viernes, 2 de septiembre de 2011

Califica Berlusconi a Italia de país de mierda en conversación con editor del diario Avanti

Silvio Berlusconi
Arrestan a empresario y su esposa por extorsión al primer ministro

Afp y Notimex

Periódico La Jornada
Viernes 2 de septiembre de 2011, p. 24
Roma, 1° de septiembre. El jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, calificó en julio pasado a Italia de país de mierda, según escuchas realizadas en el número telefónico de un hombre cercano al gobernante y difundidas este jueves por la prensa italiana.

Soy transparente, tan limpio en mis asuntos que nadie me puede molestar. No hago nada que pueda ser considerado como un delito. Todo lo que se puede decir es que cojo, es la única cosa que se puede decir. En unos meses me iré para ocuparme de mis cosas, a otro lado, me voy de este país de mierda que me da ganas de vomitar, dijo Silvio Berlusconi durante la conversación, el 13 de julio pasado, con Valter Lavitola.

Lavitola, editor del periódico Avanti y quien se encuentra en el extranjero, está acusado judicialmente y es objeto de una orden de captura por un asunto de extorsión contra Berlusconi y en el que se le considera sospechoso junto con el empresario italiano Giampaolo Tarantini.

Por este caso fue arrestado hoy el empresario Tarantini y su esposa Angela Vevenuto, acusados de extorsionar al primer ministro.
Tarantini, implicado en 2009 en el escándalo de la prostituta Patrizia D’Addario, quien relató haber pasado una noche con el primer ministro, afirmó en su momento que llevó unas 30 mujeres dispuestas a brindar favores sexuales en fiestas dadas por Berlusconi en sus lujosas residencias en Roma y Cerdeña entre septiembre de 2008 y enero de 2009.

Yo las presentaba como amigas y no mencionaba que a veces les pagaba, precisó Tarantini.

Según la fiscalía de Nápoles, citada por el semanario Panorama, propiedad de la familia Berlusconi, el jefe de gobierno italiano pagó 500 mil euros y después sumas menores a Tarantini, a cambio de que éste siguiera diciendo en su proceso que l gobernante no estaba enterado de que las jóvenes eran prostitutas.

Se sospecha que Lavitola fue el intermediario de esos sobornos que Berlusconi daba a Tarantini para que repitiera ante la justicia la versión de que el jefe de Estado ignoraba la condición de prostitutas de las muchachas que eran llevadas a sus fiestas.

Informe entre familia panista y empresarial


 
Se eliminaron los informes por las protestas y comenzaron los mensajes en familia
Pedro Echeverría V.

1. En septiembre de 1988, en el último informe del presidente De la Madrid, fueron tan grandes las protestas durante el acto en el Congreso, que se acabó para siempre el monólogo que llevaba más de 60 años. Se llamaba el día del presidentes al 1 de septiembre porque era una lamisconería, un besa manos, un día en que el presidente estaba en la radio y televisión, en cadena nacional, desde que despertaba él y su familia. Televisa imponía su poder y hacía que millones de mexicanos estuvieran frente a la tele viendo los chismes presidenciales, enfocando la Casa Presidencial, los jardines e inventando historias del presidente y su familia. Luego la TV lo seguía por todas las calles de la ciudad de México hasta llegar al Congreso. Un verdadero espectáculo.

2. En 1988, cuando De la Madrid rendía su último informe -en medio del descontento por el fraude electoral a Cuauhtémoc Cárdenas, así como por la profunda crisis económica y las protestas en el Congreso con Muñoz Ledo al frente, algunas “personalidades” actuaron y declararon: Los gobernadores Barberena, Leyva y Borges le mentaron la madre a Muñoz Ledo y buscaron golpearlo físicamente. Los periodistas Guillermo Ochoa de “Hoy mismo”, José Cárdenas de “7 días”, Ricardo Rocha “Para gente grande”, Abraham Zabudovski de “Canal 2”, Pedro Ferriz de Enlace y Jacobo Zabludovski de “24 horas” condenaron fuertemente las protestas como lamentables y escandalosas y alabaron el comportamiento de los panistas por no abandonar el Congreso.

3. Los informes siguieron, pero teniendo que soportar protestas adentro del Congreso y con manifestaciones afuera. El último informe en el Congreso fue el de 2004, cuando el presidente Vicente Fox ordenó rodear el gigantesco edificio del Congreso, desde la tarde del 31, con kilómetros de muros de acero para contener las protestas de decenas de miles de trabajadores. En aquellos años la gente no parecía soportar más y fueron bloqueados –desde el mercado de la Merced, Candelaria, San Lázaro, cerca de Balbuena y la Moctezuma- todos los accesos con más de 10 mil policías y soldados. Los trabajadores del SME, de la CNTE, de Pascual, los Panchos, no pudimos movernos ni hacer nada más que golpear los muros y mentarles la madre.

4. A partir de entonces la clase gobernante y política recordó que la Constitución no obligaba al presidente a rendir su informe desde la tribuna del congreso sino que bastaba con que cualquier alto funcionario lo entregara por escrito. Desde entonces se acabó una faramalla del “día del presidente”, pero dio paso a otra faramalla que comenzó a celebrarse entre la familia panistas y empresarial donde nadie protesta y sí aplaude por obligación. Ahora se usa un salón del Palacio Nacional, del Castillo de Chapultepec o el Museo de Antropología. Se invita a toda la derecha mexicana (panistas, empresarios, clero y socialdemócratas sumisos de absoluta confianza) Muchos gobernadores del PRI, por su parte, aprovecharon también entregar por escrito su informe y hacer un mitin ese día.

5. De todas maneras la dilapidación de recursos para aplaudir al presidente se ha hecho más grande: duplicado o triplicado, si tomamos en cuenta que durante un mes antes de esa faramalla informativa, la propaganda por el informe y “los grandes logros gubernamentales” usando los medios se intensifican dilapidando miles de millones de pesos. La socialdemocracia, en vez de obligar a cambiar el estilo del informe –obligando al presidente a responder cuestionamientos básicos- con sus protestas inconsecuentes, logró mejores condiciones para que el presidente “rindiera su informe” invitando sólo al PAN, a los empresarios, a los militares y al clero. Luego, dicen, se analizará en el Congreso, pero sin que fuera cuestionado o emplazado el presidente en persona.

6. El día 1 de septiembre debió informar Calderón, pero ha sido el 2 cuando –en cadena nacional, desde el Museo de Antropología y frente a mil incondicionales- lanzó su mensaje absolutamente lleno de falsedades fácilmente demostrables. (Publiqué dos días antes artículos sobre los pésimos y lamentables servicios de salud y de educación en México) Desde hoy se reanudará la propaganda que corresponderá a la radio y la TV propagar intensamente esas falsedades del presidente durante los días siguientes porque para ello reciben los medios de información cantidades multimillonarias. Sobre todo que, aunque de manera informal, las campañas políticas presidenciales se han iniciado y el PAN no está dispuesto a dejar la Presidencia. ¡Qué joda para la población!

7. Azcárraga Milmo, dueño de la empresa Televisa, dijo que “él sólo fue un soldado del presidente en turno” y por ello –como respuesta- los presidentes, para compensar a esa empresa, sólo han sido servidores de Televisa; ello demuestra que, por lo menos desde 1968, a raíz de la rebeldía estudiantil que terminó en una matanza, la radio y la TV han marchado como “uña y mugre” con el gobierno. En vez de que el país cada año o cada década se demuestre que siempre avanzamos superando la miseria que sufre casi la mitad de sus habitantes, puede verse exactamente lo contrario: que cada día empeora el desempleo, se hace más grande la miseria, la explotación, la migración y la inseguridad. Llevamos por lo menos cinco sexenios perdidos, desde 1982; pero en esos sexenios empresarios y clase política se han enriquecido.

http://pedroecheverriav.wordpress.com

Cómo extornsionan los policías del Edomex.

La policía del Estado de México ha tenido fama, desde hace muchos años, de ser la más corrupta de todo México.

Agresivos y prepotentes, realmente se comportan y son, delincuentes.

No se nos olvida que muchos de los más peligrosos delincuentes, han sido miembros de la policía preventiva o judicial del estado de México, como el famoso Ríos Galeana.

Y los mexiquenses, parecen creer que es mejor una despensa, que un mejor futuro. Allá ellos.

Aquí, una muestra del por qué :

Quinto informe de ¿Gobierno?

NOAM CHOMSKY Y EL MUNDO UNIPOLAR

Al pensar en cuestiones internacionales, es útil tener presentes varios principios de generalidad e importancia considerables. El primero es la máxima de Tucídides: Los fuertes hacen lo que quieren, y los débiles sufren como es menester. Esto tiene un importante corolario: todo Estado poderoso descansa en especialistas en apologética, cuya tarea es mostrar que lo que hacen los fuertes es noble y justo y lo que sufren los débiles es su culpa. En el Occidente contemporáneo a estos especialistas se les llama intelectuales y, con excepciones marginales, cumplen su tarea asignada con habilidad y sentimientos de superioridad moral, pese a lo disparatado de sus alegatos. Su práctica se remonta a los orígenes de la historia de la que tenemos registro.

Los principales arquitectos

Un segundo punto, que no hay que olvidar, lo expresó Adam Smith. Él se refería a Inglaterra, la potencia más grande de su tiempo, pero sus observaciones son generalizables. Smith observaba que los principales arquitectos de políticas públicas en Inglaterra eran los comerciantes y los fabricantes, quienes se aseguraban de que sus intereses fueran bien servidos por tales políticas, por gravoso que fuera el efecto en otros –incluido el pueblo de Inglaterra– y pese a la severidad que tuvieran para quienes sufren la salvaje injusticia de los europeos en otras partes.
Smith fue una de esas raras figuras que se apartaron de la práctica normal de retratar a Inglaterra como una potencia angelical, única en la historia del mundo, dedicada sin egoísmo al bienestar de los bárbaros. Un ejemplo revelador, en estos términos exactos, es un ensayo clásico de John Stuart Mill, uno de los más decentes e inteligentes intelectuales occidentales, en el que explicaba por qué Inglaterra tenía que culminar su conquista de la India en aras de los más puros fines humanitarios. Lo escribió justo en el momento de mayores atrocidades de Inglaterra en la India, cuando el verdadero fin de una mayor conquista era permitir a Inglaterra apoderarse del monopolio del opio y establecer la más extraordinaria empresa de narcotráfico en la historia mundial, y así obligar a China, con lanchas cañoneras y venenos, a aceptar las mercancías de fabricación británicas, que China no quería.

La plegaria de Mill es la norma cultural. La máxima de Smith es la norma histórica.

Hoy, los principales arquitectos de las políticas públicas no son los comerciantes y los fabricantes, sino las instituciones financieras y las corporaciones trasnacionales.

Una refinada versión actual de la máxima de Smith es la teoría de la inversión en política, desarrollada por el economista político Thomas Ferguson, la cual considera que las elecciones son la ocasión para que grupos de inversionistas se unan con el fin de controlar el Estado, en esencia comprando las elecciones.
Como muestra Ferguson, esta teoría es un mecanismo muy bueno para predecir políticas públicas durante un periodo largo.

Entonces, para lo ocurrido en 2008 debimos haber anticipado que los intereses de las industrias financieras tendrían prioridad para el gobierno de Obama. Fueron sus principales provedoras de fondos y se inclinaron mucho más por Obama que por McCain. Y así resultó ser. El semanario de negocios Business Week se ufana ahora de que la industria de las aseguradoras ganó la batalla por la atención a la salud, y de que las instituciones financieras que crearon la crisis actual emergen incólumes y aun fortalecidas, tras un enorme rescate público –lo que acomoda el escenario para la siguiente crisis–, apuntan los editores. Y añaden que otras corporaciones aprendieron valiosas lecciones de estos triunfos y ahora organizan grandes campañas para frenar la aprobación de cualquier medida relacionada con energía y conservación (por suave que sea), con pleno conocimiento de que frenar esas medidas negará a sus nietos cualquier posibilidad de supervivencia decente. Por supuesto, no es que sean malas personas, ni son ignorantes. Ocurre que las decisiones son imperativos institucionales. Quienes deciden no seguir las reglas son excluidos, a veces en formas muy notables.Las elecciones en Estados Unidos son montajes espectaculares (extravaganzas), conducidos por la enorme industria de las relaciones públicas que floreció hace un siglo en los países más libres del mundo, Inglaterra y Estados Unidos, donde las luchas populares habían ganado la suficiente libertad para que el público ya no tan fácilmente fuera controlado por la fuerza. Entonces, los arquitectos de las políticas públicas se dieron cuenta de que iba a ser necesario controlar las actitudes y las opiniones. Uno de los elementos de la tarea era controlar las elecciones.Estados Unidos no es una democracia guiada como Irán, donde los candidatos requieren la aprobación de los clérigos imperantes. En sociedades libres, como Estados Unidos, son las concentraciones de capital las que aprueban candidatos y, entre quienes pasan por el filtro, los resultados terminan casi siempre determinados por los gastos de campaña.Los operadores políticos están siempre muy conscientes de que con frecuencia el público disiente profundamente, en algunos puntos, de los arquitectos de las políticas públicas. Entonces, las campañas electorales evitan ahondar en cualquier punto y favorecen las consignas, las florituras de oratoria, las personalidades y el chismorreo. Cada año la industria de la publicidad otorga un premio a la mejor campaña promocional del año. En 2008 el premio se lo llevó la campaña de Obama, derrotando incluso a las computadoras Apple. Los ejecutivos estaban eufóricos. Se ufanaban abiertamente de que éste era su éxito más grande desde que comenzaron a promocionar candidatos cual si fueran pasta de dientes o fármacos que asocian con estilos de vida, técnicas que cobraron fuerza durante el periodo neoliberal, primero que nada con Reagan.

En los cursos de economía, uno aprende que los mercados se basan en consumidores informados que eligen racionalmente sus opciones. Pero quien mire un anuncio de televisión sabe que las empresas destinan enormes recursos a crear consumidores uniformados que eligen irracionalmente sus opciones. Los mismos dispositivos utilizados para derruir mercados se adaptan al objetivo de socavar la democracia, creando votantes desinformados que tomarán decisiones irracionales a partir de una limitada serie de opciones compatibles con los intereses de los dos partidos, que a lo sumo son facciones competidoras de un solo partido empresarial.Tanto en el mundo de los negocios como en el político, los arquitectos de las políticas públicas son constantemente hostiles con los mercados y con la democracia, excepto cuando buscan ventajas temporales. Por supuesto, la retórica puede decir otra cosa, pero los hechos son bastante claros.
La máxima de Adam Smith tiene algunas excepciones, que son muy instructivas. Un ejemplo contemporáneo importante son las políticas de Washington hacia Cuba desde que ésta obtuvo su independencia, hace 50 años. Estados Unidos es una sociedad que goza de una libertad poco común, así que contamos con buen acceso a los registros internos que revelan el pensamiento y los planes de los arquitectos de las políticas públicas. A los pocos meses de la independencia de Cuba, el gobierno de Eisenhower formuló planes secretos para derrocar al régimen e inició programas de guerra económica y de terrorismo, cuya escala fue aumentada bruscamente por Kennedy, y que continúan en varias formas hasta nuestros días. Desde el inicio, la intención explícita fue castigar lo suficiente al pueblo cubano para que derrocara al régimen criminal. Su crimen era haber logrado desafiar políticas estadunidenses que databan de la década de 1820, cuando la doctrina Monroe declaró la intención estadunidense de dominar el hemisferio occidental sin tolerar interferencia alguna de fuera ni de dentro.

Aunque las políticas bipartidistas hacia Cuba concuerdan con la máxima de Tucídides, entran en conflicto con el principio de Adam Smith, y como tales nos brindan una mirada especial sobre cómo se configuran las políticas. Durante décadas, el pueblo estadunidense ha favorecido la normalización de relaciones con Cuba. Desatender la voluntad de la población es normal, pero en este caso es más interesante que sectores poderosos del mundo de los negocios favorezcan también la normalización: las agroempresas, las corporaciones farmacéuticas y de energía, y otros que comúnmente fijan los marcos de trabajo básicos para la construcción de políticas. En este caso sus intereses son atropellados por un principio de los asuntos internacionales que no recibe el reconocimiento apropiado en los tratados académicos en la materia: podríamos llamarlo el principio de la Mafia. El Padrino no tolera que nadie lo desafíe y se salga con la suya, ni siquiera el pequeño tendero que no puede pagarle protección. Es muy peligroso. Debe, por tanto, erradicarse brutalmente, de tal modo que otros entiendan que desobedecer no es opción. Que alguien logre desafiar al Amo puede volverse un virus que disemine el contagio, por tomar prestado el término usado por Kissinger cuando se preparaba a derrocar el gobierno de Allende.

Ésa ha sido una doctrina principal en la política exterior estadunidense durante el periodo de su dominio global y, por supuesto, tiene muchos precedentes. Otro ejemplo, que no tengo tiempo de revisar aquí, es la política estadunidense hacia Irán a partir de 1979.

Tomó su tiempo cumplir los objetivos plasmados en la doctrina Monroe, y algunos de éstos siguen topándose con muchos impedimentos. El fin último perdura y es incuestionable. Adquirió mucho mayor significación cuando, tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en una potencia global dominante y desplazó a su rival británico. La justificación se ha analizado con lucidez.

Por ejemplo, cuando Wa-shington se preparaba para derrocar al gobierno de Allende, el Consejo de Seguridad Nacional puntualizó que si Estados Unidos no lograba controlar América Latina, no podría esperar consolidar un orden en ninguna parte del mundo, es decir, imponer con eficacia su dominio sobre el planeta. La credibilidad de la Casa Blanca se vería socavada, como lo expresó Henry Kissinger. Otros también podrían intentar salirse con la suya en el desafío si el virus chileno no era destruido antes de que diseminara el contagio. Por tanto, la democracia parlamentaria en Chile tuvo que irse, y así ocurrió el primer 11 de septiembre, en 1973, que está borrado de la historia en Occidente, aunque en términos de consecuencias para Chile y más allá sobrepase, por mucho, los terribles crímenes del 11 de septiembre de 2001.

Aunque las máximas de Tucídides y Smith, y el principio de la Mafia, no dan cuenta de todas las decisiones de política exterior, cubren una gama bastante amplia, como también lo hace el corolario referente al papel de los intelectuales. No son el final de la sabiduría, pero se encaminan a él.Con el contexto proporcionado hasta el momento, miremos el momento unipolar, que es el tópico de gran cantidad de discusiones académicas y populares desde que se colapsó la Unión Soviética, hace 20 años, dejando a Estados Unidos como la única superpotencia global en vez de ser sólo la primera superpotencia, como antes. Aprendemos mucho acerca de la naturaleza de la guerra fría, y del desarrollo de los acontecimientos desde entonces, mirando cómo reacciona Washington a la desaparición de su enemigo global, esa conspiración monolítica y despiadada para apoderarse del mundo, como la describía Kennedy.

Unas semanas después de la caída del Muro de Berlín, Estados Unidos invadió Panamá. El propósito era secuestrar a un delincuente menor, que fue llevado a Florida y sentenciado por crímenes que había cometido, en gran medida, mientras cobraba en la CIA. De valioso amigo se convirtió en demonio malvado por intentar adoptar una actitud desafiante y salirse con la suya, al andarse con pies de plomo en el apoyo a las guerras terroristas de Reagan en Nicaragua.

La invasión mató a varios miles de personas pobres en Panamá, según fuentes panameñas, y reinstauró el dominio de los banqueros y narcotraficantes ligados a Estados Unidos. Fue apenas algo más que una nota de pie de página en la historia, pero en algunos aspectos rompió la tendencia. Uno de ellos fue que se hizo necesario contar con un nuevo pretexto, y éste llegó rápido: la amenaza de narcotraficantes de origen latino que buscan destruir a Estados Unidos. Richard Nixon ya había declarado la guerra contra las drogas, pero ésta asumió un nuevo y significativo papel durante el momento unipolar.


Sofisticación tecnológica en el tercer mundo

La necesidad de un nuevo pretexto guió también la reacción oficial en Washington ante el colapso de la superpotencia enemiga. El gobierno de Bush padre trazó el nuevo rumbo a los pocos meses: en resumidas cuentas, todo se mantendrá bastante igual, pero tendremos nuevos pretextos. Todavía requerimos de un enorme sistema militar, pero ahora hay un nuevo justificante: la sofisticación tecnológica de las potencias del tercer mundo. Tenemos que mantener la base industrial de defensa, eufemismo para describir la industria de alta tecnología apoyada por el Estado. Debemos mantener fuerzas de intervención dirigidas a las regiones ricas en energéticos de Medio Oriente, donde no haríamos responsable al Kremlin de las amenazas significativas a nuestros intereses, a diferencia de las décadas de engaño cuando eso ocurría.

Todo lo anterior pasó muy en silencio, apenas si se notó. Pero para quienes confían en entender el mundo, es bastante ilustrativo.

Como pretexto para una intervención, fue útil invocar una guerra a las drogas, pero como pretexto es muy estrecho. Se necesitaba uno de más arrastre. Rápidamente las elites se volcaron a la tarea y cumplieron su misión. Declararon una revolución normativa que confería a Estados Unidos el derecho a una intervención por razones humanitarias escogida por definición, por la más noble de las razones.

Para expresarlo con sutileza, ni las víctimas tradicionales se inmutaron. Las conferencias de alto nivel en el Sur global condenaron con amargura “el así llamado ‘derecho’ a una intervención humanitaria”. Era necesario un refinamiento adicional, por lo que se diseñó el concepto de responsabilidad de proteger. Quienes prestan atención a la historia no se sorprenderán al descubrir que las potencias occidentales ejercen su responsabilidad de proteger de modo muy selectivo, en adherencia estricta a las tres máximas descritas. Los hechos perturban de tan obvios, y requieren considerable agilidad de las clases intelectuales: otra reveladora historia que debo dejar de lado.

Conforme el momento unipolar se iluminó, otra cuestión que se puso al frente fue el destino de la OTAN. La justificación tradicional para la organización era la defensa contra las agresiones soviéticas. Al desaparecer la Unión Soviética se evaporó el pretexto.

Las almas ingenuas, que tienen fe en las doctrinas del momento, habrían esperado que la OTAN desapareciera también; por el contrario, se expandió con rapidez. Los detalles revelan mucho acerca de la guerra fría y de lo que siguió. A nivel más general revelan cómo se forman y ejecutan las políticas de los estados.

A medida que se colapsó la Unión Soviética, Mijail Gorbachov hizo una pasmosa concesión: permitió que una Alemania unificada se uniera a una alianza militar hostil encabezada por la superpotencia global, pese a que Alemania por sí sola casi había destruido Rusia en dos ocasiones durante el siglo XX. Sin embargo, fue un quid pro quo, un esto por aquello, una reciprocidad. El gobierno de Bush prometió a Gorbachov que la OTAN no se extendería a Alemania oriental, y que desde luego no llegaría más al oriente. También le aseguró al mandatario soviético que la organización se transformaría en un ente más político. Gorbachov propuso también una zona libre de armas nucleares desde el Ártico al Mar Negro, un paso hacia una zona de paz que eliminara cualquier amenaza a Europa occidental u oriental. Tal propuesta se pasó por alto sin consideración alguna.

Poco después llegó Bill Clinton al cargo. Muy pronto se desvanecieron los compromisos de Washington. No es necesario abundar sobre la promesa de que la OTAN se convertiría en un ente más político. Clinton expandió la organización hacia el este, y Bush fue más allá. En apariencia Barack Obama intenta continuar la expansión.

Un día antes del primer viaje de Barack Obama a Rusia, su asistente especial en Seguridad Nacional y Asuntos Eurasiáticos informó a la prensa: No vamos a dar seguridades a los rusos, ni a darles ni intercambiar nada con ellos respecto de la expansión de la OTAN o la defensa con misiles.
Se refería a los programas de defensa con misiles estadunidenses en Europa oriental y a la posibilidad de convertir en miembros de la OTAN a dos vecinos de Rusia, Ucrania y Georgia. Ambos pasos eran vistos por los analistas occidentales como serias amenazas a la seguridad rusa, por lo que, de igual modo, podían inflamar las tensiones internacionales.Ahora, la jurisdicción de la OTAN es todavía más amplia. El asesor de Seguridad Nacional de Obama, el comandante de Marina James Jones, hace llamados a que la organización se amplíe al sur y también al este, de modo que se refuerce el control estadunidense sobre las reservas energéticas de Medio Oriente. El general Jones también aboga por una fuerza de respuesta de OTAN, que confiera a la alianza militar encabezada por Estados Unidos mucho mayor capacidad y flexibilidad para efectuar acciones con rapidez y en distancias muy largas, objetivo que ahora Washington se empeña en lograr en Afganistán.

El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, informó a la conferencia de la organización que las tropas de la alianza tienen que custodiar los ductos de crudo y gas que van directamente a Occidente y, de modo más general, proteger las rutas marinas utilizadas por los buques cisternas y otras cruciales infraestructuras del sistema energético. Dicha decisión expresa de forma más explícita las políticas posteriores a la guerra fría: remodelar la OTAN para volverla una fuerza de intervención global encabezada por Estados Unidos, cuya preocupación especial sea el control de los energéticos.

Supuestamente, la tarea incluye la protección de un ducto de 7 mil 600 millones de dólares que conduciría gas natural de Turkmenistán a Pakistán e India, pasando por la provincia de Kandahar, en Afganistán, donde están desplegadas las tropas canadienses. La meta es bloquear la posibilidad de que un ducto alterno brinde a Pakistán e India gas procedente de Irán, y disminuir la dominación rusa de las exportaciones energéticas de Asia central, según informó la prensa canadiense, bosquejando con realismo algunos de los contornos del nuevo gran juego en el que la fuerza de intervención internacional encabezada por Estados Unidos va a ser un jugador principal.

Desde los primeros días posteriores a la guerra fría, se entendía que Europa occidental podría optar por un curso independiente, tal vez con una visión gaullista de Europa, del Atlántico a los Urales. En este caso el problema no es un virus que pueda diseminar el contagio, sino una pandemia que podría desmantelar todo el sistema de control global. Se supone que, al menos en parte, la OTAN intenta contrarrestar esa seria amenaza. La expansión actual de la alianza, y los ambiciosos objetivos de la nueva organización, dan nuevo empuje a esos fines.

Los acontecimientos continúan atravesando el momento unipolar, adhiriéndose bien a los principios que rigen los asuntos internacionales. Más en específico, las políticas se conforman muy cerca de las doctrinas del orden mundial formuladas por los planificadores estadunidenses de alto nivel durante la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1939, reconocieron que, fuera cual fuese el resultado de la guerra, Estados Unidos se convertiría en una potencia global y desplazaría a Gran Bretaña.

En concordancia, desarrollaron planes para que Estados Unidos ejerciera control sobre una porción sustancial del planeta. Esta gran área, como le llaman, habría de comprender por lo menos el hemisferio occidental, el antiguo imperio británico, el Lejano Oriente y los recursos energéticos de Asia occidental. En esta gran área, Estados Unidos habría de mantener un poder incuestionable, una supremacía militar y económica, y actuaría para garantizar los límites de cualquier ejercicio de soberanía por parte de estados que pudieran interferir con sus designios globales. Al principio los planificadores pensaron que Alemania predominaría en Europa, pero conforme Rusia comenzó a demoler la Wermacht (las fuerzas armadas nazis), la visión se hizo más y más expansiva, y se buscó que la gran área incorporara la mayor extensión de Eurasia que fuera posible, por lo menos Europa occidental, el corazón económico de Eurasia.

Se desarrollaron planes detallados y racionales para la organización global, y a cada región se le asignó lo que se le llamó su función. Al Sur en general se le asignó un papel de servicio: proporcionar recursos, mano de obra barata, mercados, oportunidades de inversión y más tarde otros servicios, tales como recibir la exportación de desperdicios y contaminación. En ese entonces, Estados Unidos no estaba tan interesado en África, así que la pasó a Europa para que explotara su reconstrucción a partir de la destrucción de la guerra. Uno podría imaginar relaciones diferentes entre África y Europa a la luz de la historia, pero no se tuvieron en cuenta. En contraste, se reconoció que las reservas de petróleo de Medio Oriente eran una estupenda fuente de poder estratégico y uno de los premios materiales más grandes en la historia del mundo: la más importante de las áreas estratégicas del mundo, para ponerlo en palabras de Eisenhower. Y los planificadores se daban cuenta de que el control del crudo de Medio Oriente proporcionaría a Estados Unidos el control sustancial del mundo.

Quienes consideran significativas las continuidades de la historia tal vez recuerden que los planificadores de Truman hacían eco de las doctrinas de los demócratas jacksonianos al momento de la anexión de Texas y de la conquista de medio México, un siglo antes. Tales predecesores anticiparon que las conquistas proporcionarían a Estados Unidos un virtual monopolio del algodón, el combustible de la primera revolución industrial: Ese monopolio, ahora asegurado, pone a todas las naciones a nuestros pies, declaró el presidente Tyler. En esa forma, Estados Unidos podría esquivar el disuasivo británico, el mayor problema de esa época, y ganar influencia internacional sin precedente.

Concepciones semejantes guiaron a Washington en su política petrolera. De acuerdo con ella –explicaba el Consejo de Seguridad Nacional de Eisenhower–, Estados Unidos debe respaldar regímenes rudos y brutales y bloquear la democracia y el desarrollo, aunque eso provoque una campaña de odio contra nosotros, como observó el presidente Eisenhower 50 años antes de que George W. Bush preguntara en tono plañidero por qué nos odian y concluyera que debía ser porque odiaban nuestra libertad.
Con respecto a América Latina, los planificadores posteriores a la Segunda Guerra Mundial concluyeron que la primera amenaza a los intereses estadunidenses la representan los regímenes radicales y nacionalistas que apelan a las masas de población y buscan satisfacer la demanda popular de mejoramiento inmediato de los bajos estándares de vida de las masas y el desarrollo a favor de las necesidades internas del país. Estas tendencias entran en conflicto con las demanda de un clima económico y político que propicie la inversión privada, con la adecuada repatriación de las ganancias y la protección de nuestras materias primas. Gran parte de la historia subsiguiente fluye de estas concepciones que nadie cuestiona.


TLC, cura recomendada

En el caso especial de México, el taller de desarrollo de estrategias para América Latina, celebrado en el Pentágono en 1990, halló que las relaciones Estados Unidos-México eran extraordinariamente positivas, y que no las perturbaba ni el robo de elecciones, ni la violencia de Estado, ni la tortura o el escandaloso trato dado o obreros y campesinos, ni otros detalles menores. Los participantes en el taller sí vieron una nube en el horizonte: la amenaza de “una ‘apertura a la democracia’ en México”, la cual, temían, podría poner en el cargo a un gobierno más interesado en desafiar a Estados Unidos sobre bases económicas y nacionalistas. La cura recomendada fue un tratado Estados Unidos-México que encerrara al vecino en su interior y proponerle las reformas neoliberales de la década de 1980, que ataran de manos a los actuales y futuros gobiernos mexicanos en materia de políticas económicas.

En resumen, el TLCAN, impuesto puntualmente por el Poder Ejecutivo en oposición a la voluntad popular.

Y al momento en que el TLCAN entraba en vigor, en 1994, el presidente Clinton instituía también la Operación Guardián, que militarizó la frontera mexicana. Él la explicó así: no entregaremos nuestras fronteras a quienes desean explotar nuestra historia de compasión y justicia. No mencionó nada acerca de la compasión y la justicia que inspiraron la imposición de tales fronteras, ni explicó cómo el gran sacerdote de la globalización neoliberal entendía la observación de Adam Smith de que la libre circulación de mano de obra es la piedra fundacional del libre comercio.
La elección del tiempo para implantar la Operación Guardián no fue para nada accidental. Los analistas racionales anticiparon que abrir México a una avalancha de exportaciones agroindustriales altamente subsidiadas tarde o temprano socavaría la agricultura mexicana, y que las empresas mexicanas no aguantarían la competencia con las enormes corporaciones apoyadas por el Estado que, conforme al tratado, deberían operar libremente en México. Una consecuencia probable sería la huída de muchas personas a Estados Unidos junto con quienes huyen de los países de Centroamérica, arrasados por el terrorismo reaganita. La militarización de la frontera fue un remedio natural.

Las actitudes populares hacia quienes huyen de sus países –conocidos como extranjeros ilegales– son complejas. Prestan servicios valiosos en su calidad de mano de obra superbarata y fácilmente explotable. En Estados Unidos las agroempresas, la construcción y otras industrias descansan sustancialmente en ellos, y ellos contribuyen a la riqueza de las comunidades en que residen. Por otra parte, despiertan tradicionales sentimientos antimigrantes, persistente y extraño rasgo en esta sociedad de migrantes que arrastra una historia de vergonzoso trato hacia ellos. Hace pocas semanas, los hermanos Kennedy fueron vitoreados como héroes estadunidenses. Pero a fines del siglo XIX los letreros de ni perros ni irlandeses no los habrían dejado entrar a los restaurantes de Boston. Hoy los emprendedores asiáticos son una fulgurante innovación en el sector de alta tecnología. Hace un siglo, acciones racistas de exclusión impedían el acceso de asiáticos, porque se les consideraba amenazas a la pureza de la sociedad estadunidense.

Sean cuales fueren la historia y las realidades económicas, los inmigrantes han sido siempre percibidos por los pobres y los trabajadores como una amenaza a sus empleos, sus modos de vida y su subsistencia. Es importante tener en cuenta que la gente que hoy protesta con furia ha recibido agravios reales. Es víctima de los programas de manejo financiero de la economía y de globalización neoliberal, diseñados para transferir la producción hacia fuera y poner a los trabajadores a competir unos con otros a escala mundial, bajando los salarios y las prestaciones, mientras se protege de las fuerzas del mercado a los profesionales con estudios. Los efectos han sido severos desde los años de Reagan, y con frecuencia se manifiestan de modos feos y extremos, como muestran las primeras planas de los diarios en los días que corren. Los dos partidos políticos compiten por ver cuál de ellos puede proclamar en forma más ferviente su dedicación a la sádica doctrina de que se debe negar la atención a la salud a los extranjeros ilegales. Su postura es consistente con el principio, establecido por la Suprema Corte, de que, de acuerdo con la ley, esas criaturas no son personas, y por tanto no son sujetos de los derechos concedidos a las personas. En este mismo momento la Suprema Corte considera la cuestión de si las corporaciones deben poder comprar elecciones abiertamente en lugar de hacerlo de modos más indirectos: asunto constitucional complejo, porque las cortes han determinado que, a diferencia de los inmigrantes indocumentados, las corporaciones son personas reales, de acuerdo con la ley, y así, de hecho, tienen derechos que rebasan los de las personas de carne y hueso, incluidos los derechos consagrados por los tan mal nombrados acuerdos de libre comercio. Estas reveladoras coincidencias no me provocan comentario alguno. La ley es en verdad un asunto solemne y majestuoso.

El espectro de la planificación es estrecho, pero permite alguna variación. El gobierno de Bush II fue tan lejos, que llegó al extremo del militarismo agresivo y ejerció un arrogante desprecio, inclusive hacia sus aliados. Fue condenado duramente por estas prácticas, aun dentro de las corrientes principales de opinión. El segundo periodo de Bush fue más moderado. Algunas de sus figuras más extremistas fueron expulsadas: Rumsfeld, Wolfowitz, Douglas Feith y otros. A Cheney no lo pudieron quitar porque él era la administración. Las políticas comenzaron a retornar más hacia la norma. Al llegar Obama al cargo, Condoleeza Rice predecía que seguiría las políticas del segundo periodo de Bush, y eso es en gran medida lo que ha ocurrido, más allá del estilo retórico diferente, que parece haber encantado a buena parte del mundo… tal vez por el descanso que significa que Bush se haya ido.

En el punto más candente de la crisis de los misiles cubanos, un asesor de alto rango del gobierno de Kennedy expresó muy bien algo que hoy es una diferencia básica entre George Bush y Barack Obama. Los planificadores de Kennedy tomaban decisiones que literalmente amenazaban a Gran Bretaña con la aniquilación, pero sin informar a los británicos.

En ese punto, el asesor definió la relación especial con el Reino Unido. “Gran Bretaña –dijo– es nuestro teniente”; el término más de moda hoy sería socio. Gran Bretaña, por supuesto, prefiere el término en boga. Bush y sus cohortes se dirigían al mundo tratando a todos como nuestros tenientes. Así, al anunciar la invasión de Irak, informaron a Naciones Unidas que podía obedecer las órdenes estadunidenses, o volverse irrelevante. Es natural que una desvergonzada arrogancia así levante hostilidades.

Obama adopta un curso de acción diferente. Con afabilidad saluda a los líderes y pueblos del mundo como socios y únicamente en privado continúa tratándolos como tenientes, como subordinados. Los líderes extranjeros prefieren con mucho esta postura, y el público en ocasiones queda hipnotizado por ella. Pero es sabio atender a los hechos, y no a la retórica o a las conductas agradables. Porque es común que los hechos cuenten una historia diferente. En este caso también.


Tecnología de la destrucción

El actual sistema mundial permanece unipolar en una sola dimensión: el ámbito de la fuerza. Estados Unidos gasta casi lo mismo que el resto del mundo junto en fuerza militar, y está mucho más avanzado en la tecnología de la destrucción. Está solo también en la posesión de cientos de bases militares por todo el mundo, y en la ocupación de dos países situados en cruciales regiones productoras de energéticos. En estas regiones está estableciendo, además, enormes megaembajadas; cada una de ellas es en realidad es una ciudad dentro de otra: clara indicación de futuras intenciones. En Bagdad se calcula que los costos de la megaembajada asciendan de mil 500 millones de dólares este año a mil 800 millones en los años venideros. Se desconocen los costos de sus contrapartes en Pakistán y Afganistán, como también se desconoce el destino de las enormes bases militares que Estados Unidos instaló en Irak.

El sistema global de bases se comienza a extender ahora por América Latina. Estados Unidos ha sido expulsado de sus bases en Sudamérica; el caso más reciente es el de la base de Manta, en Ecuador, pero recientemente logró arreglos para utilizar siete nuevas bases militares en Colombia, y se supone que intenta mantener la base de Palmerola, en Honduras, que jugó un papel central en las guerras terroristas de Reagan. La Cuarta Flota estadunidense, desbandada en los años 50 del siglo XX, fue reactivada en 2008, poco después de la invasión colombiana a Ecuador. Su responsabilidad cubre el Caribe, Centro y Sudamérica, y las aguas circundantes. La Marina incluye, entre sus variadas operaciones, acciones contra el tráfico ilícito, maniobras simuladas de cooperación en seguridad, interacciones ejército-ejército y entrenamiento bilateral y multilateral. Es entendible que la reactivación de la flota provoque protestas y preocupación de gobiernos como el de Brasil, el de Venezuela y otros.

La preocupación de los sudamericanos se ha incrementado por un documento de abril de 2009, producido por el comando de movilidad aérea estadunidense (US Air Mobility Command), que propone que la base de Palanquero, en Colombia, pueda convertirse en el sitio de seguridad cooperativa desde el cual puedan ejecutarse operaciones de movilidad. El informe anota que, desde Palanquero, casi medio continente puede ser cubierto con un C-17 (un aerotransporte militar) sin recargar combustible. Esto podría formar parte de una estrategia global en ruta, que ayude a lograr una estrategia regional de combate y con la movilidad de los trayectos hacia África. Por ahora, la estrategia para situar la base en Palanquero debe ser suficiente para fijar el alcance de la movilidad aérea en el continente sudamericano, concluye el documento, pero prosigue explorando opciones para extender el sistema a África con bases adicionales, todo como parte de un sistema global de vigilancia, control e intervención.

Estos planes forman parte de una política más general de militarización de América Latina. El entrenamiento de oficiales latinoamericanos se ha incrementado abruptamente en los últimos 10 años, mucho más allá de los niveles de la guerra fría.

La policía es entrenada en tácticas de infantería ligera. Su misión es combatir pandillas de jóvenes y populismo radical, término este último que debe de entenderse muy bien en América Latina.

El pretexto es la guerra contra las drogas, pero es difícil tomar eso muy en serio, aun si aceptáramos la extraordinaria suposición de que Estados Unidos tiene derecho a encabezar una guerra en tierras extranjeras. Las razones son bien conocidas, y fueron expresadas una vez más a fines de febrero por la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, encabezada por los ex presidentes Cardoso, Zedillo y Gaviria. Su informe concluye que la guerra al narcotráfico ha sido un fracaso total y demanda un drástico cambio de política, que se aleje de las medidas de fuerza en los ámbitos interno y externo e intente medidas menos costosas y más efectivas.

Los estudios llevados a cabo por el gobierno estadunidense, y otras investigaciones, han mostrado que la forma más efectiva y menos costosa de controlar el uso de drogas es la prevención, el tratamiento y la educación. Han mostrado además que los métodos más costosos y menos eficaces son las operaciones fuera del propio país, tales como las fumigaciones y la persecución violenta. El hecho de que se privilegien consistentemente los métodos menos eficaces y más costosos sobre los mejores es suficiente para mostrarnos que los objetivos de la guerra contra las drogas no son los que se anuncian. Para determinar los objetivos reales, podemos adoptar el principio jurídico de que las consecuencias previsibles constituyen prueba de la intención. Y las consecuencias no son oscuras: subyace en los programas una contrainsurgencia en el extranjero y una forma de limpieza social en lo interno, enviando enormes números de personas superfluas, casi todas hombres negros, a las penitenciarías, fenómeno que condujo ya a la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, por mucho, desde que se iniciaron los programas, hace 30 años.

Aunque el mundo es unipolar en la dimensión militar, no siempre ha sido así en la dimensión económica. A principios de la década de 1970, el mundo se había vuelto económicamente tripolar, con centros comparables en Norteamérica, Europa y el noreste asiático. Ahora la economía global se ha vuelto aún más diversa, en particular tras el rápido crecimiento de las economías asiáticas que desafiaron las reglas del neoliberal Consenso de Washington.

También América Latina comienza a liberarse por sí sola de este yugo. Los esfuerzos estadunidenses por militarizarla son una respuesta a estos procesos, particularmente en Sudamérica, la cual por vez primera desde las conquistas europeas comienza a enfrentar los problemas fundamentales que han plagado el continente. He ahí el inicio de movimientos encaminados a la integración de países que tradicionalmente se orientaban hacia Occidente, no uno hacia el otro, y también un impulso por diversificar las relaciones económicas y otras relaciones internacionales. Están también, por último, algunos esfuerzos serios por dar respuesta a la patología latinoamericana de que son los estrechos sectores acaudalados los que gobiernan en medio de un mar de miseria, quedando los ricos libres de responsabilidades, excepto la de enriquecerse a sí mismos. Esto último es muy diferente de Asia oriental, como se puede medir observando la fuga de capitales. En Asia oriental tales fugas se han controlado con mucha fuerza. En Corea del Sur, por ejemplo, durante su periodo de rápido crecimiento, la exportación de capitales podía acarrear la pena de muerte.

Estos procesos en América Latina, en ocasiones encabezados por impresionantes movimientos populares de masas, son de gran significación. No es sorpresivo que provoquen amargas reacciones entre las elites tradicionales, respaldadas por la superpotencia hemisférica. Las barreras son formidables, pero, si logran remontarse, los resultados van a cambiar en forma significativa el curso de la historia latinoamericana, y sus impactos más allá de ella no serán pequeños.

Traducción: Ramón Vera Herrera

Morena y los Chuchos Julio Hernández López

Astillero
Venerable ampolleta
Ultraderecha expansiva
M3 contra Sicilia


Foto
ASUNTOS ELECTORALES. Sesión extraordinaria del Consejo General del IFE celebrada ayer en sus instalaciones del sur de la ciudad; en la imagen, el consejero presidente Leonardo Valdés Zurita y el consejero Marco Antonio BañosFoto Notimex
Españoles protestan y pelean en las calles contra el boato y el gasto público que acompañan la visita del papa Benedicto XVI en el contexto de una juvenil reunión católica de corte mundial, mientras en México comienza la caravana de reliquias del difunto Juan Pablo II, súbito beato, con una ampolleta de su sangre como principal atractivo convocante. Allá se busca frenar la onerosa cooperación del Estado español con la Iglesia católica, en este caso por cuanto al financiamiento con dinero público de una visita papal militante, mientras en México el calderonismo, sólo por dar un ejemplo, anuncia en diversos medios la venta a través de la Casa de Moneda de una medalla laudatoria de quien originalmente se llamó Karol Wojtyla, lo que embona publicitariamente con el macabro desfile religioso que permitirá a la derecha mexicana mostrar fuerza y capacidad en momentos electoreros en que le es necesario recordarle tales haberes ensotanados a los poderes institucionales. Conviene tener presente que el director de la Casa de Moneda, Marcelo de los Santos Fraga, benefició ampliamente a la Iglesia católica mientras fue gobernador de San Luis Potosí.
La dura confrontación pública en Madrid entre defensores del Estado laico y promotores de la visita papal tuvo, por desgracia, a un mexicano como figura secundaria que eventualmente pudo haber sido central. Un estudiante poblano de química habría estado preparando ataques, incluso con la posibilidad de usar gases letales, contra el segmento hispano que en manifestaciones ha criticado y denostado tanto a las autoridades que ayudan económicamente a la movilización de un jefe religioso específico, B 16, como en general a tal credo, el católico romano, sus lujos e incongruencias. A la hora de redactar esta columna no se conocían datos firmes que ligaran al solitario mexicano de pretensiones terroristas con alguna de las agrupaciones de extrema derecha que en México funcionan con discreción.
Pero sí es de recordarse que la política mexicana ha sido largamente influida por una organización secreta, El Yunque, que justamente en Puebla tuvo a algunos de sus fundadores y dirigentes y que hoy extiende sus brazos operativos en diversas entidades, sobre todo en Morelos y Guanajuato, y que ha colocado a algunos de sus militantes en puestos clave como, por ejemplo, la secretaría particular de Felipe Calderón en Los Pinos, hasta hace poco con Luis Felipe Bravo Mena, o en el segundo cargo del comité nacional panista, con Cecilia Romero, que pasó como si nada de las masacres de migrantes cuando ella dirigía el instituto de ese ramo, a la secretaría general del partido de blanco y azul.
Otra forma de catolicismo actuante, la del poeta Sicilia y varios de sus principales acompañantes, se topó ayer, al retornar a mesas de diálogo con directivos del Congreso mexicano, con que el formato de discusión sería a puertas cerradas, por decisión unilateral de los legisladores, y que frente a la pretensión de oponerse a las reformas a la Ley de Seguridad Nacional se ha formado el frente de las tres emes, con Morera, Miranda (de Wallace) y Martí como revitalizados líderes de opinión que están a favor de los arreglos a la mencionada LSN. Entregados nuevamente a la confianza y la buena voluntad, los dirigentes del movimiento por la paz creen haber entendido que los líderes de las bancadas partidistas en la Cámara de Diputados se comprometieron a habilitar una partida presupuestal de 5 mil millones de pesos para resarcir a víctimas de los delitos relacionados con la guerra contra el narcotráfico. No hay tal, se apresuraron a puntualizar algunos de los legisladores involucrados en el tema, sino una promesa de tomar en cuenta los diversos factores que podrían incidir en la formulación de una propuesta ante Los Pinos para que conforme a las circunstancias... bla, bla, bla.
La directiva formal del PRD tampoco estuvo de acuerdo con un sondeo presupuestal que de pronto se le apareció en una casa de la colonia Roma etiquetada como sede de la presidencia legítima de México. Resulta que el todavía perredista Andrés Manuel López Obrador planteó a los tres partidos que conforman el Dia (dos de ellos alineados con AMLO: el del Trabajo y el ahora denominado Movimiento Ciudadano, antes Convergencia) que acepten un cuarto integrante, el Movimiento de Regeneración Nacional, mejor conocido como Morena; que cedan la designación de funcionarios de casilla en la mayoría de los distritos y de representantes ante consejos estatales electorales, y que los candidatos provengan de encuestas en las que los partidos y Morena presenten aspirantes que serán valorados.
Obviamente, el grupo que controla la estructura del PRD, los Chuchos, de inmediato presentó objeciones, argumentando que no hay debilidad en el sol azteca como para aceptar la propuesta del tabasqueño y que las decisiones deben ser tomadas por los órganos estatutarios (que ellos manejan). Es explicable la reacción de Nueva Izquierda, pues las pretensiones de AMLO disminuirían el poder decisorio en materia de candidaturas que hoy concentran los dirigentes formales del PRD, y establecerían controles, con gente afín a López Obrador (fuera o no el candidato, ha de entenderse), en las plazas de alto interés mercantil que constituyen los diversos niveles de representación y vigilancia electoral. Es sabido que una de las formas de prostitución política que suele darse en la desvencijada izquierda de partidos es la venta de esos representantes electorales, de tal manera que por inasistencia, descuido o abierta complicidad, permiten que los números oficiales sean adulterados a conveniencia del cliente en turno y que la ruta procesal de posteriores impugnaciones sea boicoteada de antemano por los errores, imprecisiones o abandonos en que incurren esos traidores internos.
Y, mientras la secretaria de Turismo tiene que salir a negar que en México haya narcoturismo, y el vocero federal para asuntos de narcotráfico explica que hay más consumo de drogas en el país porque hay más dinero disponible entre la gente, ¡hasta mañana!

Quinto Informe - Rapé


Quinto informe


Mes patrio


Próxima vacante-Hernández


Viaje diezmo pagado-Rocha


Reformas a la ley de seguridad-Fisgón


El último informe del mequetrefe de Fox...

El casino. Luis Javier Garrido

En el caso del casino Royale de Monterrey se ha buscado distorsionarlo por una fallida campaña de desinformación del gobierno panista en los medios, que ha terminado por poner aún más de relieve la responsabilidad de Los Pinos, no sólo en el funcionamiento ilícito de estos negocios turbios y en la tragedia, sino la corrupción desaforada de miembros del PAN que han hecho de los casinos un enorme negocio.

1. El incendio del casino Royale de la capital regiomontana el 25 de agosto por un grupo criminal que causó 52 muertes fue manejado desde un primer momento con dolo y torpeza por Felipe Calderón, que lanzó –ese mismo día– a radio y televisión a repetir un sinnúmero de barbaridades, porque entendió que constituía la lápida de su sexenio de corrupción y violencia. Buscó sin razón culpar al PRI de los permisos a los casinos, acusó al gobernador priísta de Nuevo León de responsabilidad en los hechos y terminó pidiendo apoyo a Washington, haciéndole una vez más el juego. La tesis que ordenó repetir, haciéndose el agraviado, es que el atentado constituía un acto “de terrorismo”, a sabiendas de que la administración Obama le ha exigido que caracterice de esa manera las acciones criminales ya que, según ellos, eso le permite al Pentágono, conforme a la “doctrina Bush”, intervenir militarmente en esos sitios.

2. La rectificación de algunos locutores de Televisa el miércoles 31 señalando en su emisión de Tercer Grado que tal caracterización fue un desbarre más de Calderón, que no quiso decir lo que dijo, olvida que, como lo hemos señalado en este espacio, el Presidente panista de facto no desaprovecha ocasión para calificar a todo grupo criminal de “terrorista”, a sabiendas de que así crea las condiciones para la intervención de Washington en México, y que no hubo en su aseveración torpeza sino maldad.

3. La acusación que le hizo Calderón a los priístas de ser responsables de la proliferación de los centros de juego la echó abajo la prensa con múltiples notas que dan cuenta cómo a partir de 2004 los gobiernos de Fox y de Calderón multiplicaron las concesiones para estos negocios, que entregaron precisamente a miembros del PAN y a sus amigos; y ante la acusación que se le formulara, Rodrigo Medina, el gobernador priísta de Nuevo León, le recordó a Calderón que los permisos a los casinos los concede la Secretaría de Gobernación, y la operatividad de los mismos está bajo la supervisión del gobierno municipal, en manos del PAN, que en este caso autorizó que el casino funcionara sin puertas de seguridad.

4. El asunto se ha terminado por complicar para el gobierno del PAN, ya que el miércoles 31 y el jueves 1º el diario Reforma publicó múltiples fotos –acompañadas de videos en la red– que muestran cómo Jonás Larrazábal, hermano del presidente municipal panista de Monterrey, Fernando Larrazábal, estuvo recibiendo dinero en los casinos de la capital neoleonesa, que muchos interpretaron como el pago por el “derecho de piso”, todo lo cual hace evidente la connivencia del PAN con el crimen organizado, sobre todo cuando el señalado pretendió que no era un moche y que ese dinero provenía de sus ganancias en los casinos, lo que corrigió poco después diciendo que eran pagos por la venta de quesos que hace a los casinos.

5. Los primeros casinos “de estilo francés” se establecieron en México durante el porfiriato, pero fueron cerrados por la Revolución Mexicana, lo que no obstó para que en los años 30 el presidente Abelardo L. Rodríguez abriese en Tijuana hipódromo, galgódromo y centros de juego. El 1º de enero de 1935, sin embargo, el presidente Lázaro Cárdenas mediante decreto declaró prohibidas las casas de juego y ordenó clausurar los casinos, entre ellos el Agua Caliente de Tijuana, El Tecolote de la capital, el famoso Foreign Club de Naucalpan y el Casino de la Selva de Cuernavaca. Las “casas de salto” y otros negocios reaparecieron a pesar de todo en el sexenio avilacamachista y el país vivió en una ambigüedad legal.
6. Lejos de esclarecerse este panorama se hizo más turbio en los años siguientes. La mañosa Ley Federal de Juegos y Sorteos de Miguel Alemán del 31 de diciembre de 1947, redactada según se dice para favorecer a su amigo Jorge Pasquel, prohibió en su artículo primero los juegos de azar y con apuestas (lo que suscitó el cierre de los centros existentes), y exceptuó expresamente en su artículo 2 los bolos, las damas chinas, el ajedrez y el conquián, pero en su artículo 4 (destinado a legalizar la lotería, los hipódromos y los casinos de los amigos) se estableció que la Secretaría de Gobernación fijaría las condiciones y requisitos que deberían cumplir los centros de juego (que se suponía prohibidos) y así se aceptó discrecionalmente que reabrieran algunos pequeños casinos, como el del salón de baile del Hotel Rosarito en Tijuana y los de algunos yates anclados en la bahía de Acapulco.

7. La discrecionalidad del poder para otorgar licencias se volvió la regla a finales del siglo XX y así pudo abrir en 1989 Jorge Hank su cadena de Caliente, que se ha señalado que controla, además del galgódromo y el hipódromo tijuanense, más de 50 casinos, aunque nada se compara a lo acontecido en los años de los panistas que se fueron de bruces sobre el negocio. Manuel Espino, ex presidente del PAN, declaró el miércoles 31 a Carmen Aristegui, que Calderón personalmente le exigió que lograra que los diputados de Acción Nacional votaran la legalización de los casinos. Y ese mismo año Santiago Creel fue acusado de que, como titular de Bucareli, otorgó en un mes más licencias para casinos que las que se habían dado entre 1917 y 2004, generándose entonces un escándalo más porque decenas de esos permisos eran para la cadena Apuestas Internacionales, de Televisa, cuyo apoyo reclamaba Creel en su afán fallido de ser candidato presidencial en 2006.

8. El ejemplo del casino Viva Las Vegas de Matamoros fue mostrado entonces en el mundo en la campaña foxista destinada a impulsar los casinos, y en ese escenario de indignidad muchos tropezaron. El entonces rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, recibió desde 2004 la petición de empresarios del norte para que la máxima casa de estudios se pronunciara a favor de los casinos y envió al Congreso una petición de la UNAM en ese sentido, avalada por un estudio de investigadores que hablaban de los beneficios que traerían al país los casinos (confundiendo al parecer a un grupo de mafiosos con el país).

9. La experiencia del gobierno espurio de Calderón, que desde 2006 ha resultado el más entreguista de nuestra historia, es también la de uno de los más corruptos, y los cientos de permisos para centros de juego a empresarios panistas y a sus amigos son la muestra que no han podido desmentir las gentes de Bucareli.

10. El “Ya basta” es un grito surgido desde abajo con el que los mexicanos exigen a la oligarquía panista que detenga sus políticas de saqueo y violencia, y aunque los panistas han tratado de robárselo, como todo, al pueblo, y desviar su sentido, hay que repetírselos y decirles de nuevo que: “¡Ya basta!”

El asesinato de las periodistas de Contralínea

Víctor Hernández

@toliro
2011-09-02

1. La revista Contralínea se ha caracterizado por sus denuncias de actos de corrupción del gobierno federal, particularmente en Pemex. Fue contralínea, por ejemplo, la que reveló los contratos ilegales de Juan Camilo Mouriño.

2. También ha sido Contralínea la que ha denunciado otras ilegalidades de la administración de Felipe Calderón.

3. Contralínea tiene demandas y amenazas por empresas que reciben contratos de Pemex.

4. Contralínea no se caracterizaba por tocar temas de narcotráfico.

5. Dos reporteras de Contralínea, Rocío González Trápaga y Marcela Yarce Viveros, desaparecieron antier y ayer aparecieron asesinadas en Iztapalapa. Sus cuerpos estaban desnudos y maniatados, muestra de la saña con la que se les mató.

6. El gobierno federal falló una vez más en su responsabilidad de proteger a la prensa para garantizar la verdadera libertad de expresión en el país.

7. El asesinato de las reporteras de Contralínea regresa a México a una de las peores eras del terror para el ejercicio del periodismo después del porfiriato.

8. Suman ya tres muertes de periodistas sin aparente relación con el narco en tan sólo unos días.

9. Mexicanos: ¿Eso es lo que quieren de verdad, para el país? ¿Vivir en la incertidumbre de perder la vida por atreverse a ejercer el derecho constitucional a expresarse libremente?

10. El país se perdió. Regresó México a una de las eras más negras de su historia moderna. Me solidarizo con Contralínea. No podemos vivir en el terror.

Simpatía. Naranjo.



Telenovela educativa. Helioflores.



Narcolavado.



Dos Crímenes de Periodistas, Mensajes Múltiples

Jenaro Villamil

Las hipótesis, las lamentaciones, la condena y la zozobra han aparecido tras el hallazgo del asesinato de las periodistas Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga.

El procurador capitalino Miguel Angel Mancera adelanta la hipótesis de que se pudo tratar de un crimen feminicida. Preocupante si no se indaga que Marcela Yarce ya había recibido en septiembre de 2009 un amparo de de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Tampoco se puede obviar que varios reporteros de Contralínea, empezando por su director Miguel Badillo Cruz, han sido víctimas de acoso judicial por el director general de Petróleos Mexicanos, Juan José Suárez Coppel, debido a las revelacione de corruptelas y contratos fuera de la legalidad. Justo como el que divulgó este día La Jornada.

La otra víctima, Rocío González Trápaga, realizaba labores de free lancer. Fue reportera de Televia.

Miguel Badillo, en entrevsita con José Cárdenas, recordó que el último contacto que tuvo con ambas reporteras fue el 31 de agosto, a las 10 de la noche. “Por la mañana nos llamaron a sus casas, pues no habían llegado. Empezó la búsqueda y nos encontramos con esta terrible noticia”.

“Sabemos que fueron asesinadas brutalmente y que los cuerpos fueron identificados por sus familiares esta mañana en las inmediaciones del Panteón San Nicolás Tolentino”, abundó Badillo.

El procurador capitalino Miguel Angel Mancera destacó que ninguno de los dos cuerpos tiene lesión por arma de fuego o punzocortante y que aparentemente murieron asfixiadas. Los cadáveres, al parecer, no tenían mensaje alguno. Su muerte, en sí misma, se vuelve otro mensaje ominoso para el gremio que lleva más de 70 periodistas asesinados ene ste sexenio, para las mujeres de la Ciudad de México, para la revista Contralínea.