lunes, 12 de septiembre de 2011

Calderón y sus urgencias

México SA
Cordero, más de lo mismo
Prueba Enlace: una vez más
Carlos Fernández-Vega
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Aplicación de la prueba Enlace en una escuela de PueblaFoto Notimex
Más rápido que una saeta Ernesto Cordero entregó al Congreso el llamado paquete económico para el próximo año. A su titiritero le urgía oficializar el numerito, porque es más que obvio que la vendedora de pinturas Comex come terreno blanquiazul a paso veloz. Y el títere siguió la instrucción: en unos cuantos minutos el plan 2012 quedó en manos de los diputados, y la máscara del inquilino de Los Pinos tiró la toalla de responsable funcionario en tiempos de oleaje cada vez más alto para, ya sin tapujo alguno, fungir como candidato oficial. Pero, ¿qué tipo de propuesta fue la que depositó en el Legislativo? ¿Cuál es la oferta calderonista en año de elecciones federales?
Simple: más de lo mismo, aderezado con crecientes recursos públicos para el cada día más oneroso juguete del inquilino de Los Pinos y el manejo electorero. Como bien apunta el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN), el paquete entregado por Cordero deja en claro que en lo que resta del sexenio no se tiene contemplada una estrategia de política económica para enfrentar la desaceleración. Es evidente que las autoridades minimizan los efectos que la reducción de la dinámica económica puede tener sobre México, y definitivamente descartan la posibilidad de que exista un escenario de crisis. La evidencia de ello se tiene en la prospectiva de crecimiento que han planteado: 4 por ciento para 2011 y 3.5 por ciento para 2012. En ambos casos existe el riesgo de que dicho pronóstico no se cumpla, como sucedió en los cuatro años previos.
El presupuesto de gasto no propicia el crecimiento económico. En realidad se observa un aumento en el gasto corriente (10 por ciento), particularmente en la parte de servicios personales (9.8 por ciento); (¿alguien recuerda el decreto de austeridad que Calderón firmó nomás instalarse en Los Pinos?) y una reducción en el gasto de capital (la inversión cae 3.2 por ciento, en el sexenio de la infraestructura). De nueva cuenta se privilegian las erogaciones poco productivas sobre aquellas que en realidad constituyen el mecanismo de desarrollo y crecimiento para cualquier país.
La reducción del gasto en capital (inversión) destinado a comunicaciones y transportes, salud, educación y la Comisión Federal de Electricidad constituye una evidencia clara de que algunos motores del crecimiento no van a tener los recursos suficientes para enfrentar la desaceleración económica, pero, además, no estarán en posibilidad de ayudar a que México cuente con mayor competitividad en el futuro. Relevante es citar el caso de la CFE, organismo encargado de generar la electricidad que consumen los hogares y las empresas. Su operación es fundamental para reducir los costos de vida y producción de los mismos, pero se ha propuesto una baja en su inversión, lo que se traduce en mayores tarifas para los usuarios y el fortalecimiento de las trasnacionales que operan en el sector.
En salud y educación, dos elementos fundamentales para elevar la calidad de vida de las personas, la disminución planteada por Calderón pospone aún más la solución a los problemas de incremento de pobreza que se han registrado en los últimos años. Derivado de lo anterior es claro el contenido inercial de la propuesta: no afectar la estructura burocrática, no presionar para alcanzar mayor eficacia y eficiencia en el gasto público, y dejar que sea la Cámara de Diputados la que acabe por elevar el gasto en infraestructura, particularmente en aspectos vinculados con los recursos encaminados a las entidades federativas. Sin lugar a dudas se va a repetir lo observado en los años previos, cuando fue el Poder Legislativo el que elevó los recursos canalizados a la construcción de carreteras rurales y alimentadoras.
El presupuesto de egresos 2012 plantea claramente las prioridades y tendencias del calderonato: más gasto corriente, menos inversión. A pesar de que ese proyecto muestra un incremento de 6.8 por ciento en el gasto total, el contenido relevante se asocia al gasto corriente, mientras la inversión –generadora de crecimiento, empleo y bienestar social– se reduce de forma importante. En energía desaparece la inversión (¿y la refinería Bicentenario?). Entonces, plantea una política restrictiva, pero sólo en la generación de valor agregado; en cambio, alienta las erogaciones totalmente improductivas. Por ejemplo, el Instituto Federal Electoral y la Secretaría de Gobernación son los ramos que presentan el mayor incremento. Comunicaciones y Transportes, Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Medio Ambiente y Recursos Naturales, junto con Previsiones y Aportaciones para los Sistemas de Educación Básica, Normal, Tecnológica y de Adultos tienen una asignación inferior con respecto al año anterior, y en la mayoría de los casos el descenso es de hasta dos puntos porcentuales.
La tan cacareada austeridad del régimen calderonista se constata con el creciente costo de la nómina burocrática: en 2011, por el eficiente, atento y educado ejército federal de servidores públicos los mexicanos pagarán más de un billón 100 mil millones de pesos, una tercera parte del presupuesto total. Y en 2012 costará aún más caro: la erogación por servicios personales crecerá 9.8 por ciento, que se traduce en incrementos en todos los niveles, aunque los más significativos son los del IFE y Seguridad Pública.
En el gobierno de la infraestructura (Calderón dixit), los resultados y previsiones plantean una situación opuesta. En este renglón, el gasto ejercido hasta julio de 2011 muestra un avance de únicamente 36.8 por ciento, al mismo tiempo que se proyecta una reducción de 3.2 por ciento para 2012. Sobre este punto, el CIEN documenta que el caso de Comunicaciones y Transporte es ilustrativo, por significar un motor de crecimiento en términos de inversión. Su avance en infraestructura ha sido solamente de 37.8 por ciento y de manera simultánea el presupuesto asignado se ha reducido 24 por ciento. Similar en Educación Pública: un avance de apenas 11.6 por ciento, y una reducción del gasto asignado de 37 por ciento. Salud muestra un avance importante en gasto de infraestructura de 92.3 por ciento, pero resulta adverso un escenario de menor presupuesto en este rubro, con una caída de 40 por ciento.
Las rebanadas del pastel
Por quinto año consecutivo México reprobó en calidad educativa, otra vez. De nueva cuenta no pasó la prueba Enlace (escuelas públicas y privadas). Ése es el dato brutal, mientras Calderón, Lujambio y Elba Esther ríen y se mantienen en el autoelogio.

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