jueves, 14 de julio de 2016

AMLO vale más en el mercado del análisis que sus críticos Hiriart, Alemán, Cortés y Fernández

FEDERICO ARREOLA

La nota de la entrevista de Andrés Manuel López Obrador con Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula no debería ser nota...
Es que resulta lógico que el dirigente de Morena reciba dinero por sus conferencias y libros.
Es decir, Andrés Manuel realiza el mismo trabajo que sus principales críticos en los medios de comunicación.
No debería ser nota que a alguien le paguen por hacer su trabajo. Pero en el caso de Andrés Manuel lo es porque sobran en los espacios periodísticos comentaristas que lo acusan de vivir sin trabajar.
No sé cuánto le paguen a Pablo Hiriart en El Financiero.
Tampoco conozco los honorarios de Ricardo Alemán en Milenio.
Ignoro el salario que recibe, en La Razón, el señor Rubén Cortés.
Ni tengo la menor idea de cuánto dinero recibe Jorge Fernández Menéndez enExcélsior.
Espero que a todos ellos sus patrones les paguen muy bien, lo merecen: son muy buenos columnistas, independientemente de si estoy o no de acuerdo con lo que escriben.
Pero, es un hecho, cualquiera de los propietarios de los mencionados periódicos estaría dispuesto a pagar 10 veces más a AMLO por sus artículo que a cualquiera de sus actuales colaboradores.
Son empresarios competentes, y por lo mismo entienden a la perfección sus negocios, los señores Manuel Arroyo, de El Financiero; Francisco González, de Milenio; Ramiro Garza Cantú, de La Razón, y Olegario Vázquez Aldir, de Excélsior.
Estos hombres de negocios, si Andrés Manuel aceptara colaborar con ellos, le pagarían lo que pidiera.
Las opiniones y análisis del político más popular, polémico y conocido de México valen mucho.
Por eso a AMLO le alcanza para vivir de sus libros, que se venden bastante. Por eso, puede cobrar tarifas elevadas por sus conferencias.
Si Andrés Manuel quisiera, ganaría mucho dinero con sus libros, conferencias, artículos, participaciones en debates periodísticos de radio y TV, etcétera.
No es ambicioso y con lo que le recibe le basta y sobra para vivir bien y darse algunos lujos menores, como asistir al Juego de Estrellas del beisbol de Estados Unidos, un espectáculo por cierto notablemente más barato que el Súper Bowl o la Champions.

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