lunes, 7 de noviembre de 2011

El país de las mentiras. Álvaro Cueva


Loaeza presenta a Acapulco con categoría

México es un país lleno de mentiras, de verdades oficiales, de misterios, de enigmas, de intereses, de traiciones. Por eso me encanta lo que está pasando en la televisión.

¿Qué? Que mientras unas instancias se están peleando por un lado para que nadie diga nada de determinados temas, por el otro están apareciendo cada vez más personas, más conceptos y más canales interesadísimos en todo lo contrario.

Como “La historia no contada de México”. Sí, yo sé que el nombre es horrible, como de programa de la televisión pública de 1974, ¿pero lo ha visto? Es increíble.

Es mucho más que un espectáculo histórico, es un “show” de denuncia, un acto de valor, un ejercicio de irreverencia, es ir más allá de lo que todos dicen, pero con pelos y señales, con producción y persecución.

Se lo voy a explicar en mis términos: Paco Ignacio Taibo II es un personajazo de nuestra intelectualidad.

Es un hombre culto, pero al mismo tiempo, un tipo divertido, sin poses, sin miedo a ensuciarse las manos, una criatura que va más allá de la tele, como de las redes sociales.

No tengo el gusto de conocerlo en persona pero me encanta. Ojalá hubiera más personas como él en los medios.

Ojalá hubiera más personas como Paco Ignacio.

Bueno, pues, a ojo de buen cubero, me da la impresión de que un buen día, Paco Ignacio se hartó de los programitas históricos de la tele y le dijo a History: déjenme ser. ¡Y pues que lo dejan!

¿Resultado? El señor ha ido y ha venido por diferentes puntos de nuestro país diciendo lo que nadie más ha dicho de temas fuertísimos en una serie documental como para comprarla y atesorarla.

Adoro “La historia no contada de México” porque es como tienen que ser las cosas hoy: ¡libre!

Y Paco Ignacio camina, y la cámara lo sigue, y se topa con la gente del Sindicato Mexicano de Electricistas, y luego viaja a Acapulco, y entonces se mete con los muralistas, y se trepa a un edificio, y sale por otro.

Juan Manuel conduce “Arte shock”.

Es como una “road movie” pero en serie histórica documental, pero con tintes de televisión real, pero como videoblogg, pero con todo esto más un profundo trabajo de investigación.

Y a nadie le importa si Paco Ignacio está guapo o feo, gordo o delgado. Él es, la historia es y la serie, más.

Otro programa, en este mismo sentido, que usted no se puede perder es “Acuérdate de Acapulco”. ¡No sabe usted qué cosa tan más hermosa!

¿Qué es? La primera gran serie periodística de televisión dedicada al puerto de Acapulco.

¿Y esto qué significa? Que a través de sus emisiones usted y yo vamos conociendo y reconociendo la bahía más bonita del mundo, a sus personajes y todo lo que esto significa.

Porque Acapulco es turismo pero también es cine, pero también es literatura, pero también es política, pero también es economía, pero también es gastronomía, pero también es romance, pero también es deporte.

No sé usted pero yo amo Acapulco, amo a su gente, siempre que voy me va muy bien y me emociona que alguien haya tenido esta idea y que la esté poniendo en pantalla con tanta calidez, con tanta sensibilidad.

¿Sabe quién lo conduce? Guadalupe Loaeza y lo hace con un entusiasmo y con una categoría como ya casi no se ve en nuestra industria.

Luche por verlo por Efekto TV porque, además, “Acuérdate de Acapulco” tiene valores agregados. Es una nueva manera de hacer negocios, es una nueva manera de mirar lo que nadie quiere mirar.

A propósito de lo que nadie quiere mirar, dígame, por favor, que usted también está viendo “La encerrona”. ¿No se le hace la propuesta más creativa de la temporada?

Es un programa de política pero no la típica mesa de análisis con los mismos cuatro opinólogos que le dan la vuelta a todos los canales, pero tampoco la otra típica mesa, la de los expertos que se hacen los chistosos.

¿Entonces cómo es? Es una alucinación juvenil como derivada de YouTube, las redes sociales y la televisión japonesa en donde varios políticos se encierran en un cubo de cristal a darse con todo bajo la conducción del enorme Manuel López San Martín.

Está padrísimo porque hay un representante de muy buen nivel por cada partido político, porque se tocan temas gruesos y porque se crea una atmósfera donde no me extrañaría que al rato hubiera hasta golpes y encuerados. ¡Y sólo dura 15 minutos!

Búsquelo y busque la segunda temporada de “Arte shock” por TV UNAM porque, lo nunca visto, hasta han tenido situaciones de alta polémica.

“Arte shock” es uno de mis programas favoritos, un “reality show” al mismo tiempo que nos explica qué es y cómo se trabaja en diferentes manifestaciones artísticas, promueve a los nuevos talentos de disciplinas como la gráfica, el arte-acción y la multimedia.

Lo dirige Laura Barrera, lo conduce Juan Manuel Bernal y ya lo quisieran en otros canales porque, aunque México sea un país lleno de mentiras, en muchas partes, como ahí, se lucha por la verdad y se lucha bien. ¿A poco no?

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