la emergencia epidemiológica en obesidad y diabetes que la Secretaría de Salud decretó el año pasado, sin embrago, imaginamos que entonces, como ahora, no se hubiera hecho nada efectivo en materia de política de prevención.
En este contexto, Josefina Vázquez Mota fue elegida Secretaria de Educación Pública. Frente a lo que llamamos desde ese momento la epidemia de obesidad en México demandamos que se regulara el expendio de alimentos y bebidas en las escuelas, que salieran las bebidas azucaradas y los alimentos chatarra de los planteles escolares. Era una de las recomendaciones internacionales más importantes. Esta propuesta nunca prospero con la Secretaria Vázquez Mota. Presentamos los datos de las investigaciones que se habían realizado en México para demostrar que era urgente actuar, dimos a conocer las evaluaciones que se habían realizado en otros países que demostraban que la salida de las bebidas azucaradas y la comida chatarra de las escuelas era una medida exitosa, logrando controlar el sobrepeso y la obesidad en los niños e, incluso, reduciéndolas.
Realizamos foros académicos, difundimos información, protestamos ante las oficinas de la Secretaria, junto con la Red por los Derechos de la Infancia en México y maestros, con botargas de una zanahoria y una manzana demandamos alimentos saludables en las escuelas.
La Secretaria Vázquez Mota respondió en declaraciones públicas que no sacaría la comida chatarra de las escuelas, que enseñaría a los niños a realizar elecciones saludables. Al respecto no hay que ahondar mucho en la evidencia de que los niños no tienen la capacidad de tomar decisiones bajo el criterio de la salud y de que está comprobado que si hay la opción, elegirán los productos con alto contenido de azúcar, grasas y/o sodio, los llamados productos competitivos, ya que está comprobado que desplazan el consumo de alimentos naturales.
En vez de escuchar las recomendaciones que se le hacían desde la salud pública, Josefina siguió el camino opuesto. En 2007 la Secretaría de Educación firmo con la empresa Pepsico un convenio para para permitirle entrar a las escuelas con su programa “Vive Saludable Escuelas”. Para firmar el convenio viajo a México la misma presidenta mundial de Pepsico, Indra K. Nooyi. La Secretaría había estimado que el programa llegaría a más de 3 millones de alumnos. Un par de semanas  después, la Secretaria Vázquez Mota firmó otro acuerdo, en esa ocasión, con Coca Cola, para la entrada en las escuelas de su campaña “Movimiento Bienestar”. Por parte de Coca Cola, el convenio fue firmado por Robert James Quincey, presidente de Coca Cola México y ahora presidente de Coca Cola Mundial.
La situación cambió al dejar Vázquez Mota la Secretaría de Educación y ser relevada por Alonso Lujambio en abril de 2009. La Secretaría de Salud encontró en Lujambio un aliado que no había encontrado en Vázquez Mota, para impulsar la regulación en las escuelas y, tan sólo un año después, en mayo de 2010, Lujambio estaría presentando los lineamientos para alimentos y bebidas en las escuelas al lado del Secretario de Salud Córdova Villalobos y con la presencia de todos los secretarios de educación y salud de los diversos estados de la República. En ese año, ambos secretarios enfrentaron una fuerte campaña contra los lineamientos por parte de la industria de alimentos y bebidas que fue acompañada por todo el sector industrial, incluso el Consejo Coordinador Empresarial, que se opusieron en conjunto contra los criterios establecidos en esa regulación.
Nota: estos comentarios no van contra el PAN en este momento en que Josefina Vázquez Mota es su candidata al Gobierno del Estado de México, tienen la intención de aportar lo que conocí de cerca de parte de su ejercicio como funcionaria pública en relación al tema mencionado. En los hechos, considero que Javier Corral, otro panista, es uno de los hombres más honestos ejerciendo la gubernatura de un Estado. Creo en la honestidad de unos cuantos políticos no en los partidos políticos.