La semana pasada, Estados Unidos procesó más crudo que nunca debido a la demanda en México, cifra que coincide con la Onexpo,  que afirmó que el país vecino del norte suministró alrededor de 70 por ciento del combustible utilizado por los consumidores mexicanos en diciembre.

Académicos de la UNAM dicen, en tanto, que el aumento al precio de la gasolina se aceleró porque la crisis financiera ya asoma de nuevo la cabeza sobre las finanzas públicas y privadas de los grandes corporativos. Para los especialistas del CIDE, ITAM e IMCO entre las causas por las que el llamado “gasolinazo” está impactando al bolsillo de los mexicanos es que la dicha reforma no consideró el gasto social. La semana pasada, Estados Unidos procesó más crudo que nunca debido a la demanda en México, cifra que coincide con la Onexpo,  que afirmó que el país vecino del norte suministró alrededor de 70 por ciento del combustible utilizado por los consumidores mexicanos en diciembre.

Ciudad de México, 12 de enero (SinEmbargo).- La Reforma Energética es un “fracaso” y la crisis financiera ya asoma de nuevo la cabeza sobre las finanzas públicas y privadas de los grandes corporativos, por ello, el Gobierno adelantó la liberalización del precio de la gasolina, la cual sólo beneficia a grandes grupos monopólicos privados nacionales y extranjeros, coincidieron académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Para los especialistas del CIDE, ITAM e IMCO entre las causas por las que el llamado “gasolinazo” está impactando al bolsillo de los mexicanos es que la Reforma Energética no consideró el gasto social.
Bloomberg, un medio especializado en negocios, destacó que la semana pasada Estados Unidos procesó más crudo que nunca debido a la demanda en México. “El país vecino del norte suministró alrededor de 70 por ciento de la gasolina utilizada por los consumidores mexicanos en diciembre”, dijo el martes José Ángel García, presidente de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo), en un evento en la Ciudad de México.
Alejandro Álvarez, académico de la Facultad de Economía (FE), recordó que cuando se aprobó la Reforma Energética el gobierno argumentó que ya no habría más aumentos en la gasolina. Ahora sube en promedio entre 15 y más de 20 por ciento.
“Y si estimamos que un tercio del precio de la gasolina va al impuesto especial a producción de servicios y al IVA, eso significa que con la liberalización en realidad el gobierno recaudará en impuestos alrededor de 300 mil millones de pesos, y poco más que eso se van a echar a la bolsa los grandes grupos privados que, además, no pagan impuestos”, resaltó durante la conferencia El gasolinazo y las reformas estructurales, efectuada en el aula magna Jesús Silva Herzog de la UNAM.
Fabio Barbosa, del Instituto de Investigaciones Económicas, junto con Alejandro Álvarez y María de la Luz Arriaga, también de la FE de la UNAM, urgieron a disminuir el consumo de hidrocarburos, pues el progreso de un país se calcula en la medida en que se transite a nuevas fuentes de energía, y con la dependencia cada vez menor del modelo fósil.
Para mejorar la oferta de combustibles en el país, propusieron rehabilitar las seis refinerías existentes, a fin de aumentar la producción y el abasto nacional de hidrocarburos. “Sólo esta medida permitiría incrementar el abasto en un volumen equivalente a una nueva refinería de 250 mil barriles diarios”, afirmó Barbosa.
Los especialistas señalaron la necesidad de construir nuevas “plantas de refinación pequeñas” y abandonar los proyectos “faraónicos”; además, en un programa de emergencia, intentar incluir a pequeñas industrias. “La generación de combustibles sólo es positiva cuando se permite participar en el abasto y proveeduría a pequeñas y medianas empresas”.
De igual manera, alertaron sobre la extrema vulnerabilidad de nuestra economía y la dependencia indignante frente a la estadounidense. “No podemos decir que ha sido aleatorio, son políticas deliberadas”, destacó Barbosa.
El desmantelamiento de la industria petrolera y la no inversión en refinerías, llevando al uso de su capacidad instalada a sólo un 40 por ciento, han sido políticas intencionales para entregar el petróleo nacional a las empresas transnacionales, acotó.
Álvarez comentó que el aumento al precio de las gasolinas de hasta 24 por ciento a partir del primero de enero, es una muestra contundente del fracaso de las reformas energética y hacendaria. Asimismo, destacó la contradicción flagrante del discurso oficial. “Todo esto explica la protesta social por todos los rincones del país”.
DEMANDA DE GASOLINA IMPULSA PRODUCCIÓN EN EU
Bloomberg destacó que la semana pasada Estados Unidos procesó más crudo que nunca, mientras México dependía cada vez más de su vecino del Norte para el suministro de gasolina.
Las refinerías estadounidenses alcanzaron la semana pasada un récord al transformar 17.1 millones de barriles diarios de crudo en gasolina y otros combustibles, según los últimos datos de la Administración de Información Energética citados por el medio. “Las exportaciones de gasolina casi se duplicaron en diciembre respecto al año anterior”, expuso.
“Estados Unidos suministró alrededor de 70 por ciento de la gasolina utilizada por los consumidores mexicanos en diciembre”, dijo el martes José Ángel García, presidente de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo), en un evento en la Ciudad de México.
“La demanda en México es muy fuerte”, dijo a Bloomberg Robert Campbell, responsable de análisis de productos petroleros de Energy Aspects Ltd. en Nueva York, en una entrevista telefónica. Las refinerías “que no están haciendo mantenimiento están funcionando con dificultades”.
La entrada de crudo en las refinerías estadounidenses repuntó más del 11 por ciento desde octubre, debido a que las exportaciones de gasolina han tocado tres récords desde principios de noviembre. Las refinerías de la Costa del Golfo lideraron la producción del país, con entradas de crudo que escalaron desde los 261 mil barriles diarios la semana pasada a un récord de 9.26 millones.
Las ventas de combustible en México alcanzaron un máximo de cinco meses en noviembre, subiendo más de 5.0 por ciento respecto al mismo período del año anterior, según los últimos datos de la Agencia de Seguridad, Energía y Medio Ambiente de México.
Mientras que las refinerías estadounidenses funcionan a pleno rendimiento, los datos de procesamiento en México han caído. Las seis refinerías operadas por Petróleos Mexicanos (Pemex) funcionaron al 53 por ciento de capacidad en los primeros 11 meses de 2016, según los datos del gobierno.
“La producción estuvo por debajo de 800 mil barriles diarios o posiblemente menos en diciembre”, dijo Campbell a Bloomberg. Sería el sexto mes por debajo de un millón de barriles, según los datos gubernamentales.
Ese nivel es “increíblemente bajo”, dijo, mientras cuestionaba durante cuánto tiempo serán capaces las refinerías estadounidenses de compensar la diferencia. “Presumiblemente, habrá algún tipo de desaceleración en la producción. No creo que podamos mantener este tipo de nivel”.
Actualmente, México está ubicado dentro de los 10 productores de petróleo más importantes del mundo y es el tercero más grande del continente americano. Pero, contrario a la dirección del viento, este país petrolero está próximo a iniciar un nuevo negocio ­–uno más– con quien hoy le cierra las puertas: Estados Unidos. A nueve días de ser el nuevo Presidente de aquel país, Donald Trump no ha modificado sus objetivos que van en contra de México. Y aquí, a pesar de los marcados niveles de pobreza, el Gobierno decidió adelantar un año la liberalización del mercado de las gasolinas, lo que generó un descontento generalizado por tratarse de un golpe certero a la economía de las familias mexicanas.
México apostó por una política comercial y descuidó su planta interna. Hasta el petróleo, que en 1938 fue expropiado al ser considerado un bien estratégico para el desarrollo de la nación. Pero frente a lo que se viene, México no podrá contar con su petróleo a pesar de estar dentro de los 10 productores más importantes del mundo y ser el tercero más grande a nivel continente, luego de Estados Unidos y Canadá.
¿POR QUÉ FALLÓ LIBERALIZACIÓN?
Especialistas del CIDE, ITAM e IMCO analizaron algunas de las causas por las que el alza a las gasolinas está impactando al bolsillo de los mexicanos en el marco del foro: “El incrementos de los combustibles y su impacto en el Transporte público”, convocado por la Asociación Mexicano de la Movilidad. Entre lo que estacan es que la Reforma Energética no consideró el gasto social.
Fausto Hernández Trillo, académico e investigador del CIDE consideró que la reforma fiscal debió tener un plan más integral que considerará una reforma ambiental.
Señaló que el tema de movilidad y el uso de las gasolinas genera problemas o externalidad desde un punto de vista económico como contaminación, congestión vehicular y accidentes, los cuales, finalmente representan un gasto en el sistema de seguridad social, que en México es deficiente.
Consideró que a estos factores se les debe, no necesariamente traducir como impuestos, pero que debieron ser considerados para que fueran otra fuente alternativa de ingresos.
Mencionó que países de Europa como noruega, enfrentaron problemas de vialidad financiera en base a sus sistemas de seguridad social, por lo tanto, realizaron reformas integrales, de tipo ambiental y política de transporte urbano más efectivo.
En ese sentido, señaló que en México ocurre lo contrario, ya que el crecimiento ha sido “anárquico” y hay una deficiente aplicación de los reglamentos de tránsito, sistemas de transporte público deficiente y un parque vehicular viejo.
De acuerdo al académico, el impuesto óptimo para la gasolina debe ser de 71 centavos de dólar por litro.
También consideró que las medidas que tomó el Gobierno federal sobre la liberalización de las gasolinas fueron una medida desesperada “hasta que nos llegó el agua al cuello”, sin embargo, dijo, necesaria, “quizá el problema es no haberlo introducido como parte de un paquete cuando se dieron las reformas estructurales”.
Igualmente, dijo, otra de las causas de adelantarlo y no aplicarlo en 2018 como estaba estipulado podría tener motivos electorales, ya que el efecto se diluye después de 18 meses y a que era necesario adelantar los beneficios de inversión de la reforma energética en el área de las gasolinas.