domingo, 19 de marzo de 2017

El TLC y la destrucción de la economía mexicana

"La economía mexicana se ha visto afectada en múltiples sectores, sin que, de ninguna manera, se hayan resuelto los problemas centrales que el país sufre desde antaño", escribe Carlos Herrera de la Fuente.

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Por Carlos Herrera de la Fuente* 
De todos los mitos y fábulas neoliberales que se esgrimen a la hora de “defender a México” de la amenaza trumpista, tal vez ninguno sea tan cínico y desvergonzado como el que se refiere a la valoración del Tratado de Libre Comercio (TLC) como uno de los elementos fundamentales para el desarrollo de la economía nacional.
Cualquiera con la mínima información al respecto sabe perfectamente que, después de 23 años de la entrada en vigor de dicho tratado, la economía mexicana se ha visto afectada en múltiples sectores, sin que, de ninguna manera, se hayan resuelto los problemas centrales que el país sufre desde antaño: la pobreza, el desempleo, la violencia, entre otros. Al contrario, cada uno de ellos se ha agudizado seriamente en las últimas dos décadas, a la par que el campo y la soberanía alimentaria han sido destrozados, las cadenas industriales desestructuradas, los mecanismos de seguridad social debilitados, etc.
Con el paso del tiempo, la economía mexicana se ha “especializado” en la generación de tres “mercancías” que resultan sumamente atractivas para el mercado mundial: mano de obra barata, drogas ilegales y migrantes indocumentados (y, por lo mismo, muy baratos como fuerza de trabajo). Si se quisiera ser justo con el TLC, éstos son los tres elementos que deberían resaltarse como sus productos más legítimos. Por supuesto, estos tres elementos no son nada halagüeños y tan sólo mencionarlos resulta una afrenta para las verdaderas aspiraciones de la economía mexicana.
Para poder comprender lo absurdo y contradictorio de la política internacional del gobierno de México, quien dice proteger al país al defender el TLC, es indispensable revisar ordenadamente algunos datos que nos permitan tener mayor claridad sobre el tema.
1. El campo, la industria y la mano de obra
Si existe un símbolo que sintetice los efectos negativos del TLC en la economía mexicana, ése es el de la destrucción del campo y la industria agropecuaria. Nada más elocuente ni más desalentador. Veamos algunas cifras (retomamos aquí los datos publicados por Maximiliano Gracia Hernández en su artículo “El impacto del Tratado de Libre Comercio con América del Norte”, Milenio, 31/07/2013).
Del año 1994 (cuando entró en vigor el tratado) al 2013 se habían perdido alrededor de 2 millones de empleos agropecuarios. Puesto que la economía se abrió a la competencia internacional y se quitaron todo tipo de apoyos y subsidios a los productos agrarios (precios de garantía, aranceles, permisos de importación, etc.), los precios reales de los productores cayeron entre 40 y 70 por ciento en ese mismo periodo, desestimulándose así la producción de bienes básicos como el maíz, que se podía obtener mucho más barato a través de la importación. Como consecuencia de estos cambios, la economía agraria se enfocó cada vez más a la exportación de ciertos productos con “ventajas comparativas”, sólo que gracias a la contrarreforma agraria de 1992, aprobada durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, las mejores tierras fueron acaparadas por monopolios internacionales, a tal punto que, para el año 2013, el 80% de los principales productos de agro exportación (jitomate, aguacate, fresa, frambuesa, melón, mango, etc.) y algunas industrias derivadas (tequila, cerveza, etc.) estaba en manos de empresas extranjeras.
El mismo Maximiliano Gracia continúa en su artículo el recuento de daños: “La Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) señala que cerca del 64 por ciento de los suelos en México presenta deforestación en diferentes niveles; se tiene un 70 por ciento de población rural en condiciones de pobreza; 20 millones de mexicanos con desnutrición y anemia; 35 millones con obesidad; migración anual de pobladores rurales a los Estados Unidos por 280,000 personas; un promedio anual de 400 migrantes muertos al intentar cruzar la frontera con Estados Unidos durante la duración del TLCAN; 20 grandes corporaciones mexicanas y transnacionales controlan el mercado: Maseca, Bimbo, Cargill, Bachoco, PilgrimsPride, Tysson, Nestlé, Lala, Sigma, Monsanto, ADM, General Foods, Pepsico, Coca Cola, Grupo Viz, Grupo Modelo, Grupo Cuauhtémoc, Wal-Mart, Kansas City, etcétera”.
Frente a este panorama desolador, lo sucedido en la industria mexicana después de la firma del TLC no se queda de ninguna manera atrás. Como consecuencia directa del acuerdo comercial, entre los años noventa y el comienzo del presente siglo, varias ramas industriales que anteriormente habían tenido cierto auge se vieron seriamente dañadas. Tal fue el caso de la industria del plástico, la textil, la del vestido, la del calzado, la dedicada a la fabricación de juguetes, la dulcera, la refresquera, etc. Por su parte, la industria de bienes de consumo intermedios (cemento, acero, vidrio, combustible, etc.), si bien ha resistido parcialmente por su carácter oligopólico y de alta concentración de capital, se ha visto sometida a una creciente ola de importaciones que, por ejemplo, para el año 2014, hizo que se acumulara un déficit en la balanza comercial de 101 mil 958 millones de dólares (Susana González G., “Déficit comercial histórico en bienes para la manufactura”, La Jornada 18/01/2015), lo cual significa que las empresas que producen en México prefieren comprar la mayoría de sus insumos en el extranjero antes que en el propio país. Éste es un claro ejemplo de la desarticulación de las cadenas productivas en México.
Ahora bien, mucho se ha presumido sobre la fortaleza de la industria automotriz y su impulso al sector exportador. Lo cierto es que no existe ninguna empresa automotriz autóctona. El diseño, la tecnología, las piezas y los materiales provienen en su mayoría del extranjero, por lo que el papel de las fábricas mexicanas es el de ensamblar las autopartes en el país para después exportarlas. El principal interés de las empresas automotrices extranjeras es el de aprovechar los bajos costos derivados de la mano de obra barata.
“México es la respuesta a la necesidad de la industria de bajar sus costos en Norteamérica. (…) Con salarios en las plantas automotrices que son más de cuatro veces menores que los de Estados Unidos, México ha recibido en los últimos cuatro años inversiones por 13,365 mdd para nuevas plantas o para ampliar las existentes armadoras japonesas, europeas e incluso estadounidenses (…), cuyo fin es abastecer desde aquí a las agencias de autos estadounidenses” (Zacarías Ramírez Tamayo, “¿De verdad México es importante en la industria automotriz?”, Forbes, 15/04/2015).
En términos generales, México ofrece los salarios más bajos de toda la OCDE (1.01 dólares por hora), y su mano de obra es una de las más baratas del mundo, incluso más que la de China. Esto, por supuesto, ha contribuido al aumento de la pobreza en el país. “A medida que la población de México aumenta, la pobreza se incrementa. Se estima que hay 14.3 millones más de mexicanos que viven en la pobreza que cuando se firmó el TLCAN” (Sin Embargo, 10/06/2016, “México es uno de los países con la mano de obra más barata en todo el mundo… y sin sindicatos”).
Obviamente, la catástrofe económica no se queda sólo en el recuento de las cifras. Las consecuencias sociales y humanas son terribles. A continuación resumimos brevemente las más visibles y brutales.
2. Desempleo, narcotráfico y migración
Tomando en cuenta lo barato que es la mano de obra en México y el aumento constante de la inversión extranjera (que es la que realmente promueve el crecimiento económico del país), uno podría suponer que la tasa de desempleo es relativamente baja. De hecho, así lo reporta año tras año el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Por ejemplo, en el segundo trimestre de 2016, el INEGI reportó que la Tasa de Desocupación (TD) promedió 3.92% de la población económicamente activa (PEA), un comportamiento favorable con respecto a la TD del mismo trimestre en el año anterior, que ascendió a 4.39% de la PEA (Alejandro Gómez Tamez, “La realidad del empleo y desempleo en México”, El Financiero, 08/08/2016).
No obstante, vistas las cosas más de cerca, resulta que la mayoría de la gente empleada trabaja en el sector informal de la economía, lo que significa que ni el sector productivo ni el de servicios es capaz de absorber la mano de obra disponible. De esta manera, en el segundo trimestre de 2015, la Tasa de Informalidad Laboral, según el INEGI, pasó del 57.83% al 57.22% en el segundo trimestre de 2016. “Así –escribe Alejandro Gómez Tamez–, queda claro que casi 6 de cada 10 empleos en México se encuentran en la informalidad ya sea por cuenta propia o porque las personas laboran en una empresa informal o porque su empleo no está sustentado con un contrato, lo que se traduce en que no cuenten con seguridad social”.
Sin contar a los trabajadores informales, el desempleo real en México asciende al 60%. ¿Cómo es esto posible? En gran medida, porque la inversión extranjera (la fuente principal del triste crecimiento de la economía mexicana) se dirige al sector especulativo y es capital “golondrino” que poco o nada contribuye al mejoramiento de la situación económica de la población. Para el primer trimestre del año 2012, por ejemplo, “de cada 100 dólares que ingresaron por dicho concepto (inversión foránea total), 78 se canalizaron a la Bolsa Mexicana de Valores o al mercado de deuda, esto es, a rubros poco productivos y benéficos para la población. Lo anterior significa que sólo 22% fue Inversión Extranjera Directa (IED), aquella que genera crecimiento, crea empleo, estimula el ahorro y promueve la competitividad, por mencionar algunas bondades” (Fernando Franco, “Capital golondrino, la mayor parte de la inversión extranjera en México”, El Economista, 28/05/2012). Por supuesto, la tasa de inversión extranjera dedicada al ámbito de la especulación (inversión de cartera) es variable, pero, por ejemplo, para el tercer trimestre de 2016 representó el 68% de la inversión foránea total (según datos de Banxico).
Por todas estas razones (incluyendo las mencionadas en la sección anterior) el desempleo real en México, esto es, el que se deriva de la falta de oportunidades en el mercado laboral formal, es gigantesco. ¿A dónde se va toda esta mano de obra desocupada?
En primer lugar, como ya se mencionó, al mercado informal. Éste es el “gran colchón” de la economía mexicana. Sin él, la crisis económica sería mayúscula y la inestabilidad política y social estallaría en cualquier momento. Los otros dos rubros que absorben todo este gigantesco “ejército obrero de reserva” (como lo llamaría Marx) son el narcotráfico y la migración.
Puesto que no se poseen cifras oficiales sobre la dimensión real del narcotráfico en nuestro país, sólo se pueden mencionar algunas generalidades que den cuenta del fenómeno y la importancia de esta actividad ilegal. En primera instancia, cabe señalar que México fue colocado en 2014 en la lista de las 22 principales naciones productoras de drogas en el mundo. Actualmente, y, en gran medida, gracias a la supuesta “guerra contra las drogas”, México no sólo es uno de los principales productores de marihuana del planeta, sino líder en la producción de heroína y metanfetaminas. “Según un informe de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, existen cuatro áreas principales para la producción de heroína en el mundo. La más prolífica es México. Sólo entre 2013 y 2014, la superficie de plantaciones de amapolas –la materia prima de esta poderosa droga– se incrementó un 62 por ciento, sobre todo en el estado de Guerrero y en el Triángulo de Oro, conformado por Sinaloa, Chihuahua y Durango” (Laureano Pérez Izquierdo, “México, el nuevo gran productor de heroína del mundo”, Infobae, 14/06/2016).
Por otra parte, del sexenio de Miguel de la Madrid al de Enrique Peña Nieto las organizaciones criminales dedicadas a la producción y trasiego de drogas pasaron de ser solamente 2 (la de Guadalajara y el Golfo) a 9 (Caballeros Templarios, Familia Michoacana, Zetas, Golfo, Tijuana, Juárez, Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y el Beltrán Leyva), distribuidas a lo largo de todo el territorio nacional (Tania L. Montalvo, Narcodata, Animal Político, 23/10/2015). ¿Cuántos trabajadores no absorberán estas empresas criminales?
Finalmente, México es el segundo país con mayor número de migrantes en el mundo (12.3 millones), sólo por detrás de la India (16 millones), según cifras de la ONU presentadas en su informe “Tendencias sobre la migración internacional, revisión 2015”. Por supuesto, el principal destino de la migración mexicana es EUA, quien no sólo se beneficia directamente de la mano de obra barata en nuestro país, sino también de la que cruza la frontera. Por lo demás, el hecho de que la mano de obra migrante sea ilegal y esté sometida al odio racista y a la persecución constante de los agentes policíacos, sólo contribuye a disminuir aún más su precio (que, no obstante, es mayor al que se le paga en su propio país).
Con todo lo dicho, queda claro que el TLC, punta de lanza de la política económica neoliberal, no ha sido, bajo ninguna circunstancia, un acuerdo comercial que haya beneficiado a la economía mexicana. Por el contrario, la ha destruido de cabo a rabo, y sólo ha beneficiado a poquísimas empresas de carácter trasnacional, concentradas mayoritariamente en manos extranjeras y en algunas cuantas mexicanas. Modificar o eliminar ese tratado no significaría, a mediano y largo plazo, ninguna catástrofe nacional. Al contrario, podría ser la oportunidad de reconstruir nuestra economía dándole privilegio a las necesidades reales de la población y no de los grandes capitales (productivos y especulativos). Aceptar, sin embargo, una modificación del tratado bajo los supuestos de Trump, como lo está aceptando el gobierno antinacional de Peña Nieto, puede incrementar exponencialmente el daño del TLC a la economía de México. Esto es algo que se debe impedir a toda costa.
*Carlos Herrera de la Fuente (México, D. F., 1978) es un filósofo, poeta y ensayista. Licenciado en economía por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad de Heidelberg, Alemania. Ha publicado dos poemarios (Vislumbres de un sueño, 2011 y Presencia en fuga, 2013) y un ensayo de filosofía (Ser y donación. Recuperación y crítica del pensamiento de Martin Heidegger, 2015). Ha colaborado en las secciones culturales de distintos periódicos y revistas nacionales: El Financiero, De largo aliento, El Presente de Querétaro y La Digna Metáfora.

Tapón de hocico a los prianazis

Organización de Claudio X. González financiada ilegalmente

Crea PRI 'ejército' en redes sociales


REFORMA/ Redacción

Cd. de México (17 marzo 2017).- El Partido Revolucionario Institucional (PRI) llamó a su "ejército" de las redes sociales a repeler los ataques de la oposición, durante un evento con militantes.

"Ante cada ataque, una propuesta, ante cada sentimiento negativo que se vierta en las redes sociales, nosotros tengamos altura de miras; prediquemos con el ejemplo, señalemos lo bueno que tiene el PRI", pidió el líder del tricolor, Enrique Ochoa.

Al tomar protesta a Juan de Dios Gascón y a Janneth Moreno Argüelles como dirigentes del Movimiento PRI.Mx, definido como "la incursión priista en la red", el dirigente convocó a los militantes a reivindicar en las redes los logros de la institución, así como sus propuestas de cara a la elección de junio en el Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz.

"Somos el partido más calificado para enfrentar los retos que tiene hoy el País, debemos saber comunicarlo mejor mediante el aprovechamiento de las tecnologías", indicó.

En la ceremonia, realizada en la sede nacional, participó Claudia Ruiz Massieu, recién nombrada secretaria general del partido.

"En el PRI no le tenemos miedo a la confrontación de proyectos, no le tenemos miedo a explicar las decisiones responsables que hemos tomado, vamos a salir a defender nuestros logros", afirmó.



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El placer de hablar mal de AMLO ­ .- Álvaro Cueva



 Perdón, pero, ¿en qué momento se acabó el sexenio? Falta más de un año para que Enrique Peña Nieto deje Los Pinos y casi todo lo que veo en las noticias tiene que ver o con Donald Trump o con las elecciones presidenciales de 2018.

¿De veras no está pasando nada más en México? Por eso hay tanta gente que duda, que se refugia en las noticias falsas, en las redes sociales. Aquí está pasando algo que, lejos de garantizar un clima de esperanza y paz social, invita a la sospecha. Por si esto no fuera suficiente, un alto porcentaje de las cosas que se difunden en la mayoría de las plataformas mexicanas tienen que ver con los supuestos errores de Andrés Manuel López Obrador. 

¿Por qué tanta preocupación por este personaje? ¿Por qué nada más por él y no por los otros? No sé usted pero yo sí tengo muchas ganas de ver noticias, otras noticias, con otros enfoques. Creo que hay demasiada prudencia en el ambiente y que esta situación, en estos momentos de la vertiginosa historia de la comunicación nacional e internacional, va a provocar estragos en el futuro de los medios. 

¿Cómo los van a voltear a ver las nuevas generaciones si, misteriosamente, todos tienen las mismas notas? ¿Cómo van a sostener su credibilidad si, salvo honrosas excepciones, no se está tratando igual a todos los personajes de todas las fuentes? 

¿Cómo aspiran a tener una relación sana con quienes lleguen a gobernar nuestras ciudades, nuestros estados e incluso nuestra nación entera si ante estas distinciones no hay manera de que alguien no se vaya a querer vengar en un par de años? Y esto ni siquiera es un tema de gobernantes, de partidos o de gente que sueña con llegar a la presidencia. 

Es algo que aplica para todas las notas de todas las fuentes. Le voy a poner un ejemplo: se fuga un señor de un penal en Sinaloa. ¿Y cuál es la noticia? Que se fuga, que era hijo de un capo y que se va a hacer una investigación entre funcionarios. Deténgase un momento para reflexionar en lo que le acabo de decir. 

No le estoy poniendo el nombre de nadie porque es muy probable que usted jamás haya escuchado hablar de él, sobre todo a gran escala. ¿Cuáles son los mensajes que nos está mandando esta nota? 

Que la gente se fuga de nuestras cárceles, que hay corrupción. El acento está puesto en el señor, en sus familiares, en el penal y en los funcionarios. ¿Ahí es donde se tiene que poner? La persona que se escapó era peligrosa. 

¿Por qué aquí, a diferencia de lo que sucede en otros países, jamás se le advierte a la sociedad que, por estas fugas, la ciudadanía corre peligro? ¿Por qué no se sensibiliza a la gente de que, cuando esta clase de señores salen a la calle, la bronca no es que estén afuera, que la bronca es que existe el riesgo de que vuelvan a matar, a robar o a atentar contra la salud de todos? 

¿Por qué no se habla de la importancia de recapturar a este hombre pero no para demostrar que nuestras autoridades son eficientes o incorruptibles sino por un genuino tema de seguridad colectiva? ¿Ahora entiende cuando le digo que aquí está pasando algo? Estamos perdiendo el sentido de muchas cuestiones en el mundo de la comunicación. Por lo mismo, el futuro pinta negro. 

¿O usted qué opina? ¡atrévase a opinar! alvarocueva@milenio.com

Impedir el cambio: a como dé lugar .-José Agustín Ortiz Pinchetti

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H
ay signos de una caída espectacular del PRI-gobierno (como lo llamábamos antiguamente); pierde cada día apoyo popular y gana repudio. Esto se refleja en las encuestas. Todos lo constatamos en el ambiente cotidiano. Un signo es la virulencia de las autoridades contra el opositor más fuerte. Es difícil que estas tendencias disminuyan: nos esperan meses ­difíciles.
Durante el gobierno de Miguel de la Madrid el grupo de tecnócratas que lo controlaba abandonó el viejo nacionalismo revolucionario, deteriorado por los gobiernos fallidos de Echeverría y López Portillo. Una nueva generación educada en Estados Unidos desplazó a la generación de políticos que estaban a punto de tomar el poder. La nueva élite cuyo capitán fue Carlos Salinas de Gortari no fue capaz de aprovechar en favor de México el fenómeno de la globalización, para ellos no significó nada el interés nacional. No construyeron un mercado abierto, sino una estructura de monopolios. Repudiaron la democracia como un estorbo. Carecían de conocimiento real del país y de su historia. Volvieron relativa la moral pública, dieron paso a la mayor corrupción en la historia de México.
El efecto político de todo esto es un desgaste inexorable: la inconformidad es cada vez más fuerte y se expresará en el voto. De acuerdo con lo que vemos ahora, es inevitable que el PRI pierda las elecciones de 2018 y por desgracia no podemos esperar que respeten el sistema legal. Están en riesgo intereses personales y de grupo acumulados durante décadas. Éstos forman una urdimbre descrita por Alejandra Salas-Porras: el proyecto neoliberal ha sido un fracaso histórico para el país, pero un gran éxito para las élites tecnocráticas y para algunas de las grandes corporaciones que aumentaron su poder económico y proyectaron sus negocios internacionalmente ( La economía política neoliberal en México).
Esta élite está en el poder desde hace más de 30 años, sabe que un cambio profundo implicaría desarticular sus privilegios. Harán cualquier cosa para impedir el triunfo de la oposición. Podrían propiciar un golpe de Estado o un atentado. El líder del PRI anunció hace poco la enfermedad de AMLO, como apunta en reciente entrevista Porfirio Muñoz Ledo. La única defensa es la solidez de la organización política. Hasta hoy la sociedad no demuestra suficiente sensibilidad. Esto aumenta la posibilidad de agresiones ilícitas.
Twitter: @ortizpinchetti

¿Por qué los fascistas mexicanos se colgaron del EZLN para golpear a AMLO?


¿Por qué los fascistas mexicanos se colgaron del EZLN para golpear a AMLO?
Por: Jaime Avilés (@Desfiladero132)
18 de marzo 2017.- Se apaga el taxi frente a la bomba, el chofer dice a la empleada: “Cien pesos”. La mujer señala: “Ceros”. Yo constato: la máquina empieza a suministrar combustible a partir de cero pesos cero centavos. Un instante después la operación concluye: la bomba marca 100 pesos y el número de litros abastecido: 6 (¡seis!). El taxista paga y me explica: “O traga el coche o trago yo”. Acto seguido editorializa: “¡Chingue a su madre Peña Nieto!”. ¿Cuántos columnistas de El Universal, Milenio, Excélsior, Reforma, La Razón y demás necesitaría leer ese hombre para convencerse de que el culpable de todo es López Obrador?
No creo en las encuestas, pero al arrancar las campañas electorales para el Estado de México, Reforma pregunta a sus lectores (la franja protofascista de la clase media): “¿Quién robará más si llega al gobierno?” Respuestas: Alfredo del Mazo (PRI) 48%, Josefina Vázquez Mota (PAN) 21%Delfina Gómez Álvarez (Morena) 8%. La primera vez que abre la boca, Alfredo del Mazo muestra su estatura intelectual: “El Estado de México no puede ser botín de AMLO”.
¿Cuántos miles de millones de dólares gastó Peña Nieto en propaganda para declamar que “gracias a la reforma energética se acabarán los gasolinazos”? ¿Cuántos miembros de la pandilla priísta, como Emilio Gamboa Patrón, se beneficiaron de la privatización de Petróleos Mexicanos y hoy son dueños de campos petroleros? Aún no lo sabemos, pero al destruir la base sobre la que descansaba la economía del país, el PRI, el PAN y el PRD aumentaron bestialmente los impuestos, y, de todos modos, Hacienda tuvo que duplicar la deuda pública (pasó de 5 mil a 10 mil billones de pesos) entre 2013 y 2016, y sigue creciendo.
Una prueba más del fracaso, fríamente calculado, de esta política destripadora apoyada por los Clinton, es el nuevo mecanismo que aumenta los precios de las gasolinas, un día sí y otro también, pero una consecuencia imprevista y cada día más notoria es la inflación descontrolada. Por órdenes del FMI y del Banco Mundial, la tecnocracia mexicana tiene prohibidísimo que la inflación sobrepase el 4% anual. Pues bien, por los gasolinazos de enero de 2017, hoy tenemos la inflación más alta del siglo y apenas vamos en marzo.
¿Qué hizo la Secretaría de Hacienda en el curso de esta ruidosa semana? Sin ocultar su desesperación ni su impotencia, Meade (antecesor y sucesor de Videgaray), dijo que el gobierno puede “mejorar” su captación de ingresos si eleva el impuesto predial. Videgaray, por su parte, fue a Santiago de Chile y amenazó con revivir el Acuerdo Transpacífico (negociado en secreto por Obama, Peña, Bachelet y otros) que Trump liquidó (Alabado sea Alá) de un plumazo.
No olvidemos que ese mega tratado de libre comercio entre países de América, Asia y Oceanía, pretende que los particulares privaticen el agua de un país —supongamos México— y que, si debido al descontento popular generado por esta política abusiva, el gobierno de ese país echa por tierra la privatización, los particulares que invirtieron en el negocio podrán recurrir a tribunales no reconocidos por las instancias jurídicas internacionales, y obligar al gobierno del país en cuestión a cobrar impuestos especiales a sus ciudadanos para resarcir las pérdidas de los “inversionistas”.
Que vamos para allá, si el PRI sigue gobernando, lo prueba un detallito hasta ahora desapercibido: Peña Nieto se moviliza para abortar la constitución panameña que él mismo le impuso a la ciudad de México, porque en el cuerpo de la misma, Morena, sí, el partido de López Obrador, estableció que el agua es un derecho universal y no puede ser privatizada. ¿Cómo que no?, responden los priístas y el pequeño miserable regente Miguel Ángel Mancera prefiere mantener cerrada la boca, esa fuente inagotable de excremento.
AMLO durante un mitin para defender a los migrantes en Nueva York.

¡Que se disculpe AMLO!

¿Se entiende ahora, con más claridad, por qué la pandilla de criminales que nos gobierna aprovechó para hacer ruido ensordecedor a partir de la pataleta que provocó en Nueva York, con la inestimable ayuda de la revista Procesouna célula del EZLN durante la visita de AMLO a las Naciones Unidas?
Estoy hablando de una célula, valga la precisión microscópica, compuesta por una sola persona, tan enferma de sus facultades mentales que, por su propia seguridad y la de quienes la rodean, no debe pasar desapercibida: Malú Huacuja del Toro, una “justiciera”, una “vengadora”, que se convirtió en la mejor tonta útil de los fascistas mexicanos.
Cuando Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe abrieron El Hábito (Madrid 13, colonia del Carmen, Coyoacán), Malú Huacuja y yo fuimos incorporados como guionistas de la casa. Jesusa, que estaba por escribir en ese lugar su propia página en la historia del cabaret mexicano, se (y nos) impuso una meta: estrenar un espectáculo cada semana, o 52 en total durante el primer año. Y vaya que lo logramos.
Malú Huacuja del Toro. Foto: Youtube
Hicimos, con seguridad, un montón de bodrios, pero los salvaban, por una parte, el genio de Jesusa y la voz y la belleza furibunda de Liliana, y por la otra, la necesidad que había en ciertos sectores de la clase media izquierdosa, de contar con un espacio de reunión como El Hábito. Huelga decir que lo mejor de lo mejor se produjo en noches sin público, donde el arte de la improvisación alcanzó cumbres insólitas.
Malú Huacuja era angelical, eficaz y brillantísima: algunos trabajos nos quedaron tan de rechupete que daba lástima estrenarlos y echarlos a la basura. De repente sufrió un brote psicótico, se imaginó que Laura Esquivel le había plagiado una novela y se extravió en las telarañas. De ahí en adelante se fue al abismo, se exilió en Nueva York y dejamos de saber de ella, salvo por sus reiteradas manifestaciones paranoides.
De éstas, las más reciente se produjo el pasado lunes 13 de marzo, durante una reunión de AMLO con migrantes mexicanos en Nueva York. Mientras el dirigente de Morena explicaba las medidas que Peña Nieto debe aplicar para defenderlos de Trump, una Malú Huacuja, en evidente estado de indigencia política, con un collage de cartulinas tachonadas (que avergonzaría a un teporocho), le reclamó la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, mostrando la foto en que aparece con José Luis Abarca, el candidato a presidente de ese municipio en 2012.
Como no hay ninguna manera de relacionar al máximo dirigente opositor del país con ese acontecimiento monstruoso, Huacuja cogió el rábano por las hojas. Abarca y su esposa están presos por su relación con un grupo de narcos locales, pero nadie los acusa de haber intervenido en la desaparición de los estudiantes. Organismos internacionales, estudios científicos irrefutables, trabajos periodísticos de la mayor seriedad coinciden en denunciar lo que Peña niega: un grupo de militares vinculado con exportadores de heroína secuestró a los muchachos. El principal sospechoso de su desaparición forzada es el Ejército y, por complicidad y encubrimiento, no son menos responsables Peña, Osorio Chong, la PGR, el secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos y muchos funcionarios públicos más.
Pobre Huacuja: en su pataleta arrastró a Antonio Tizapa, padre de uno de los muchachos, que emigró a Nueva York muchos años antes del horroroso crimen. Pero gracias a la, reitero, inestimable ayuda de Proceso, que puso en boca de AMLO palabras que nunca dijo, del sainete se colgaron un asesino llamado Felipe Calderón, otro asesino llamado Osorio Chong, un ladrón conocido como Ochoa Reza, el hermano de Margarita Zavala y muchos canallas más.
Antonio Tizapa, padre de uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos
Lo que AMLO le dijo a Antonio Tizapa fue: “pregúntale a la PGR, al Ejército”, y esto bastó para que Ochoa Reza exigiera, como si representara a alguien, que se disculpara con las fuerzas armadas, lo mismo que repitió Chong, sin que ninguno de los dos gorilas haya dicho hasta ahora media palabra acerca de la fosa con 250 cráneos descubierta en Veracruz, o explique por qué permitieron huir a Javier Duarte, cómplice de Peña Nieto en mil y un delitos. Pero en su mundito de rencores y telarañas, Huacuja anticipó lo que puede convertirse la campaña electoral del EZLN: en un renovado acto de apoyo a la dictadura salinista, algo de lo que ya demostró ser capaz el subcomandante Marcos, traidor al pueblo de México, y otros “indignados” no menos perdidos en la vida que Huacuja.
No importa: digan lo que digan, háganle como puedan. La gente de verdad, la que sabe de qué habla y qué significan seis litros de gasolina, tiene ya sus propias consignas políticas, sus propios objetivos, sus metas bien claras: derrotar al PRIAN en 2018, al grito de ¡chingue a su madre Peña Nieto, vivan las comunidades rebeldes, libertad para el doctor Mireles, cárcel a Chong, Murillo Karam y Salvador Cienfuegos!

Cuando critican a AMLO y se describen de cuerpo entero

Cuando critican a AMLO y se describen de cuerpo entero
 Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)

I

En Veracruz se encontraron, en los últimos días, dos fosas, de las llamadas “clandestinas”. En una de ellas había más de 300 cráneos y una cantidad difícil de calcular de otros restos óseos. Ayer, se ubicó otra fosa. Los familiares de desaparecidos (que tuvieron mucho que ver con la localización de las fosas) están esperando a que les digan si alguno de los restos humanos es de sus familiares.
Pero el tiempo para identificar a los restos óseos será largo, pues el gobierno de Veracruz no cuenta con la infraestructura necesaria para este timpo de casos ni tampoco tiene espacio para colocar tantos restos óseos. Esto es una tragedia. Una tragedia que se acumula a las muchas tragedias que vive Veracruz.
Sin embargo, esto no le impide al gobernador de esa entidad, Miguel Ángel Yunes, (quien siempre ha vivido del erario público y ha sido señalado, además de por corrupción, por pederastia) hacer, un día sí y el otro también, videos donde menciona que Andrés Manuel López Obrador es un “vividor”, un “corrupto”, un personaje que no explica de dónde obtiene su dinero para sobrevivir, un “peligro para México” …
Enrique Ochoa Reza. Foto: Especial

II

Enrique Ochoa Reza, actual presidente del PRI, ha vivido prácticamente toda su vida del erario público. Ha pasado, con Enrique Peña Nieto, por varios puestos: participó en la creación de una entidad anticorrupción que nunca funcionó, estuvo inmiscuido en Pemex, y fue director de la Comisión Federal de Electricidad.
México es uno de los países más corruptos de México, y en la gestión de Peña Nieto, esto se ha hecho mucho más obvio (no porque con el PAN no existiera la corrupción, pero ha habido más cinismo). El petróleo se vendió a los extranjeros, dejando en una situación endeble la viabilidad del país. La CFE ha sido, sin duda, golpeada, y la generación de electricidad ha pasado a manos de privados, agravándose, además la corrupción en dicha empresa paraestatal. Todo esto, bajo los consejos y las órdenes de Enrique Ochoa.
Sin embargo, a Ochoa ello no le impide mencionar que Andrés Manuel López Obrador es un “vividor”, un “corrupto”, un personaje que no explica de dónde obtiene su dinero para sobrevivir, un “peligro para México” …
Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Secretaría de Gobernación. Foto: Saúl López/Cuartoscuro

III

El país va como en un desfiladero: se cae y se sigue cayendo. Muerte, corrupción, asesinatos, pobreza, miseria, lágrimas y un largo etcétera.
El encargado de la política interna del país parece ser que está como de adorno. No hay esclarecimiento en miles de desapariciones, no se sabe oficialmente quién desapareció a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, no hay claridad en matanzas, en desvíos de fondos, en enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos y empresarios.
Este desastre de nación, no le impide a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, mencionar que López Obrador es un “vividor”, un “corrupto”, un personaje que no explica de dónde obtiene su dinero para sobrevivir, un “peligro para México” …
AMLO en la presentación de su libro en la plaza de Santo Domingo. Foto: Especial

IV

¿De dónde sacan los corruptos la calidad moral para criticar al único político mexicano al cual no se le ha comprobado jamás un acto de corrupción? ¿Desde cuándo los ladrones acusan a otras personas de actos que ellos mismos cometen? ¿Por qué estos personajes, y otros más, muestran hoy ese cinismo tan desbordado?
Esto apenas comienza: los que se sienten dueños del país (o que son empleados de los que se sienten dueños del país) se llenarán la boca de verborrea y en sus ataques a López Obrador se describirán ellos mismos de cuerpo entero.
Habrá que confiar en la gente, en la memoria de la gente, en el enojo de la gente, en la razón de la gente. Habrá que confiar en nosotros mismos y en nuestra inteligencia para decidir qué queremos seguir siendo un país viable. Y es que, en realidad, esa confianza es la única (y quizá la última) esperanza que nos queda.