sábado, 18 de julio de 2015

Colosio y Beltrones, cuentas pendientes

Reflexionando sobre el significado del XVII aniversario luctuoso de Luis Donaldo Colosio, recordé algunos testimonios que fueron publicados respecto a la participación de Manlio Fabio Beltrones en ese trágico evento. Esos testimonios, publicados en la prensa de la época, no han sido esclarecidos y han servido para cimentar la leyenda negra de Beltrones. Justo es recordarlos con el ánimo iluminar ese oscuro episodio.

Se publicó que cuando mataron a Luis Donaldo, Beltrones pidió al procurador general Diego Valadés que le “prestara” al asesino mientras permanecía en Tijuana, para someterlo a un irregular, ilegal y clandestino interrogatorio. Esa acción se ejecutó bajo la justificación de la “representación presidencial” que Carlos Salinas asignó a Beltrones.

Mario Aburto aseguró que fue sacado de la delegación de la PGR con las manos esposadas y envuelto en un colchón para torturarlo en la playa y obligarlo a inculpar a alguien más. En la madrugada del 24 de marzo, durante dos horas completas, Aburto quedó fuera del control de la Procuraduría. Las dos listas existentes que relacionan a los asistentes al interrogatorio coinciden en 11 nombres y difieren en otros, pero ambas omiten los nombres del gobernador de Sonora y de su jefe de seguridad.

En el interrogatorio, el asesino confeso de Colosio ratificó lo dicho al rendir su declaración ministerial ante el subdelegado de la PGR, Raúl Loza Parra: que Raúl Salinas de Gortari era el autor intelectual del crimen.

Año y medio después, Manlio fue señalado como quien recomendó a Raúl Salinas para que se le expidiera un pasaporte falso. Así lo dijo Jorge Gómez del Campo, dirigente local de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción. Cuando se encontró el documento falso en el Union des Banques Suisses con su alias de Juan Guillermo Gómez Gutiérrez, Raúl ya había transferido millones de dólares a esa institución bancaria de Suiza.

Manlio rechazó las imputaciones; “no voy a decir nada”, expresó cuando la prensa le preguntó al respecto. Armando López Ferreiro, jefe de seguridad de Beltrones, la primera vez que acudió a declarar ante la subprocuraduría especial, en mayo de 1994, no sólo omitió el tema del interrogatorio paralelo, sino que negó haber participado. Un año después reconoció que sí hubo un interrogatorio y que él fue siempre “observador y espectador” de lo que estaba pasando, “cumpliendo la orden del gobernador de Sonora”.

De acuerdo con Arturo Germán, fiscal especial del caso Colosio, López Ferreiro fue testigo de cómo torturaron al asesino del candidato del PRI.

El gobernador de Baja California, Ernesto Ruffo Appel, había dicho que: “Algo que sí me caló un poquito fue que Carlos Salinas le pidió ayuda al gobernador Manlio Fabio Beltrones y no a mí”. Declaró que jamás encabezó “una investigación paralela” del homicidio; que las autoridades de su estado solo se involucraron directamente en el caso durante los primeros 30 minutos después de ocurrido el homicidio: “Después de que el presidente Salinas me dijo que el procurador Valadés se haría cargo de la investigación”.

Alcides Beltrones, hermano de Manlio, compareció ante la PGR debido a que siendo administrador del aeropuerto internacional de Tijuana otorgó una credencial de éste al entonces sospechoso de haber sido el segundo tirador en el asesinato de Colosio: Othón Cortés; además había rentado el vehículo utilizado por éste y por el general Domiro García Reyes, encargado de la seguridad del extinto candidato, para trasladarse al mitin de Lomas Taurinas.

En este sombrío pasaje de la historia mexicana, el comportamiento de Manlio fue una mezcla de discreción y audacia. Más pareció el de un cómplice de aquel homicidio cuidadosamente calculado que el de un hombre de Estado comprometido con el esclarecimiento del crimen maquinado en las entrañas del viejo sistema político mexicano.

A 17 años de ese terrible suceso que aún enluta el rostro de los mexicanos, debemos pugnar por arrojar luz sobre todos los hechos, todos los participantes y todos los sospechosos que orbitaron alrededor de Luis Donaldo Colosio. Porque si un homenaje le podemos dar, es el de acompañar su memoria de transparencia y justicia.

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