sábado, 11 de febrero de 2012

Mano negra, uñas sucias



Jorge Lara Rivera


Al tiempo que se descubren en oficinas de la Presidencia de la Comisión Permanente del H. Congreso nuevos dispositivos instalados ilegalmente para grabar conversaciones, se hace público el sesgo faccioso del IFE el cual, para evitar sancionar al PAN y a Luisa Ma. “Cocoaína” Calderón Hinojosa, hermana del ocupante de Los Pinos, acepta –2 meses luego– haber cometido “una injusticia al multar” sin pruebas al PRI y al Partido Verde, a Fausto Vallejo, su candidato común a la alcaldía de Morelia y a la empresa de TV por cable, sancionando la supuesta “adquisición de tiempo en TV”. Así, ramplones, evidencian el discriminatorio doble criterio, pero no retiran la sanción que (junto con el uso del logo en el pantaloncillo de un boxeador, no autorizado ni contratado por el PRI y que a la postre no pudo imputárseles) sirvió de ¿base? al aberrante fallo del TEPJF, proclive al Ejecutivo federal, que derivó en la anulación de las elecciones de Morelia ganadas en las urnas por el PRI. Y no obstante, de modo casi simultáneo, se conoció la resolución de ese Tribunal inequitativo confirmando, prepotente, la anulación, en respuesta a la solicitud de “revisión” a tal fallo formulada por el priísmo. Tan evidente favoritismo de los organismos ciudadano y jurisdiccional árbitros de los procesos electorales (ni más ni menos que de otorgación del Poder, así Ejecutivo como Legislativo) es grave, preocupante y no puede dejarse pasar.

Leonardo Valdés, presidente del IFE, incluso se atreve a querer insinuar que la decisión del Pleno del Consejo del Instituto es inferior en honestidad a la del copucho que controló para manejarlo a su antojo y a sus finanzas, generando subejercicio para aprovecharlo en obras suntuarias y aumentarse los elevadísimos emolumentos con pretexto de que tenían sobrecarga de trabajo adicional por funcionar, ése, incompleto.

Por si las dudas, consciente de la importancia del electorado femenino que representa la mayoría del padrón del IFE y que es el grupo que más acude a sufragar; no obstante fingir amnesia para negar los antecedentes históricos (feminista y de izquierda) de la lucha de la mujer por ser reconocida en sus plenos derechos a despecho del PAN, y a las 4 predecesoras (Rosario Ibarra, Marcela Lombardo, Cecilia Soto y Patricia Mercado) que tuvo con respecto a 5 candidaturas de mujeres a la presidencia de la República, obviándolas para pretender capitalizar el sufragio femenino en su favor por simple cuestión de “género”, mintiendo, taimada, al presentarse como “la primera mujer presidenta de México” (misma dolosa táctica que usó en la contienda interna de su partido con el madruguete de sus spots en que fue pillada y denunciada ante el IFE –y le tuvieron que exigir retirase sus tramposos anuncios– donde se decía “candidata” cuando todavía ni siquiera se había votado) “Chapina” no podrá tan fácilmente escabullirse para responder por negocitos como el de Enciclomedia que le valió ser premiada con la SEP, ni –mucho menos– su cercanía a idearios intolerantes y excluyentes. ¡Hasta dónde llega su desfachatez! Sólo hay que ver y oírla contradecir su propia esencia al decir que combatirá a los enemigos de México: “el autoritarismo, la intolerancia, la corrupción, la impunidad, la falta de transparencia, la pobreza…”, cuando constan ejemplos de prácticas personales que la desmienten a diario desde el 2000.

Como funcionaria ha servido y apoya actos ilegales autoritarios, la represión encubierta o abierta de las muestras de inconformidad social, así como desdeñado llamados de la sociedad civil para atender carencias y rezagos; ha participado en la corrupción, como prueba la “guerra sucia” dirigida contra Andrés Manuel López Obrador y el desaseo de las elecciones del 2006 que permitió la instauración de su patrón en el poder, de cuya campaña fue coordinadora y a la que contribuyó usufructuando el padrón de beneficiarios de SEDESOL para manejo clientelar de los programas; estuvo coludida con la corrupción en sus tratos con la dirigencia magisterial y la entrega de puestos clave de SEP a ésa, como pago de cuota por el apoyo que prestó en tal fraude; la misma ha tenido prácticas corruptas al hacer uso indebido de recursos públicos con giras proselitistas anticipadas como diputada federal y luego, ya con licencia, seguir usando vehículos asignados a la Cámara en sus actos de campaña interna del PAN. De impunidad, entonces, ha gozado y goza no obstante tal conducta, como Juan Molinar Horcasitas y María Altagracia Gómez del Campo Tonella ¿Falta de transparencia? ¡Si es el sello de la casa en el panismo! Autopréstamos, concesiones a parientes (desde los hermanos Bribiesca, al cuñado Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, pasando por el suegro de su pariente César Vázquez Nava) licitaciones amañadas (como la del IMSS y Novartis, laboratorio suizo, con COFEPRIS; la de la Estela de Luz), inflación de presupuestos (la megabiblioteca Vasconcelos, los festejos del Bicentenario).

Precisamente fue su innegable larga cola (trayectoria) conservadurista apoyando posiciones retardatarias lo que le valió contar con la más nutrida votación en zonas donde “El Yunque”, organización fascista con vínculos clericales, supremacistas e intolerantes (y también criminales) a ultranza, tiene presencia e influencia. El contraste lacerante entre los privilegios y el aumento de la riqueza de las clases altas, frente al agravamiento de la pobreza actual, imperante en 52 millones de mexicanos según CONEVAL, la depauperación de otros 35 millones adicionales según estudios independientes; con más de 19 millones en “pobreza extrema” e “inseguridad alimentaria severa” de reportes internacionales, vergonzosos niveles “históricos” inauditos en el México de la posrevolución pese al monstruoso endeudamiento público –interno y externo–, es el saldo del “buen manejo de la economía” tras casi 12 años de panismo neoliberal. Y esta violencia desatada con imprevisión y mantenida con necedad atropellando al pueblo y los derechos humanos que ella promete continuar, son corolario sangriento de tan oscuro período. “PAN con lo mismo” aunque lo niegue.

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