sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Quién quitó los alfileres? Carlos Fernández-Vega


Menos empleo, más hambre
Canasta básica inalcanzable

A
rranca el décimo mes del nuevo gobierno que todo prometió, y se constata que, lejos de cumplir, cacho a cachito se desmorona el de por sí precario bienestar social, al tiempo que velozmente se aleja la posibilidad (o el sueño, si se prefiere) de que México por fin salga del agujero económico en el que cayó 30 años atrás.
Como es costumbre, el gobierno saliente dejó la economía colgada de cuatro delgadas alfileres y –también práctica recurrente– a algún genio de la administración entrante se le ocurrió la brillante idea de quitar dos de ellas para ver qué pasaba. Y pasó: allá por diciembre de 2012, en las altas esferas gubernamentales se presumía que el PIB mexicano crecería 3.5 por ciento en 2013 (proporción, que dicho sea de paso, de cualquier suerte nada de fondo resuelve) y a estas alturas los pronósticos más optimistas no pasan de 1.5 por ciento, lo cual sería lo de menos si no fuera por las terribles consecuencias sociales que tal caída provoca.
Así es: en apenas 10 meses de estancia en Los Pinos, el pronóstico económico se desplomó 60 por ciento, y contando. Resultado: menos empleo y más precario, desocupación, pérdida de poder adquisitivo, bajos salarios, inflación por arriba de la comprometida y creciente número de mexicanos a quienes su ingreso no alcanza para comer, entre tantas otras gracias.
Sobre este último aspecto, que no es independiente de los demás, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte quelas presiones sobre el bienestar de los mexicanos se mantienen, y el desequilibrio social, laboral y económico que se gestó durante los años previos ha trascendido a la presente administración. En poco ayudó el diagnóstico y estrategias que en el corto plazo se han aplicado, pues no funciona continuar bajo la inercia de un modelo económico basado en las exportaciones, cuando la desaceleración llegó justamente por dicho sector.
El problema ha tocado al bienestar de la población, particularmente porque su ingreso salarial va en retroceso. El daño no es menor, pues al observar las cifras del segundo trimestre de 2013 se constata que aun los ingresos nominales sufren los estragos de un mercado laboral que contrata menos y que paga mal, cada vez peor, como lo documenta, por medio del índice de la tendencia laboral de la pobreza (ITLP), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Tal indicador es una referencia a la que no se le otorga la debida atención, subraya el CIEN. Derivado de las encuestas trimestrales de empleo permite dilucidar si las condiciones laborales generan el ingreso suficiente para que las personas puedan adquirir una canasta alimentaria, definida como básica, para alcanzar un bienestar mínimo o si además tienen los recursos suficientes para superar lo definido como bienestar. El primer concepto es contundente, si no se percibe el dinero suficiente la capacidad para consumir alimentos se ve seriamente comprometida.
El problema que el ITLP documentaes que la precarización del empleo sigue su marcha, hay un avance tanto a nivel urbano como rural. El incremento del ITLP lo coloca en un nivel no visto desde su primer registro (en 2005). Lamentablemente, el Coneval no presenta los registros históricos por un cambio en la metodología.
Sin embargo, el CIEN apunta que se puede afirmar que los resultados contabilizados durante la crisis de 2009 fueron menos desfavorables que los actuales. Parte de la explicación radica en que la recesión sigue afectando a las empresas, particularmente a las pequeñas y medianas. Además, las políticas aplicadas en los últimos años del sexenio de Felipe Calderón terminaron por minar al mercado interno y las condiciones de contratación de los trabajadores.
A tasa anual, el ITLP aumentó 5.8 por ciento, pese a que se registró un incremento –por llamarle así– del PIB de uno por ciento. En el entorno urbano, este indicador avanzó 5.9 y en el rural 5.6 por ciento. A escala estatal solamente siete entidades de la República presentaron una baja en la precariedad; el resto vio crecer la marginación. Baja California, Colima, estado de México, Jalisco y Michoacán fueron los estados donde el aumento fue mayor a 10 por ciento.
Lo anterior se presentó a pesar de que la presión de la inflación disminuyó: la razón se encuentra en que el ingreso derivado del trabajo perdió poder adquisitivo, aun con una moderación en la elevación de los precios. En términos de precios de 2010 el ingreso per cápita cayó 4.8 por ciento anual, pero cuando la comparación se realiza utilizando los precios de la canasta alimentaria la contracción fue de 8 por ciento. Aun en términos corrientes se tiene una disminución anual de 0.5 por ciento.
Ello se da en un escenario donde las líneas de bienestar mínimo exhiben un movimiento ligero a la baja, es decir, los precios de la canasta básica alimentaria han frenado su crecimiento en los últimos meses. Por lo tanto, el aumento en el ITLP se debe en gran medida a la notable disminución sufrida por el ingreso laboral per cápita durante el segundo trimestre del año. Tal situación implica que aun cuando se tiene una canasta básica con un ritmo de precios menos elevado, el nivel de los ingresos laborales no es suficiente para adquirirla.
En conjunto, destaca el citado centro de estudios, todo ello expresa un hecho innegable: la desaceleración de la economía afecta a un mercado laboral que tiene una falla estructural: bajos salarios que causan pobreza y debilidad en el mercado interno. Lo anterior debe llamar a una profunda reflexión sobre cómo reactivar el mercado interno, fomentar la inversión y la mejora en las remuneraciones de los trabajadores”.
Un pacto por el desarrollo productivo de México es necesario, evitar dañar a la economía con mayores impuestos (para “estimular la economía, al gobierno peñanietista no se le ocurrió mejor fórmula que bombardear fiscalmente a la población) y competencia desleal, como la que Dragon Mart representa, deben ser algunos de los pasos a seguir. Para el segundo año de la nueva administración se requieren nuevas estrategias; los saldos económicos y sociales del primero continúan en la línea de precariedad heredada por su antecesor, algo que presionará el tejido social del país.
Las rebanadas del pastel
Y mientras llega la masacre fiscal, siguen las muestras del México que todos queremos (Peña Nieto dixit): noveno mes del año, noveno gasolinazo. El aumento en los precios de los combustibles duplica el registrado por la inflación general.
Twitter: @cafevega

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