domingo, 22 de septiembre de 2013

Televisoras, el negocio del linchamiento y los desastres naturales


Escrito por  el 21 septiembre 2013 a las 5:00 pm en DestacadasSociedad

Imagen del spot "Soy Guerrero". Fuente: Tomada de Youtube.
Imagen del spot “Soy Guerrero”. Fuente: Tomada de Youtube.
“Soy Acapulco, soy Guerrero y éste es nuestro México”.
Con esta frase remataba el cantante Luis Miguel el spot de 30 segundos transmitido en TV Azteca y Televisa, apenas unas horas antes de que la bahía más famosa de México fuera devastada por la tormenta “Manuel” y Acapulco se convirtiera en símbolo de la negligencia con los habitantes y turistas.
Imágenes oníricas, filtros de luz para dar una sensación paradisiaca, la pose infaltable de Luis Miguel que siempre mira a tres cuartos de perfil, contenía este spot, uno de los tres que financió el gobierno de Ángel Aguirre para promover turísticamente a Acapulco.
Toda la campaña se derrumbó, literalmente. Los millones de pesos invertidos en las cadenas de televisión abierta se transformaron en imágenes de devastación, de desesperación de los turistas atrapados en la contingencia y en la falta de información, y en las denuncias por la mala construcción de la Autopista del Sol.
Por supuesto, el divo mexicano no ha dicho nada para solidarizarse con los habitantes de la entidad que él promocionó. Mucho menos ha mencionado si dará conciertos gratuitos, como en su momento lo hizo el tenor Plácido Domingo, en solidaridad con los damnificados de los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México.
El negocio de la mercadotecnia turística, a costa del erario de una entidad con tantas carencias no pasa por la filantropía. El gobierno de Angel Águirre insistió que Luis Miguel no cobró por dejarse filmar caminando en la playa y simulando una “cascarita” con jóvenes acapulqueños.
A las cadenas televisivas nacionales también los agarró desprevenidos la devastación de Ingrid y Manuel, los dos fenómenos metereológicos que afectaron a 11 entidades por el Golfo de México y por el Pacífico mexicano.
Los canales informativos de Televisa y de TV Azteca, más las señales restringidas como Milenio TV, el recién inaugurado Excélsior TV, Cadena 3, Efekto TV y otras estaban demasiado concentradas en la difusión en vivo y en directo del desalojo de los maestros de la CNTE del Zócalo, el viernes 13 de septiembre, y en la transmisión de la ceremonia del Grito de Independencia, el domingo 15 de septiembre.
Desde el sábado 14 de septiembre las televisoras locales de Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Veracruz y Tamaulipas, principalmente, ya estaban alertando sobre las dimensiones de las tormentas en pleno puente vacacional de las fiestas patrias. Las televisoras nacionales sólo hicieron breves reportes metereológicos.
Para el lunes 16 de septiembre, en medio del despliegue mediático para cubrir el Desfile Militar, ya se sabía que más de 30 personas habían fallecido en Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y Veracruz, principalmente.
La “nota” para los noticiarios de Canal 2 y Canal 13 no era la alerta y las lluvias que inundaban a cientos de municipios sino el hecho de que el primer mandatario Enrique Peña Nieto hubiera abandonado la cena de gala de la noche del 15 de septiembre para “estar al pendiente” de la emergencia nacional.
Televisa y TV Azteca realmente reaccionaron hasta el martes 17 de septiembre, cuando las lluvias habían inundado comunidades enteras. La gestión y el control de la información parecían formar parte de un guión: se privilegiaban las imágenes, declaraciones y reportes de los funcionarios federales en la zona de desastre (desde Peña Nieto al el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, o el titular de Protección Civil, Luis Felipe Puente y los voceros respectivos).
Se escandalizaron por la “rapiña” de los habitantes de las zonas marginadas de Acapulco que acudieron a las tiendas de autoservicio y minimizaron las afectaciones de las zonas más pobres como la Costa Chica y la Montaña, de Guerrero.
Hasta que el miércoles 18 de septiembre circuló la información del alud de tierra y lodo que sepultó a decenas de habitantes de la comunidad de La Pintada, en Atoyac, Guerrero, las televisoras encontraron la cuadratura del rating de los desastres.
Para el jueves 19 de septiembre, fecha coincidente con los 28 años de los sismos capitalinos de 1985, las televisoras reaccionaron ante las dimensiones de la tragedia humana más allá de Acapulco. El programa Punto de Partida, conducido por Denise Maerker en Canal 2, registró tomas aéreas y testimonios de pobladores de La Pintada, que se convirtió en el símbolo de la tragedia guerrerense.
El gobernador Ángel Aguirre, tan proclive a aparecer en programas televisivos y con la farándula, sólo apareció con Carlos Loret de Mola para reclamar más de 5 mil millones de pesos en la reconstrucción de su entidad.
TV Azteca, a través de su Movimiento Azteca, lanzó la campaña de recolección de donativos llamada “Tiempo de Ayudar” y capitalizó su red de instituciones financieras a través de Elektra y Banco Azteca para las donaciones.
El contraste con la CNTE
CNTE Desalojo ZocaloEl pasmo de las televisoras en los primeros minutos de la tragedia provocada por los ciclones y tormentas que azotaron al país, contrastó con el seguimiento y la editorialización en contra de las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación  en la Ciudad de México.
Una auténtica campaña de odio inducida se produjo en más del 80 por ciento de los noticiarios radiofónicos y en casi la totalidad de los programas informativos y de análisis televisivos.
La furia de los automovilistas y comerciantes capitalinos, afectados directamente por los bloqueos de la CNTE, fue explotada al máximo por los medios electrónicos para clamar que la autoridad utilizara la fuerza pública para desalojar a los maestros que permanecieron durante dos meses en campamento en el Zócalo capitalino.
Excepcionalmente, la cobertura sobre el conflicto magisterial le dio voz a los propios protagonistas de las movilizaciones. Lo importante era privilegiar la afectación en el tránsito y en la vida de los capitalinos y dejar en segundo plano la disputa de fondo que eran las tres leyes secundarias de la reforma educativa, especialmente la Ley Federal de Servicio Profesional Docente, aprobada con el método fast track en las cámaras del Congreso de la Unión.
Los maestros de la CNTE se convirtieron en el sinónimo de los “bárbaros con rating” desde que amenazaron con bloquear las entradas y salidas del Aeropuerto de la Ciudad de México, cuando fueron a las instalaciones de Televisa y TV Azteca para demandar derecho de réplica (no les concedieron más de 5 minutos en noticiarios de cobertura metropolitana) y, especialmente, el miércoles 11 de septiembre, cuando se enfrentaron a los granaderos capitalinos en las inmediaciones de la residencia oficial de Los Pinos.
El viernes 13 las televisoras protagonizaron la operación mediática más impresionante para transmitir en vivo y en directo el desalojo de más de 3 mil elementos de la Policía Federal del campamento de maestros en el Zócalo.
Incluso, el titular de la PF, el doctor Manuel Mondragón y Kalb, utilizó el micrófono de Milenio TV para advertir que a partir de las 16:00 horas entrarían los elementos policiacos al Zócalo para “limpiar” la plancha de esta plaza pública y que “los miles de familias” pudieran disfrutar de las fiestas patrias.
Las celebraciones del 15 y del 16 de septiembre se convirtieron así en una justificación mediática y política para utilizar el desalojo violento de los mentores, aún cuando las negociaciones en la Secretaría de Gobernación y en la Secretaría de Educación Pública no habían concluido.
La mayoría de las audiencias televisivas pudimos ver, en vivo y directo, el ingreso de la PF al Zócalo, el enfrentamiento con presuntos “anarquistas” que lanzaron bombas molotov y piedras, la forma en que un grupo de maestros fueron “encapsulados” en el Eje Central. A pesar de que las imágenes indicaran otra cosa, los conductores al unísono insistieron que se trató de una operación “ordenada y limpia”.
“La impresión que tenemos desde acá, fue una operación muy bien planeada y muy bien ejecutada”, afirmó Carlos Zúñiga, el conductor de Milenio TV. Adela Micha, en Canal 9,  presumió que “El Zócalo capitalino quedó libre de manifestantes” y en Canal 40 también celebraron la operación de “liberación” del Zócalo.
No se había secado el Zócalo de los chorros de agua que lanzaron los agentes de la Policía Federal para “limpiar” (como si los manifestantes fueran sinónimo de basura, suciedad o mancha), cuando ya las tormentas Ingrid y Manuel azotaban con furia las costas del Golfo y el Pacífico mexicanos.
Y las televisoras sólo alcanzaron a reaccionar cuando ya la tragedia había rebasado a todos: autoridades federales, estatales y municipales, incluyendo a autoridades de la Secretaría de Marina.
La declaratoria de desastre en las entidades no se decretó sino hasta después del Desfile Militar del lunes 16 de septiembre, cuando ya habían más de 30 muertos.
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