lunes, 16 de febrero de 2015

Los Chuchos perredistas, tipos de cuidado

· 3 MARZO, 2011 · COLUMNASOPINIÓN ·

Jorge García Córdova ABRIENDO ARCHIVOS

Los Chuchos es una corriente política del Partido de la Revolución Democrática, denominada así en referencia a sus fundadores Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano, el primero hoy Presidente del CEN del PRD, el segundo vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. A este grupo también pertenecen los senadores Carlos Navarrete y Graco Ramírez. En estos personajes recae el control burocrático de esa agrupación política, la tercera en importancia en México.
La historia de Los Chuchos es tan negra, como la de su creador, el cuestionado y corrupto Rafael Aguilar Talamantes (RAT). Los Chuchos surgieron en 1988, cuando el Partido Socialista de los Trabajadores, liderado por Aguilar Talamantes se unió al Frente Democrático Nacional, que abanderó la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. El PST, del cual Jesús Ortega era Secretario general, era un partido de “izquierda”, de los llamados partidos satélites, esquiroles, creado desde el poder, vamos desde Los Pinos, para que simularan una competencia al Partido Revolucionario Institucional. Nació con presupuesto del Gobierno, en cuya nómina cobraban los hoy llamados Chuchos, quienes puntuales acudían a la Secretaría de Gobernación a cobrar jugosos salarios. El gurú, el líder moral de Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y Graco Ramírez fue y sigue siendo el impresentable Rafael Aguilar Talamantes, un hombre totalmente amoral, al igual que sus destacados alumnos, quienes se han enriquecido al amparo de la corrupción política. Para Los Chuchos no existe más lealtad, que la del dinero, pactada ayer con el PRI y hoy con el PAN. Aprendieron bien de su mentor y hoy, si lo quisieran, podrían retirarse tranquilamente, porque de lo único que no pueden quejarse, es de pobreza alguna. Sus bolsillos y cuentas bancarias, gozan de cabal salud.
Casi 20 años transcurrieron para que la corriente de Los Chuchos pudiera hacerse de la Presidencia del PRD; siempre fueron segundos. En 1996, Jesús Ortega compitió por la dirigencia nacional del sol azteca contra Andrés Manuel López Obrador y cayó derrotado, al igual en 1999 perdió ante Amalia García. En 2006 buscó ser candidato del PRD a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y Marcelo Ebrard, con el apoyo de López Obrador, lo derrotó.
El no reconocimiento del triunfo de Felipe Calderón por parte de Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones presidenciales del 2006, abrió una ventana de oportunidad a Los Chuchos, quienes advirtieron la necesidad de reconocimiento del Presidente de la República por parte de la izquierda mexicana y en ese sentido trabajaron. En 2008, el PRD fue a elecciones para renovar la dirigencia nacional, el proceso enfrentó al chucho mayor, Jesús Ortega y a Alejandro Encinas, este último ex militante del Partido Comunista. La elección fue un “cochinero”, con acusaciones por ambas partes, de robo y relleno de urnas, coacción del voto, en fin, todas las irregularidades de que acusaron al Gobierno de Fox, a Calderón y su partido en las presidenciales, sucedió en las elecciones internas perredistas. La Comisión de Procesos Internos dio el triunfo a Alejandro Encinas y Los Chuchos se fueron al Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal a impugnar la elección.
Expertos en la transa política, Los Chuchos tocaron las puertas de Los Pinos en busca de apoyo, para su causa y la encontraron. Pronto cambió el discurso radical de ala chuchista en contra del Presidente Felipe Calderón, a quien los lopezobradorista acusaban de espurio. En la Cámara de Diputados, Jesús Zambrano y en el Senado de la República, Carlos Navarrete, rompieron con Andrés Manuel López Obrador y su discurso radical, al tiempo que tendían puentes de entendimiento con el Gobierno Federal. Para Los Chuchos, Calderón pasó de Presidente ilegítimo a Presidente de todos los mexicanos.
Pronto se vieron los resultados del pacto Los Pinos-Chuchos, que tenía como eje principal neutralizar a Andrés Manuel López Obrador. Desde la casa presidencial se operó para que el Tribunal Federal Electoral fallara en favor de Jesús Ortega. Con todos los elementos para anular la elección de dirigente nacional del PRD, en un cuestionado fallo, el TRIFE anuló el triunfo de Alejandro Encinas y se lo otorgó a Ortega Martínez, lo que devino en un enfrentamiento con el lopezobradorismo, que hoy tiene al PRD al borde de la ruptura. La estrategia Chuchos-Gobierno Federal pasaba por el Congreso y allí el PAN apoyó al nefasto Carlos Navarrete, para que ocupara la Presidencia del Senado de la República, al tiempo que a Jesús Zambrano le otorgaban la Vicepresidencia de la Cámara de los Diputados. El amasiato estaba consumado; Los Chuchos demostraban que en la práctica del cochupo, de la maña, habían superado a su maestro, Rafael Aguilar Talamantes.
En 2010, Los Chuchos fueron más lejos y pactaron una alianza del PRD con su adversario, el derechista Partido Acción Nacional, para ir juntos en varias elecciones estatales. La maniobra fue vista como un pago de factura de Ortega-Zambrano-Navarrete al Gobierno federal, por los servicios prestado y motivó que la crisis política al interior del PRD escalara. López Obrador arremetió contra la dirigencia perredista acusándolos de incongruentes, mercenarios, en fin de todo lo que en los hechos, son Los Chuchos. Para resistir la embestida de AMLO, Ortega buscó el manto protector de Marcelo Ebrard, quien los cobijo a cambio de apoyos en la carrera hacia el 2012 y de mayor injerencia en las decisiones del Comité Ejecutivo perredista. Al estilo de la corrupta policía mexicana, cuando vende la plaza a diferentes cárteles, Los Chuchos vendieron el partido a Calderón y Ebrard, sin importarles las consecuencias que de sus inmorales actos derivaran.
La corrupción de Ortega no tiene límites, recientemente el despacho de asesoría del dirigente perredista que presta servicios de cabildeo para empresas y particulares, entre ellas la empresa de radio y televisión que está en lucha por el segmento de banda y renovación de concesión y que en días pasado despidió a Carmen Aristegui por quedar bien con la casa presidencial, utilizó recientemente su cercania con Los Pinos para presionar por la renovación de la concesión e intentó hacer presión con su grupo parlamentario en las camaras.
Para quienes, dentro del PRD, menospreciaron durante muchos años a los alumnos de Aguilar Talamantes, hoy pueden comprobar que son tipos de cuidado, totalmente amorales, sin más límites que el de su ambiciones personales. Los Chuchos han tendido una red de corrupción en estados y municipios gobernador por incondicionales suyos, de donde se allegan recursos vinculados a la corrupción. Han hecho del PRD una autentica cueva de bandidos y lo peor, que van por más, con el apoyo del Presidente de la República y del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Comentarios: jorgecordoba19@hotmail.com.

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