jueves, 7 de enero de 2016

El peligro de la violencia en elecciones .- JOSÉ GIL OLMOS

Una casilla electoral en Coalcomán, Michoacán. Foto: Miguel Dimayuga


MÉXICO, DF (apro).- Morelos en llamas, ejecuciones en Guerrero, represión en Veracruz, Censura en Tamaulipas, ajustes sangrientos en Michoacán, desaparecidos en Durango, enfrentamientos en Sinaloa… Estas son algunas de las expresiones de la violencia que en últimas fechas han vivido esas entidades y que podrían repetirse en los estados donde habrá elecciones este año.
Además, esa violencia podría propalarse en los comicios de 2018 si el gobierno de Enrique Peña Nieto no toma las medidas necesarias para controlar a los grupos políticos y criminales que ya gobiernan una parte del territorio nacional.
Este año habrá elecciones para gobernador en entidades donde el crimen organizado ha generado un imperio de terror, entre ellas Baja California, Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Veracruz y Zacatecas, así como en estados conflictivos como Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala y Aguascalientes.
En algunos lugares donde los grupos del crimen organizado son el verdadero poder, la violencia ha generado ya un número considerable de asesinatos de presidentes municipales, candidatos a gobernador y diputados federales.
Lo que está ocurriendo últimamente en Michoacán, Guerrero y Morelos es la expresión clara de que algunos de esos grupos criminales, con nombres tenebrosos como Los Rojos, Guerreros Unidos, Caballeros Templarios, etcétera, actúan con toda impunidad sobre los gobiernos locales y federal.
Poco interesa a estos grupos qué autoridad esté gobernando, lo importante para cada uno de ellos es el control del territorio y del gobierno que ahí esté presente. También les tiene sin cuidado si por ahí se encuentra el Ejército, el Mando Único o la Policía Federal. Los grados de control que ejercen en estos territorios son tan fuertes que están por encima de cualquier gobierno o autoridad.
El Instituto Nacional Electoral (INE) también ha dado muestras de que está completamente rebasado por esos grupos que han hecho campaña con armas en la mano en favor de algunos de los candidatos con quienes tienen acuerdos.
Sobre la infiltración o fusión de grupos criminales y grupos políticos –independientemente del partido–, cada vez más clara, tiene sus mejores y más recientes ejemplos en Michoacán y Guerrero. Ahí, los exgobernadores Fausto Vallejo y Ángel Aguirre Rivero recibieron dinero del narcotráfico para sus respectivas campañas, como lo revelaron los propios líderes de los grupos criminales. En el pasado también se hizo del conocimiento público una situación similar en Tamaulipas y Sinaloa.
Hoy se percibe un peligro mayor de violencia, y también mayor presencia del crimen organizado en las elecciones por venir. Se trata de un fenómeno político y social que ya ha rebasado a todas las autoridades y que deja en la indefensión a la ciudadanía en medio de la violencia.
Twitter: @GilOlmos

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