viernes, 29 de marzo de 2013

Graco no sirve ni para desgobernador



Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas

A Graco Luis Ramírez Garrido-Abreu, los electores de Morelos le concedieron el beneficio de la duda para ocupar el cargo de gobernador sobre la ola del lópezobradorismo. La era panista había dejado a la entidad en el total desastre político: inseguridad sangrienta, corrupción en la administración e ingobernabilidad. Graco ya lo había intentado con su derecho electoral a salvo por vivir en Cuernavaca. En el último intento y repito, sobre los hombros de López Obrador, logró ganar las elecciones. Se le vio con esperanza. Y más cuando se presentaba como un político que ya había recorrido dos partidos de izquierda y se había pasado al centro-izquierda del PRD. En cuanto asumió el cargo le dio la espalda al tabasqueño. Oportunista, se alineó al peñismo triunfante. Como Rosario Robles, descubrió que su ideología era priísta. Y así es su modo de actuar, pero al estilo de un PRI echeverrista o salinista.
El caso es que Morelos está peor que con el PAN por decir lo menos. Más de la mitad de los bienes inmuebles están a la venta, porque las delincuencias tienen en la entidad sus centros de operación. Y han implantado el terror social. Todos los días hay homicidios, secuestros, amenazas, robo de automóviles. Los habitantes de la capital morelense ya no salen a las calles después de las 18 horas. Se parapetan en sus casas y Cuernavaca parece escenario cinematográfico abandonado. Los que ahí viven y sobreviven ya no soportan el mal gobierno de Graco. Está peor que un desgobernador. Hay una descomposición total en el cumplimiento del deber democrático y republicano, que no acata ni hace cumplir el imperio de las leyes. Morelos es coto privado de las delincuencias. Sus habitantes se juegan la vida a cada paso.
Aunque ya fue dos veces diputado federal por el PRD de López Obrador, el desgobernador ya probó que nada tiene de los Gracos romanos. Es un Graco muy lenguasuelta que habla hasta por los codos, pero ineficiente. La entidad está hecha un caos. Asegura que hará esto y lo otro, pero Morelos vive una crisis de conducción. El timón de la nave estatal no tiene piloto y va al garete. El turismo nacional, internacional y quienes escogieron Cuernavaca y sus alrededores para vivir o ir de descanso, están hartos de que no exista paz social. Todo por la incapacidad de Graco para la administración pública y la gobernabilidad. Quieren los morelenses que se vaya. Deshacerse de él es la prioridad política de los ciudadanos.
Graco no tiene formación política, como no sea de merolico politiquero. Haría bien en renunciar. Pero no lo hará. El sueldo y los privilegios son mayores. Así que los morelenses van a tener que armarse de valor y salir a las calles para ejercer su derecho a modificar o alterar su forma de gobierno; porque no tienen representantes en su Congreso, ya que los diputados obedecen a Graco, pues en el Estado no hay separación ni división de poderes. De lo contrario la crisis de ingobernabilidad puede derivar en una anarquía social que generaría un mayor desastre económico, en medio de la falta de un gobernador. Graco debe irse. No sirve ni para desgobernador.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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