lunes, 2 de septiembre de 2013

Astillero, de Julio Hernández López



Algunos quieren apresurar la larga marcha a la desaparición del periodismo escrito tras seguir apurando las dosis venenosas de la tecnología: Twitter, Facebook, el agónico fax, el correo electrónico, etcétera, pues las innovaciones no tienen para cuando terminar. Pero en el periodismo en la radio, televisión e impreso todavía hay los imprescindibles reporteros, los analistas, opinadores y columnistas en un abanico de puntos de vista y pareceres para cubrir el pluralismo de la opinión pública. El columnismo tiene en nuestro país esa variedad de cuestionadores de la política, la economía, la cultura, los sucesos sociales y otros temas del más diverso jaez.
A mi juicio, uno de los columnistas más sobresalientes es el periodista Julio Hernández López, con su columna Astillero, que publica el matutino La Jornada de lunes a viernes desde hace al menos 15 años; honrando el espacio que ocupó Miguel Ángel Granados Chapa (1941-2011) y cuya columna Plaza Pública tanto se extraña y hace falta en estos tiempos, en que la agenda del peñismo-priísta (coludido con el panismo fundamentalista y enlistado en el “neoliberalismo de segunda generación”), radicaliza el neoliberalismo económico. Ambos con el apoyo (por abajo y por encima de la mesa) de la izquierda chuchista perredista que actúa “denunciando en alta voz lo que acepta por lo bajo”.
En su columna del 22 de agosto, Julio Hernández López va directo al grano y le quita la paja al discurso de Cuauhtémoc Cárdenas del lunes 19 de agosto en el Monumento a la Revolución, que desencantó a gran parte de una nación que no esperaba el guiño cardenista –con aval del chuchismo– a la embestida peñista que va a lo seguro para privatizar toda la industria petrolera y consumar la contraexpropiación. Con el subtítulo Semáforo arreglado y CC [Cuauhtémoc Cárdenas] nada de fondo, el columnista nos brinda un penetrante trabajo de interpretación. En seis contundentes párrafos vertió su opinión sobre los hechos, la palabrería del “no te levantes Lázaro” y siga adelante la modernización privatizadora de los ultraneoliberales de derecha, de centro y de un izquierdismo en franca huída de sus vinculaciones populares y nacionalistas con la democracia directa, y así “regatear apoyos logísticos para el tabasqueño [Andrés Manuel López Obrador] que va quedando en solitario, para bien y para mal, en el papel de único opositor auténtico a los designios privatizadores en curso”.
Si “la columna de opinión […] básicamente se caracteriza por ser una exposición breve que intenta interpretar, valorar, ordenar una parcela de la realidad [y] combina unos datos que el informador ha verificado con la sabiduría que conlleva el cúmulo de vivencias y lecturas, que han sido matizadas por el sujeto mediante una reflexión o ensoñación sistemática y, todo ello sintetizado con una intencionalidad que atiende a la cultura propia del autor”, entonces Julio Hernández López es un columnista “que logra inducir al debate y desbrozar elementos para la reflexión. Así el buen columnista es como el bisturí que va rasgando las entrañas de la realidad, en un columnismo que es ejercicio creativo, interpretativo y a veces también burlesco”.
*Periodista


Fuente: www.contralinea.com.mx Periodismo de investigación http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/08/26/astillero-de-julio-hernandez-lopez/

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