martes, 14 de febrero de 2017

La sombra calderonista sobre Videgaray

Luis Videgaray, titular de la SRE. Foto: Miguel Dimayuga
WASHINGTON (apro).- El fracaso de Luis Videgaray en sus intentos por contener las agresiones y amenazas de Donald Trump a México, tiene tintes del entreguismo a los intereses de Estados Unidos que marcaron al sexenio de la muerte de Felipe Calderón.
El secretario de Relaciones Exteriores no ha demostrado tener el talante para siquiera, por dignidad nacional, no dejarse intimidar por las fanfarronerías de Trump ni para ponerle un hasta aquí al modo condescendiente con el que lo trata a él y al presidente Enrique Peña Nieto.
Videgaray pareciera que cree ciegamente que con su presunta amistad con Jared Kushner, yerno y asesor de Trump, calmará las ganas irracionales del presidente de Estados Unidos de pegarle de palos a México como si fuera una piñata.
¡Qué envidia dan los canadienses! Su ministra de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland, frente a frente y con prensa de por medio, le advirtió a Rex Tillerson, secretario de Estado del gobierno de Trump, que si pretendían imponerle aranceles a las exportaciones de su país Canadá, respondería con reciprocidad.
La ministra Freeland amenazó a Tillerson el mismo día que el secretario de Estado recibió a Videgaray. El aprendiz de la diplomacia, en enorme contraste con la ministra canadiense, como si lo hubieran regañado, se limitó a resumir que “fue constructiva” la sesión que sostuvo en Washington con Tillerson.
La docilidad de Videgaray ante el gobierno de Trump tiene perpleja a la diplomacia internacional, especialmente a la latinoamericana. La política injerencista que Trump quiere aplicar con Peña Nieto es comparable a la que primero ejerció George W. Bush y posteriormente Barack Obama con el gobierno de Calderón. Bajo el pretexto de la “corresponsabilidad” de Estados Unidos en el complejo problema del narcotráfico, Calderón no sólo aceptó la creación de la fracasada Iniciativa Mérida, sino que con ello permitió que la DEA, la CIA, el Pentágono, el FBI, el Departamento de Estado, ICE, CBP y demás agencias federales estadunidenses dirigieran las operaciones antinarcóticos en México.
Bajo la Iniciativa Mérida se creó la Oficina Binacional de Inteligencia (OBI) ubicada a unos pasos de la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México, y desde la cual los agentes estadunidenses comandaban la guerra contra las drogas y de paso espiaban todo y cuanto querían de los asuntos políticos y seguridad nacional mexicanos.
Cuando Peña Nieto llego a Los Pinos prometió cerrarle puertas y ventanas a la injerencia y espionaje de Estados Unidos. Lo hizo al principio y después claudicó al verse rebasado por el narcotráfico y el poder de corrupción que ejerce a todos los niveles de gobierno. Inquieta que Peña Nieto permita que uno de los arquitectos de la Iniciativa Mérida y que formó parte del sexenio de la muerte y entreguista de Calderón asesore a su aprendiz de canciller.
Fuentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores informaron a esta columna que Arturo Sarukhán, exembajador de México en Washington durante la presidencia de Calderón, aconseja a Videgaray sobre el manejo de la relación con Trump.
La diplomacia agachona de Videgaray tiene sentido bajo la influencia de Sarukhán. La táctica de usar a Kushner, a quien el periódico The Washington Post le achaca el manejo casi absoluto de la relación con México, es clásica de la diplomacia que practicó Sarukhán en la embajada mexicana.
La sombra del exembajador calderonista en la era Videgaray podría implicar muchos problemas para Gerónimo Gutiérrez cuando llegue a la embajada mexicana a hacerse cargo de la difícil tarea de apaciguar a Trump. Con cheque en blanco, Sarukhán intentará tener más protagonismo que el propio Gutiérrez.
¿Sabrá Peña Nieto que Sarukhán está asesorando a Videgaray?
Hasta lo último que se sabía, al presidente mexicano no le cae nada bien el exembajador. Tan es así, que Peña Nieto cuando visitó a Obama como presidente electo, no permitió que Sarukhán lo acompañara a la Casa Blanca. ¿Será que Peña Nieto ya lo perdonó o que Videgaray se está saltando las trancas?

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