martes, 25 de agosto de 2015

Hipótesis de Pardo Cemo cambió la visión de la fibrosis pulmonar

Entrevista con la investigadora más destacada en la patogénesis y su tratamiento

Si bien es una apasionada del estudio de las biomoléculas, en su conversación señala que el país no tiene rumbo y que es necesario trabajar para sacarlo adelante desde nuevos rumbos
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Annie Pardo, primera mujer no estadunidense en recibir el Premio por Logros Científicos de Toda una VIda, una de las científicas más citadas del área biomédica en 10 añosFoto Carlos Ramos Mamahua
Emir Olivares Alonso
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de agosto de 2015, p. 36
Cuando concluyó la licenciatura en biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Annie Pardo Cemo –hoy una de las científicas mexicanas más reconocidas tanto en el país como en el exterior– sintió que la carrera no había cubierto todas sus expectativas.
Decidió entonces hacer un doctorado en bioquímica en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), pero la suerte no la acompañó: fue expulsada cuando realizaba su tesis por haber participado en el movimiento estudiantil de 1968.
Ese hecho no la detuvo. Regresó a su casa, la UNAM, para empezar de cero. Su esfuerzo y arrojo la llevaron a graduarse de maestra y doctora en ciencias bioquímicas. Con el paso de las décadas, la profesora emérita de la Facultad de Ciencias (FC) de la Universidad se ha convertido en una de las investigadoras más destacadas en el estudio sobre las enfermedades fibrosantes del pulmón, específicamente aquellos relacionados con los mecanismos que llevan a la fibrosis.
Por su trabajo en esta área, recientemente recibió el Premio por Logros Científicos de toda una Vida (Award for Scientific Accomplishments) 2015, que es otorgado por la Sociedad Estadunidense del Tórax (American Thoracic Society) a los especialistas y académicos más destacados en el campo de la salud respiratoria. Con ello, la universitaria se convirtió en la primera mujer no estadunidense en recibir ese galardón, que es uno de los más importantes en este campo.
En entrevista con La Jornada, detalla los avances de sus investigaciones y cómo a principios de este milenio, junto con su equipo de colaboradores, lograron diferenciar la fibrosis pulmonar idiopática de otras que afectan a ese órgano. Se trata de un padecimiento crónico, generalmente letal, asociado con el envejecimiento; sus causas son desconocidas y aún no hay tratamiento para enfrentarlo.
Junto con varios colegas del Laboratorio de Investigación Bioquímica de la FC, en coordinación con el Grupo de Fibrosis del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, Pardo Cemo ha trabajado en el estudio de esa enfermedad.
En 2001, la investigadora en colaboración con Moisés Selman, del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, propusieron que el desarrollo de este padecimiento tiene una base celular y molecular diferente a la de otras fibrosis provocadas por una inflamación crónica.
“Una de las aportaciones más importantes que hemos hecho es diferenciar esta fibrosis de otras. Se trata de una especie de cicatriz que no deja de crecer y daña progresivamente la función del órgano alterando la entrada de oxígeno y la expulsión del CO2.
La causa la hemos identificado en la alteración aberrante de las células del epitelio de los alveolos pulmonares. Esta hipótesis cambió la visión mundial sobre la patogénesis y su aproximación terapéutica. Hoy día esta idea es bastante aceptada.
Pardo Cemo es investigadora nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, fundadora del Laboratorio de Investigación Bioquímica de la FC de la UNAM y ha recibido diversos reconocimientos, como el Premio Scopus México, por ser la científica más citada en el área biomédica en un periodo de 10 años; el Premio Canifarma en Investigación Básica y la Medalla Heberto Castillo en Ciencias Básicas.
Su trayectoria no fue sencilla. Tras estudiar biología en la UNAM ingresó al doctorado en bioquímica en el IPN y fue ahí, que de manera fortuita se interesó por la biología molecular.
En esa época preparaba un examen de oposición para dar clases en la vocacional siete. Me dieron un tema a estudiar: ácidos nucleicos, y empecé a leer y estudiar y fue ahí donde me apasioné por las biomoléculas.
Pero el futuro le tendría preparadas experiencias poco gratas.
Formada en la FC en el contexto de grandes movimientos sociales como el de los ferrocarrileros, el magisterial y el de la defensa de Cuba, cuando los estudiantes comenzaron a movilizarse en exigencia de los derechos democráticos en 1968, Pardo no lo dudó y se sumó plenamente al movimiento. Tras el trágico final con la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco y el encarcelamiento de decenas de jóvenes, la entonces doctorante se deprimió un tiempo.
Aplaude la actitud que tomó entonces el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, quien defendió a la institución y a sus estudiantes, a diferencia de lo que hizo el director del IPN, Guillermo Massieu, quien se puso del lado de las autoridades.
En noviembre de ese año se le retiró la beca y fue expulsada del IPN. No lo dudó y dos meses después ya estaba en la UNAM, donde ingresó como técnica académica en el laboratorio del doctor Ruy Pérez Tamayo.
La científica, a quien se le ubica dentro de los sectores progresistas de la UNAM, no se limita a hablar de su trabajo y experiencia. Contundente apunta que si bien se han logrado avances en el país, hoy se siguen presentado grandes diferencias económicas, mucha desigualdad, violencia y falta de oportunidades de estudio y empleo para los jóvenes.
El país no tiene rumbo. Tenemos que trabajar pasa sacarlo adelante, pero no con los mismos mecanismos que han demostrado fracaso tras fracaso, hay que buscar nuevos rumbos. Esto corresponde sobre todo a gobernantes y legisladores, dice.
Hechos como el crimen contra los normalistas de Ayotzinapa –que dejó a tres estudiantes muertos y a 43 más desaparecidos de manera forzada– es una tragedia, pero también es terrible, afirma, que los jóvenes no tengan acceso a las universidades públicas.
Sin ocultar su enojo apunta: ¡Es uno de los aspectos en los que hay que hacer transformaciones que no parecen tan difíciles, caramba! Yo no sé cómo detener la caída del peso, pero ¿abrir más universidades? Uno se pregunta ¿por qué no se ha hecho? Necesitamos más becas, más universidades, más empleo.
Para nada está de acuerdo con un posible recorte presupuestal a educación superior para el siguiente ejercicio fiscal.
Si tuviera enfrente al titular del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, o al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ¿qué les diría?, se le pregunta. Tras pensarlo unos segundos responde: Creo que no se podría publicar. Así de fuerte es lo que pienso.

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