miércoles, 18 de enero de 2012

Tres monólogos y las mismas propuestas

“¡Ni un voto al PAN!”, claman fuera de la sede blanquiazul pilotos de Mexicana

Arturo Cano

Periódico La Jornada
Miércoles 18 de enero de 2012, p. 3
¿Es Ernesto Cordero el Mario Delgado de Felipe Calderón? ¿O más bien Josefina Vázquez Mota es su Miguel Mancera?

Los dos hombres y la mujer plantados en un auditorio vacío, frente a su atril cada uno, los tres con ropas oscuras, elogian al presidente Calderón de maneras distintas. El Presidente vota. Y juega bien, según refieren algunos panistas la víspera del debate: dejó crecer un delfín –que nunca pudo crecer mucho– junto a la idea de que cuenta con todo el respaldo de Los Pinos, al tiempo que apuntala a la candidata que, a los ojos de la población, no será “más de lo mismo”, aunque lo sea.

Llegan los precandidatos panistas al encuentro que antecede la elección interna (5 de febrero), amarrados más que por el formato por su propia decisión de reunirse para grabar sus espots de campaña, no para debatir. Sólo el ex secretario de Hacienda suelta algunos golpes: acusa a Creel de regatear apoyo al Presidente, a Vázquez de ser rehén de las encuestas y a ambos de ser pasajeros que viajaron cómodamente en un avión que pilotaban Calderón y él mismo.

Las opiniones generalizadas sobre Cordero y su lejanísimo sitio en las encuestas lo hacen ver como ese niño que, derribado en el recreo, con sangre escurriendo por la nariz, amenaza: “Pero te voy a trompear, nomás deja me paro”.

Vázquez y Creel lo ignoran.

El senador se concentra en lo suyo: la oferta de “una nueva estrategia” de seguridad montada sobre su medallita: que cuando fue secretario de Gobernación (con Vicente Fox) bajó a la mitad los niveles de violencia.

En el autoelogio, previsto en el formato del encuentro, Creel repasa una trayectoria que va de consejero ciudadano del Instituto Federal Electoral a “creador de instituciones”, entre las que enumera el Ifai, el Instituto de la Mujer y etcétera. Y vuelve a su tema de la “nueva” forma de combatir el crimen, después de un cebollazo de rigor a la “valentía” del Presidente. En una frase que pega en la línea de flotación de la actual administración panista resume su propuesta: “Menos balas y más inteligencia”.

Las propuestas vendedoras

Los precandidatos deben hablar de por qué buscan la postulación, de los dos sexenios del PAN en la Presidencia y de su visión de país.

Se enfocan, como Vázquez Mota, en sus propuestas vendedoras (ya anticipó que sería la “presidenta de la educación”). Y en sus ventajas: estoy arriba en las encuestas, “yo sí le ganaría al PRI y al PRD”.

La diputada quiere ser didáctica. Inevitable recordar que fue “descubierta” por la esposa del gobernador panista de Chihuahua, Francisco Barrio, cuando impartía cursos motivacionales. Así, pasa rápido por la economía, la delincuencia y la necesidad de “flexibilizar” la ley laboral, para luego concentrarse en los temas que considera sus fortalezas, casualmente los relacionados con las dos carteras que ha ocupado en los gobiernos panistas. “No me he doblegado ni me doblegaré”, dice en referencia a su paso por educación y aludiendo, claro, al poder del sindicato magisterial.

Cordero sigue al clásico. No usa la expresión pero dice lo mismo: “Es la economía, estúpidos”.

México necesita un presidente que entienda de economía, dice, para acabar pronto, luego de invocar la crisis mundial que se avecina. Por los demás temas pasa veloz. Vuelve al suyo una y otra vez: “En 10 años de gobiernos del PAN hemos construido una estabilidad económica que nunca habíamos experimentado”.

Los precandidatos presidenciales del PAN, antes de que se diera inicio al debateFoto José Antonio López A pesar de su llamado a impedir el retorno de los dinosaurios, Cordero recurre a la fórmula colosista: “Veo un México donde los niños coman tres veces al día”.

Agarra otro toro y le recuerda a Vázquez Mota que hace seis años las encuestas no daban la delantera a Calderón.

El copiloto Cordero reprocha a Creel haber “renegado” de sus compañeros y de la manera de gobernar del PAN, y a sus dos adversarios nunca haber tomado los controles del avión que es, dice, la economía mexicana.

Los verdaderos pilotos y el peligro para México

Afuera, paradójicamente, protestan varios centenares de trabajadores de Mexicana de Aviación, entre ellos decenas de pilotos que hace más de un año no toman los controles de ningún avión. “¡Ni un voto al PAN, ni un voto al PAN!”, es el grito recurrente.

Fernando Perfecto, dirigente de los pilotos, acusa “corresponsabilidad del gobierno federal” y exige hablar con los aspirantes panistas. “Hay una clara discriminación, pues mientras rescatan empresas españolas no quieren hacer nada por Mexicana”, dice, y sus palabras se interrumpen porque llega, en eso, el precandidato copiloto, quien les lanza una sonrisita, detrás del vidrio polarizado de su camioneta.

Las transitadas avenidas donde se ubica la sede nacional del PAN son un concierto de bocinazos de apoyo a los trabajadores de Mexicana, a quienes esta vez no desaloja con violencia –por puro gusto, como cuentan que lo hizo– el rudo secretario de Seguridad Pública capitalino Manuel Mondragón.

“¿Quién de los tres se atreve a hablar con el verdadero pueblo?”, sale la arenga desde las bocinas en la calle. Los silbatazos y la caceroleada se alcanzan a escuchar en el sitio donde los colaboradores de los aspirantes miran el debate.

Por ahí debe andar Antonio Solá, asesor de Vázquez Mota, a unos pasos de un piloto que trae un cartel prendido a la espalda: “Ahora sabemos quien sí era un peligro para México”.

El mismo catálogo

¿Qué deja el debate? ¿Cambiará este encuentro el desenlace de la interna azul?

Un cercano a Cordero dice que Calderón está operando su sucesión de una manera “absolutamente priísta”. Lo pone así: “Para ser candidato del PAN se necesitan dos cosas: el dinero del gobierno federal y el control del partido, y Calderón tiene ambas”. “Y dos precandidatos”, añade un seguidor de Creel.

Mientras llega el desenlace, los tres gastan el tiempo del pretendido debate en enumerar programas sociales en vigor que prometen mantener para luego, cada uno a su modo, agregar nuevas ofertas: becas, estancias infantiles, crecimiento económico, atención a los discapacitados, seguro de desempleo y decenas más.

Si Cordero resulta el más fiero es un tema a discusión. Pero es indudable que es el más sincero. Frente a lo que llama “catálogos de políticas públicas” que soltaron él mismo, Vázquez Mota y Creel, el ex secretario de Hacienda dice: “Pues miren, todos proponemos básicamente lo mismo”.

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