domingo, 22 de junio de 2014

Un gobernador por el narco y para el narco

PROCESO 1964

Bajo el disfraz de renuncia por motivos de salud y bajo la presión de Los Pinos, el priista Fausto Vallejo dejó el gobierno de Michoacán en medio de pruebas que confirman que llegó al poder con el apoyo del crimen organizado, que después pasó a cobrarle las facturas. Un documento de inteligencia militar asegura que su hijo Rodrigo pertenecía a la estructura tanto de La Familia Michoacana como de Los Caballeros Templarios y entre sus funciones estaba la de cobrar derecho de piso, establecer contactos con políticos y empresarios y facilitar operaciones de lavado de dinero.
El gobernador michoacano, Fausto Vallejo Figueroa, anunció por Twitter su renuncia el miércoles 18, antes que la Presidencia de la República la hiciera oficial, y cinco días después de que circulara una foto de su hijo Rodrigo Vallejo Mora en una reunión con Servando Gómez, La Tuta, líder de Los Caballeros Templarios.
Aunque quiso ocultar el problema con la versión de que se iba por motivos de salud, el escándalo puede continuar si se atienden los expedientes que señalan al segundo hijo del político priista de operar desde el 2008 para el crimen organizado de la entidad.
De acuerdo con documentación confidencial de seguridad pública e inteligencia militar, a las cuales tuvo acceso este semanario, Vallejo Mora, El Gerber, comenzó a trabajar para distintos grupos criminales de Michoacán desde joven, pero cobró más importancia cuando su padre ganó la gubernatura en 2011.
Según el informe que tiene el gobierno federal, Vallejo Mora “es y fue utilizado por sus vínculos políticos para lograr los objetivos del grupo criminal tanto en (el) tráfico de influencias como en (los) acercamientos con la clase política que arribaría al gobierno michoacano encabezado por Fausto Vallejo Figueroa”.
El Gerber aparece en la estructura de organizaciones criminales oriundas de la entidad, como La Empresa, La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, en las que cumplía un papel importante para el lavado de dinero y como intermediario con empresarios, comerciantes y políticos.
A últimas fechas el hijo del gobernador tenía tres responsabilidades con Los Caballeros Templarios: una, el “cobro de piso y protección de bares y discotecas de Morelia; conjuntaba a propietarios para otorgarles el servicio de manera obligada”.
La segunda era traficar con influencias a fin de facilitar “los trámites correspondientes para pagos”, así como “otorgar nuevos permisos y modificar adeudos al municipio”. Y la tercera, realizar la “verificación y control de bares y restaurantes para el lavado de dinero”.
Los reportes mencionan que el hijo de Fausto Vallejo fue contactado desde joven por Héctor Gerardo Guzmán Múzquiz, a quien señalan como “operador” de cobros de piso y extorsiones en Morelia, igual que para el lavado de dinero.
El informe indica que Guzmán Múzquiz estuvo involucrado, en enero de 2008, cuando miembros de La Familia Michoacana secuestraron durante unas horas a Alfonso Reyes Hinojosa, primo del entonces presidente Felipe Calderón, por negarse a pagar 30 millones de pesos a empresas de la entidad, amparándose en su parentesco.
Relevo no priista
Los documentos recogen también información de 2009, cuando Fausto Vallejo era alcalde de Morelia. En junio de ese año la Policía Federal detuvo a Arnoldo Rueda Medina, La Minsa o El Fresa, quien en ese momento estaba acompañado de Rodrigo Vallejo. Desde el gobierno de Felipe Calderón llegó la orden de ponerlo en libertad, en tanto que el otro delincuente permaneció detenido.
Entrevistado al respecto, José Manuel Mireles, fundador de las autodefensas en Tepalcatepec, dice que los excesos de Rodrigo Vallejo y sus vínculos estrechos con Los Caballeros Templarios eran bien conocidos en el estado, pues se había convertido en jefe de plaza de la capital michoacana:
“Hacía bailes en la casa de gobierno con puro criminal para demostrar que tenía poder para hacer las cosas. Eran bailes fastuosos a los que iban puros criminales: jefes de plaza, encargados de zona y muchos otros ‘invitados especiales’.”
Precisa: “A Rodrigo le gustaba mucho andar con los hijos de los narcos, en sus pachangas y francachelas. También le gustaba mostrar que tenía cierto control sobre los federales, porque cuando detenían a alguno de sus amigos hablaba con los federales para liberarlo. Además, como hijo del gobernador también tenía el control de algunas mafias en los transportes, y con los comerciantes era el encargado de cobrarles las cuotas”.
Sobre la foto donde Vallejo Mora aparece con La Tuta, que comenzó a circular el viernes 13 en las redes sociales, Mireles sostiene que es auténtica y muestra que Rodrigo no estaba ahí contra su voluntad, como quiso desvirtuar los hechos el ahora exgobernador al declarar, en una entrevista con la red estadunidense CBS, que uno de sus hijos fue secuestrado el año pasado:
“Está en blanco y negro la foto que he visto por aquí. Están en una reunión. No se ve que esté obligado, como decía Fausto Vallejo, porque lo habían levantado: están en una reunión de convivencia con La Tuta y otras personas. Ahí está la foto y, como son cosas que ya sabíamos, no tenemos duda de que son ciertas.”
El médico cirujano advierte que la renuncia de Vallejo Figueroa no lo exime de sus responsabilidades y abre la posibilidad de que pongan en su lugar a otro político que también esté vinculado con Los Caballeros Templarios:
“Eso es lo que no queremos: que vayan a meter a uno más malo, como ha pasado en algunos municipios donde están metiendo gente de Los Caballeros Templarios. No queremos que vayan a meter a otro templario arrepentido al gobierno del estado para lo que falta, que es organizar la elección, que ya viene el próximo año.”
El viernes 20, sorpresivamente el Congreso michoacano eligió como gobernador sustituto al rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Salvador Jara Guerrero, doctor en filosofía por la UNAM y profesor de tecnología educativa y filosofía de la cultura.
Según difundió el viernes 20 el portal de CNN México, el diputado Alfonso Martínez, presidente del Congreso de Michoacán, explicó que la lista de candidatos a suceder a Vallejo sería propuesta por el PRI, ganador de la elección de 2011, pero “se pronunció a favor de que el elegido sea un ciudadano sin militancia partidista en vez de una persona cercana a las fuerzas políticas”.
Jara Guerrero desempeñará el cargo menos de 15 meses, pues los comicios estatales se llevarán a cabo en junio de 2015 y el ganador asumirá el poder en octubre siguiente.
Tras remarcar que Vallejo Figueroa llegó a la gubernatura con apoyo de Los Caballeros Templarios, Mireles explica:
“Eso era lo único que le quedaba a Fausto por hacer: organizar la elección y darle la oportunidad a los candidatos de su partido a lucirse con las obras que estén pendientes. Pero con todo lo que está pasando el PRI no tiene nada que ofrecer. El pueblo de Michoacán no quiere nada del PRI porque en la elección pasada usaron dinero ensangrentado y muchos de los que votaron iban con el fusil apuntándole en la cabeza. Son situaciones que nosotros, en nuestros pueblos, vamos a vigilar que no se repitan”.
La “inversión” templaria
Cuando aún se aferraba a la gubernatura, Vallejo Figueroa intentó defender a su hijo de las imputaciones: “En mi familia no hay delincuentes”. Sin embargo, anunció su renuncia el miércoles 18 y al día siguiente El Gerber ya no estaba en Michoacán, pues, de acuerdo con versiones de funcionarios estatales, su detención es inminente: además de la fotografía con La Tuta las autoridades obtuvieron cinco videograbaciones en las que está con miembros de la misma organización delictiva, incluido Kike Plancarte.
Para colmo, el coordinador de la campaña electoral de Fausto Vallejo y quien lo sustituyó en la gubernatura mientras atendía sus enfermedades, Jesús Reyna, se encuentra en la cárcel bajo similares cargos, ya que presuntamente se reunió en 2011 con los cabecillas templarios y recibió fondos de ellos para que Vallejo ganara la elección.
En esas grabaciones se puede ver al hijo del entonces gobernador, en estado de ebriedad, en fiestas y reuniones a las que asistieron también otros funcionarios michoacanos. “Ya todos sabían quién era el hijo de Fausto Vallejo. En unos videos está en un rancho con varias personas, como funcionarios, alcaldes y Kike Plancarte; en otros videos están sus encuentros con La Tuta”, dice un testigo calificado que opta por el anonimato.
En septiembre y octubre de 2013 la senadora del PAN Luisa María Calderón –hermana del expresidente Felipe Calderón y rival de Vallejo en la elección de 2011– acusó al priista de tener relaciones con Los Caballeros Templarios. Reveló que en la contienda electoral “gente de campaña de Fausto fue a negociar con el crimen organizado quién ganaba”.
Justo cuando Jesús Reyna era gobernador interino, mientras Vallejo se atendía de un mal hepático, la legisladora señaló: “‘Se dice que uno de los hijos de Fausto está vinculado con el crimen organizado y que ha sido difícil sacarlos del gobierno”.
Para entonces, en la región michoacana de Tierra Caliente, el doctor Mireles ya acusaba directamente a Jesús Reyna de que, como coordinador de la campaña de Vallejo, había recibido 3 millones de dólares de Los Caballeros Templarios.
“Nosotros hemos estado demandando la limpieza total de Michoacán y eso incluye a todo el crimen organizado donde se encuentre, porque a nosotros no nos cabe ninguna duda de que el gobernador sabía que Jesús Reyna había recibido el dinero de La Tuta para su campaña. Su estado de salud no le permitió desarrollar mucha actividad de gobierno y sabemos que va a defender a su hijo a toda costa, aunque sabemos que Rodrigo cobraba a los bodegueros en el mercado de abastos de Morelia”, sostiene Mireles.
Desde el año pasado el líder de las autodefensas señaló que había videos y documentos en los que se registraron las reuniones de Reyna con La Tuta para negociar el apoyo de los templarios a la campaña de Vallejo.
En abril último se difundió un reporte que revela los vínculos de Reyna con La Tuta y Nazario Moreno, El Chayo. El documento, clasificado como “confidencial” y fechado el 16 de marzo de 2012, tiene membrete de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán; fue elaborado por el asesor Juan García Bravo y se envió al entonces titular de esa dependencia, Elías Álvarez Hernández (Proceso 1954).
La fuente, según el texto, “informó que a finales del mes (entre el 26 y el 29) de marzo de 2011 se realizó una reunión privada entre el C. José de Jesús Reyna García y operadores de Los Caballeros Templarios en Michoacán, y quien fuera identificado como Miguel Granados Godoy, los dos de filiación priista, (quienes) acordaron contactar una reunión privada con los líderes de la cúpula de este grupo delictivo para establecer una estrategia política electoral y de acuerdos mutuos”.
A la reunión, continúa el reporte, asistieron además Guillermo Valencia Reyes, alcalde de Tepalcatepec, y José Trinidad Pasalagua o Martínez Pasalagua, líder de los transportistas locales, quienes salieron muy entusiasmados comentando que El Chayo y La Tuta habían decidido “apoyar a los candidatos del PRI”.
Existen otros registros de este presunto apoyo de Los Caballeros Templarios a la campaña de Fausto Vallejo. El 29 de noviembre de 2012 la organización criminal colocó en varios lugares de Michoacán y Guanajuato mantas en las que dio a conocer supuestos acuerdos con el equipo de campaña del aspirante a gobernador por el PRI.
Después de reconocerlo “como gobernador elegido constitucionalmente”, Los Caballeros Templarios le recuerdan a Vallejo que ellos limpiaron el estado del Cártel del Golfo y de Los Zetas, y enseguida le reclaman los favores prometidos: “Extraoficialmente nosotros estamos esperando los frutos de nuestra labor hacia su partido, cosa que por el momento no hemos (obtenido)”.
En el mensaje, firmado por “Los Caballeros Templarios Guardia Michoacana”, éstos se jactan de que “las últimas tres generaciones de gobernantes han tenido lazos con nuestras organizaciones, llámese Familia Michoacana o Caballeros Templarios”, y recuerda que esos vínculos “deben de ser indirectos pero fuertes”.
Y le dicen a Fausto Vallejo: “En el caso suyo usted sabe que hay parientes de primera línea que no sólo simpatizan con nosotros y hasta han convivido con nosotros, hay un hecho relevante”.
Detallaron su labor política: “Como agrupamiento al margen de la ley fomentamos la apatía hacia el partido político del PAN, por nuestras acciones el PAN (perdió) enclaves importantísimos que ustedes capitalizaron bajo una coordinación mutua, larga, ardua y sobre todo costosa. Fueron dos objetivos: frenar al PAN e impulsar a los candidatos del PRI”.
De ahí su insistencia para que el entonces gobernador cumpliera su compromiso: “Usted sabe, la gente sabe, el gobierno federal sabe que tenemos una capacidad de movilización importante que cualquier político querría tener, cosa que usted como PRI propusieron y nosotros aceptamos, sólo buscamos que usted y su gobierno sean congruentes con lo que hicimos, sólo queremos que de manera directa podamos acceder a un beneficio por nuestra inversión”.
El jueves 19, al oficializar su renuncia, Vallejo Figueroa argumentó motivos de salud y dijo que se iba “con la frente en alto” para que llegue alguien capaz de continuar su gobierno hasta el año que viene.
En efecto, él nunca pudo dar continuidad a su administración. Arrastrando una deuda estatal de 12 mil millones de pesos, en dos años pidió licencia tres veces por su precaria salud.
En ese periodo hizo cambios en las secretarías de Gobierno, Seguridad Pública, Obras, Finanzas y en la procuraduría del estado. En esa etapa el crimen organizado llegó a controlar 70% de los 113 municipios, donde cobraba impuestos, extorsionaba a los comerciantes y productores agrícolas, e imponía a su gente en las direcciones de las policías municipales. Según el Colegio de Economistas del Estado de Michoacán, en los últimos dos años la entidad perdió casi 5 mil empleos y el crecimiento económico fue de 1%.
La crisis de gobernabilidad en Michoacán estalló el 24 de febrero pasado, cuando los grupos de autodefensa ciudadana de Tierra Caliente se alzaron contra la delincuencia y en pocos meses lograron expulsar a Los Caballeros Templarios de decenas de poblaciones.
El avance de los civiles armados obligó al gobierno de Enrique Peña Nieto a intervenir directamente en Michoacán: reforzó la seguridad con 10 mil soldados y policías federales, anunció apoyos por 45 mil millones de pesos en obras y nombró a su incondicional Alfredo Castillo como comisionado para la paz en el estado, quien así desplazó al gobernador Vallejo como autoridad política.

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