viernes, 22 de abril de 2016

La empresa PMV mantuvo trabajando a los empleados a sabiendas de fugas en Pajaritos



Coatzacoalcos, Ver.- Era un día normal en la planta de Clorados III, los trabajadores de Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV) y las compañías contratistas se preparaban para el cambio de guardia; había sido un día muy difícil pues se les informo que había problemas en una de las torres de la planta.
En Pajaritos, el complejo petroquímico más antiguo de México, el calor era agobiante y el estrés estaba hasta el máximo, pues ya habían evacuado al personal administrativo y se les había informado que debían estar atentos.
Aun así los trabajadores estaban terminando su jornada de manera normal, porque en los días anteriores se habían presentado problemas en varios puntos de la planta y eso para ellos ya era parte de su cotidianidad.
"Ya habíamos reportado varias fugas de gas etano y sólo nos sacaban un rato del área de trabajo y cuando se quitaba el olor nos volvían a meter", cuenta agobiado un trabajador que pudo salir rápido de las instalaciones de la planta.
Hacia las 15:30 horas, cuando se estaban dando los cambios de guardia en todos los turnos, se escuchó la primera explosión de uno de los sistemas de seguridad que tiene la planta y después vino otra más, la cual activó la alarma de emergencia y todos debían dirigirse hacia los puntos de evacuación.
"Se sintió un estruendo muy fuerte y todos los trabajadores que estábamos a un costado del área de servicios de Clorados comenzamos a correr para ponernos a salvo, luchando contra la fuerza de la onda expansiva, la gente llegaba hasta el punto de evacuación y comenzaba a entrar en crisis por el miedo que teníamos de morir quemados", relato uno de los trabajadores.
La onda expansiva de la explosión cimbró todas las plantas aledañas y activó las alarmas de emergencia, de inmediato se prepararon los cuerpos de contraincendios para salir a apoyar mientras que se daba la orden de iniciar las planta y ponerlas en posición segura antes de poder evacuar.
Otro trabajador señaló que comenzaron a correr para alcanzar la salida, porque a la explosión mayor le siguieron dos más, mientras trataban de subirse a un carro que los sacara de Pajaritos, al cual se había llenado por completo de un gas peligroso.
En las instalaciones de la planta norteamericana de Innophos, estallaron todas las ventanas del área administrativa y se levantó completamente el techo; los vidrios y las láminas volaron lastimando a los trabajadores que estaban en las plantas de Fosfato Monomonico.
En el centro de Coatzacoalcos, la onda expansiva también causó efectos; los cristales de los comercios y algunas casas se cimbraron, provocando que se cayeran.
Cientos de ciudadanos observaban las columnas de humo gris y negro que se empezaron a salir del punto de explosión y las calderas de la planta; el cielo se tornó gris, la ceniza de la combustión caía sobre las calles.
La onda expansiva fue similar a la de la mañana del 11 de marzo del 1991. En esa ocasión la explosión también tiro vidrios de aparadores y las estructuras de varios negocios.
Desde las 15:30 horas empezaron a escucharse las sirenas de los camiones contraincendios y las ambulancias de diversas instituciones, la Policía Federal trataba, sin éxito, de cerrar la vialidad de acceso al puente Coatzacoalcos I, una de las rutas de evacuación de la zona industrial.
Tuvo que llegar la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para poner un poco más de orden y evitar que las personas preocupadas por sus familiares y los propios trabajadores curiosos se quedaran en el área de contingencia.
Por más de dos horas, entraban y salían las ambulancias y los camiones de contraincendios que estaban trabajando en la zona del reactor de la planta, acarreando a los heridos y espuma química para controlar la fuga de dicloretano y etileno.
Los heridos se dejaron en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual laboró con los dos turnos de emergencia y personal médico jubilado, el cual se acercó para apoyar a los trabajadores que llegaban con cuadros de estrés o familiares histéricos que no encontraban al trabajador que buscaban.
Alrededor de las 17 horas se logró evacuar a todo el personal, pero no se hizo conforme a los planes de contingencia que se establecen en los simulacros, decenas de ellos tuvieron que caminar cinco kilómetros para poder encontrar transporte.
En los hospitales, la gente se empezaba a agolpar preguntando por el nombre de los heridos y el personal apenas atinó a sacar una improvisada lista para poder concentrarse en la atención de las personas que estaban llegando a las unidades médicas.
Tras varias horas de emergencia la información empezó a fluir de manera lenta, en las redes sociales se compartían imágenes de explosiones de otras instalaciones en el mundo, aumentando aún más la histeria de los cientos de personas que estaban pendientes de las noticias por si se daba la alerta de que se tenía que evacuar.
Hasta la madrugada, por toda la ciudad se escuchan las ambulancias que trasladaban a los heridos de un hospital a otro, la población de Coatzacoalcos se encontraba encerrada temiendo que en cualquier momento se pueda presentar una nueva explosión en la zona industrial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Al parecer, ésta es la señal de que México ya está acabado...